miércoles, 6 de septiembre de 2017

NADA Y TODO SON VACÍOS SIMULTÁNEOS || Thuk Je Che Tibet - Publicaciones

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DESILUSIÓN Y VACÍO : Realidades en el camino espiritual

Reflexiones de la Ven. Tenzin Chongyi (Dra. Diana Taylor)

... He trabajado muy duro, .. y para qué ?.

Esta es una frase con la que yo he estado relacionada. Estas palabras simplemente describen aquello que ya estaba presente en mi mente antes de haber descubierto el Budismo. Desde el momento en el que tomé refugio con Lama Zopa Rimpoché y posteriormente la ordenación con Su Santidad el Dalai Lama, creí que esta frase comenzaba a desvanecerse en mi mente.

Para muchos de nosotros, la emoción con la que en un principio tomamos la ordenación se ve perdida en la realidad de vida como monje o monja. “Has trabajado muy duro, ¿ y todo esto para qué ?. Ahora, esta frase me invita a observar de cerca al Budismo, la ordenación y mi propio camino espiritual. ¿ Por qué ha regresado este pensamiento a mi mente ?.

Desde luego conozco las respuestas: aferramiento al yo, vacuidad, surgimiento dependiente. Pero debido a que las palabras son solamente teorías, tengo que intentar traer esto a mi realidad. Soy occidental y mi cultura es occidental. Por lo tanto, como parte de mi investigación interior y de mi sentimiento de vacío espiritual, tal vez mis antecedentes en la psicología occidental pueden ayudarme a comprender mis experiencias.

Cuando vivía en la comunidad de monjas llamada Chenrezig, con frecuencia las monjas terminaban fatigadas después de largos días de prácticas, estudio y servicio a la comunidad. Si a esta fatiga se de denominaba “Lung”, entonces no había ningún problema. Pero si yo me atrevía a llamarla “depresión”, era como si hiciera un comentario degradante. Mi intención no era querer degradar, sino intentar entender dicho proceso en términos occidentales. Por lo general, el “Lung” y la “depresión” tienen los mismos síntomas.

Al principio se puede aliviar saliendo o descansando. Pero en ocasiones esto no es suficiente y la depresión se convierte en un vacío espiritual.

El vacío espiritual no es un tema fácil a tratar entre la Sangha, ya que puede verse como un fallo en nuestros votos, en nuestros compromisos, hacia nuestros maestros y hacia el Dharma.

Si fuéramos monjes y monjas perfectos, entonces el vacío espiritual no existiría. Sin embargo existe, es parte de mi propia experiencia como monja y creo que es parte de la experiencia de toda la Sangha en cierto punto de viaje espiritual.

Recientemente Kyabye Zopa Rimpoché mencionó este tema cuando hablaba de la devoción al guru: “Se dice que aunque una persona haya alcanzado el logro de la bodichita, existe la posibilidad de perderlo, así que puede ocurrir lo mismo con el logro de la vacuidad. Cualquier experiencia que se tenga se pierde y no surge otra nueva.

Es una situación muy difícil, ya que la mente se atasca, se queda enterrada, como una piedra que ha permanecido en el fondo del océano miles y miles de años, sin que el agua llegue a ella. O como un ardiente desierto, en el que no cae una sola gota de agua, en el que no hay humedad.

La mente se vuelve así, nada crece, cualquier pensamiento que surge es negativo y siguen surgiendo ideas negativas con una gran facilidad, abrumando a la mente. Como si la cubrieran con suciedad y excremento, resecándola.

Se vuelve muy difícil tener pensamientos positivos, tales como reflexionar en las cualidades del guru. Aunque el guru sea un ser iluminado, uno no puede verlo ni como un bodisatva. Sólo se percibe como alguien egoísta y se ven sus defectos. Viendo solamente acciones negativas o sufrimientos físicos y mentales”.

Entonces, ¿ por qué teniendo una gran confianza en el Dharma esto sigue pasando ?. Al leer esto, pensé de inmediato en lo mala persona que habría de ser para tener que experimentar este vacío. Pero luego comencé a pensar que tal vez hay algo más sutil que pudiera estar ocurriendo.

Todos, en alguna ocasión, no hemos seguido los consejos que nos dan y hemos dejado que surjan pensamientos negativos. Nuestros hábitos están tan profundamente arraigados, que incluso nos toma mucho tiempo poder poner en práctica logros sencillos. En occidente, fallar es una mala noticia. Con el fallo viene la culpa, y con la culpa la desesperación, las dudas y la baja autoestima, que son algo típico en la mente occidental.

