DE CAMINO...
el dispensador dice: de camino a Lhasa te vas encontrando con los sentidos de la vida, no los propios, sí de los otros que pasaron por allí antes que tú lo hicieras, buscando esos mismos sentidos, o quizás otros ni siquiera pensados... caes en la cuenta que cada ser humano va tras la idea de "sí mismo"... algunos se buscan... otros se pierden... pocos se encuentran... ya que nada de lo que vives tiene su sentido por fuera del propio espíritu, pero claro, no eres educado para ello, porque los ancestros tampoco lo entendieron, y si lo hicieron se fueron de "sí mismos" llevándose a la tumba su descubrimiento, porque el que le sigue no escucha porque no comparte el presente, porque el que le sigue no entiende lo que pasa antes de él... porque el que le sigue busca un futuro manifiesto en la idea que aún no se plasma, entonces los tiempos no coinciden, tampoco las enseñanzas, tampoco los aprendizajes, mucho menos los mensajes... porque los contextos kármicos difieren en sus momentos cósmicos, y aquello que guarda valor para tu persona, no lo hará para el que te sigue...
la idea del "sí mismo" no siempre, casi nunca, conduce a descubrirse... en general el ser humano erra el camino y se sumerge en un laberinto de explicaciones inexplicables que le nublan el entendimiento, confundiéndolo lo suficiente como para hacerle perder horizonte, y al hacerlo, pierde la capacidad para discernir el alma... pero, nadie nace con prospecto ni tampoco con manual de uso, por consiguiente aprende a vivir a los golpes de sus propias realidades que no se corresponden con los cuentos de la abuela ni con las revelaciones de la madre... mucho menos si del padre se trata... porque las realidades son divergentes y casi nunca enseñan sus convergencias, de modo de asegurarse que el pasado de los otros no coincidirá con el futuro de los siguientes, creando paradojas de presentes alterados donde las perspectiva varía aún estando parados en lugares semejantes...
el nodo matemático consiste en intentar descifrar para qué es que uno está allí... cómo fue que llegó... cuál fue el motivo que lo condujo a presenciar algo inesperado... o bien, para qué otros (terceros, prójimos) necesitaban de la tu presencia en sus circunstancias... cada presencia guarda un número y una fórmula, así como cada ausencia lo hace... en general, nadie llega al número, porque tampoco encuentra la fórmula, y lo que se vive queda pendiente de alguna respuesta, alguna vez o nunca... tal vez, la respuesta no encuentre sentido... dando lugar a peores preguntas fundadas en las dudas que desvirtuaron el camino del medio...
no hay camino del medio si no hay paz en el alma que lo transita...
las personas "existen" (son) sólo en los intervalos... cuando los sueños se expresan en sus paréntesis, dejando entrever que la persona está viviendo una vida en vigilia y otra distinta pero válida en los sueños... cuando los extremos convergen, allí se expresa el sentido que habitualmente se calla, porque no tiene traducción en palabras, quedando como un reservorio íntimo que supone algo intransmisible... en realidad, los intervalos son momentos de impermanencia... se está, pero no se permanece... alguien te ve, pero en realidad se está ausente... una dualidad que demanda transitar muchos karmas para transformarse en valor agregado...
no puedes alcanzar la idea del "sí mismo" si hablas o permaneces hablando...
no puedes alcanzar la idea del "uno mismo" si insistes en ubicar las culpas por fuera de tu espalda...
no puedes alcanzar la idea del "ser" prescindiendo de la coincidencia con el "estar"...
no puedes alcanzar la idea del "estar" si antes no has descubierto el para qué y el por qué estás allí...
una vez más, muchos pasan por determinado lugar... casi ninguno descubre por qué pasa por determinado lugar, siendo que allí reside la llave de lo que uno mismo "es" ante cada circunstancia...
de camino a Lhasa descubrí que no iba hacia allí, sino a Shambala... un portal que se abrió luego de mi paso por el Stupa del Itey... debo confesarte que nunca más pude regresar... ya que allí descubrí que siempre había estado ausente de mi realidad, no así de mis circunstancias... una paradoja que me impulso a huir del "yo" (ego) de los otros, al descubrir que sólo pretendían que fuese esclavo de sus designios... cuando en verdad estaban sometidos por su lado denso de incomprensiones y mezquindades...
al tomar distancia, los vi atrapados en ellos mismos... encadenados a sus miserias... revolcándose en sus lodos...
allí comprendí que cada ser humano tiene su propio santuario, y que dicho lugar no se comparte con nadie, ya que el santuario sólo está en el alma de quien lo contiene...
nunca más volví a escalar... otra cosa que no fuese mi alma. SEPTIEMBRE 16, 2017.-
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
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