Por lo tanto, resulta útil investigar como nuestra cultura occidental influencia nuestra vida como Sangha, y en particular como este vacío espiritual puede convertirse en algo muy doloroso y ser la causa de dejar la ordenación al caer en la desesperación. Cuando nos ordenamos, somos sinceros en nuestra renuncia, pero tal vez no entendemos realmente lo que esto significa.

A través de las ideas de Karen Horney2, podemos comenzar a explorar como nuestro desarrollo psicológico puede causar que perdamos ciertos aspectos importantes de la renuncia.

Nuestro primer brote de entusiasmo acerca del Budismo puede verse como un despertar que de forma natural nos conduce hacia la renuncia, la motivación clave para tomar la ordenación. A partir de ahí, nuestro camino de purificación se establece. Al principio la purificación no conduce a un vacío espiritual, sino todo lo contrario.

Aunque tres meses de retiro de Vajrasattva sean difíciles, somos alimentados por la idea de que poco a poco estamos purificando nuestra mente. Incluso, aunque el conocimiento del resultado final esté incompleto o diluido, aún así seguimos con ánimo y este ánimo nos lleva a las situaciones difíciles. ¿Por qué la desilusión y el vacío nos afectan? La respuesta es debido a que en este punto aún no hemos abandonado el aferramiento a un yo inherente.

Desde luego dejar ir este falso aferramiento al yo es algo central en la filosofía y práctica budista. Conocemos las palabras, pero en realidad no es algo que hayamos experimentado. La percepción yóguica directa es la que libera de la ignorancia innata que se aferra al yo. Es fácil hablar sobre un yo ilusorio que existe inherentemente, ya que podemos referirnos al aferramiento del yo imputado.

Podemos comprender los argumentos intelectuales, pero aplicar esto a nuestra psicología personal, es algo más difícil. En este punto, resulta útil recurrir a la psicología occidental. En particular, quiero introducir las ideas de “un yo ideal”, “un yo rechazado” y “un yo válido”.

Separando de esta forma nuestra noción del yo, podremos entender con una mayor facilidad algunos de los factores del vacío espiritual.

El yo ideal es esa persona que nos gustaría ser. Creamos una personalidad ideal debido a cosas que nos motivan y cosas que no nos motivan de personas que son significativas en nuestras vidas, y en la forma en la que sobrellevamos esta influencia. Karen Horney, resume las diversas estrategias que adoptamos bajo tres posibles respuestas: moverse hacia los demás, moverse en contra de los demás y apartarse de los demás.

Estos movimientos son los responsables de los diferentes tipos de “personalidad ideal”. Tendemos a tomar una de estas estrategias como nuestro principal aleado para sobrellevar la vida. Mientras más adoptemos una de ellas, mayor será nuestro rechazo hacia las otras dos.

Entonces, estas estrategias se convierten en las dinámicas de una personalidad rechazada. Esta personalidad despreciada es lo que Jung llamó la sobra. Cuando hay una división fuerte entre la personalidad ideal y la personalidad rechazada, la renuncia se puede mal entender creyendo que consiste en refinar la personalidad que se busca y en reprimir la personalidad que se rechaza.

Tomemos el ejemplo de una supuesta monja que ha optado por moverse hacia los demás como su estrategia principal o dominante. Esta monja, a la que llamaremos Venerable Linda, probablemente fue una niña pacífica que siempre intentaba satisfacer a sus maestros y a sus padres, una buena chica.

Al crecer fue atraída por profesiones de ayuda en las que su habilidad para identificar adecuadamente lo que otros desean le fue de utilidad. Como estudiante budista, las enseñanzas sobre compasión y bondad amorosa tienen más importancia que las enseñanzas sobre vacuidad.

La devoción al gurú es algo muy importante, ya que le permite moverse hacia la persona que enseñará en camino hacia la felicidad. Ven. Linda trabaja en la comunidad, tal vez visita hospitales o prisiones y es la persona que da la bienvenida al llegar a algún centro de Dharma. Es la monja con la que la gente disfruta hablar cuando tiene problemas.

Para ella, moverse en contra de los demás es visto como una agresión abierta, y apartarse de los demás es catalogado como una falta de compasión y bondad hacia otros. Piensa que las cualidades de moverse en contra o apartarse de los demás son degradantes, por lo tanto las relega a la personalidad rechazada. Ven. Linda se encuentra con el problema de que entre más se centra en desarrollar esa personalidad ideal y compasiva, genera a la vez más aversión la personalidad rechazada.

Esto quiere decir que no puede manejar un conflicto abierto o desnudo, ya que es considerado como una cualidad de moverse en contra. Tampoco puede permitirse entrar en retiro (ya que es considerada una cualidad de alguien que se aparta de los demás).

Se involucra cada vez más con otros hasta el punto de quedar exhausta. Y ese momento, se preguntará si acaso la ordenación realmente le está ayudando en su camino espiritual. Ya que pareciera que está haciendo lo contrario. Para Ven. Linda, la renuncia se ha significado renunciar a esa personalidad que rechaza. Esto es algo fácil de hacer, ya que de cualquier forma ella lo hacía.

En la primera fase de su purificación, intensifica erróneamente la barrera entre la personalidad ideal y la personalidad rechazada, ya que todas las cualidades negativas están en de un lado y las negativas de otro. Trabaja duro para eliminar el mínimo signo de enfado y cualquier necesidad de salir huyendo cuando alguien requiera su ayuda. Nosotros podemos ver esto, pero ella no puede.

Ella tiene que ir más allá y no sólo renunciar a esa personalidad que rechaza. Ven. Linda cae exhausta. Ha trabajado tanto, ¿y para qué? Lo que tiene que hacer es un auto análisis cuidadoso y honesto, para darse cuenta cómo se ha dividido a si misma. Debe de soltar la idea que tiene sobre lo que es la esencia del camino budista. Dejar ir esa idea de querer alcanzar la personalidad ideal.

En cuanto lo haga, los otros aspectos de su personalidad convencional surgirán. Integrará a ella la habilidad de decir que no, la cual ha sido vista como una agresión abierta así como la habilidad de sentarse a meditar enfocando su mente en un solo punto, la cual ha sido considerada como una forma de apartarse de los demás.

En palabras de Carl Jung: logrará individualizarse. Ven. Linda no podrá soltar el aferramiento al yo mientras su entendimiento de ella misma sea parcial. Eso significa su percepción directa de la vacuidad va más allá de un simple ejercicio intelectual. Requiere valor, honestidad y paciencia.

Podemos hacer un análisis parecido para aquellos miembros de la Sangha que optan por la estrategia de moverse en contra de los demás. Tomemos como ejemplo a un monje (para balancear esto), y llamémoslo Venerable Armando. Un hombre dinámico que le gusta estudiar y debatir.

Está listo para afrontar a las autoridades, puede regirse bajo un presupuesto y es un administrador excelente. A Ven. Armando no le importa lo que la gente piense de él, más bien le interesa que se hagan las cosas. Tiene la misión de establecer el Budismo en el occidente.

Lo que rechaza en él mismo es lo que él llama emocionalidad, mostrar un lado femenino o huir de los problemas. La personalidad que rechaza se compone de las cualidades de alguien que se mueve hacia los demás y de alguien que se aparta de los demás.

Para Ven. Armando, el vacío espiritual aparece cuando no tiene nada que hacer. Cree que soltar el aferramiento al yo es aferrarse a su energía y dinamismo. Al fin y al cabo, no está aferrando a las cualidades de alguien que se mueve hacia los demás ni de alguien que se aparta de los demás. En realidad no puede entender el aferramiento al yo, ya que su visión de si mismo es parcial y está dividida.

Y finalmente, tenemos alguien que sigue la estrategia de apartarse de los demás, llamémosle Venerable Soledad. Sintió atracción por el Budismo debido a que los budistas meditan. Al igual que Ven. Linda y Ven. Armando, Ven. Soledad puede utilizar el Budismo para acercarse más y más a la neurosis. Ven. Soledad está trabajando duro para poder hacer un retiro de 3 años.

Le es difícil entender la relevancia de los estudios y no tienen interés en trabajar en un centro de Dharma. Tal vez se involucre en este tipo de tareas si siente que le ayudarán a poder realizar un retiro, pero más bien siente que son interferencias.

Discretamente, desprecia a la Sangha que no práctica meditación, ¿qué no es necesario meditar para alcanzar la iluminación? No le agrada estar con gente ya que interfieren en su práctica meditativa y la personalidad que rechaza está compuesta por las características de moverse en contra de los demás y moverse hacia los demás.

Para Ven. Soledad, el vacío espiritual aparece cuando no se le permite meditar y está convencida de que su aferramiento al yo no está implicado con actividades relacionadas con moverse en contra de los demás y moverse hacia los demás. El vacío espiritual y la desilusión aparecen cuando vemos a nuestro camino espiritual como un sendero que nos permite alcanzar esa personalidad ideal que buscamos.

Esto es muy diferente a entender el Budismo como un camino para poder encontrar una personalidad válida en su estado totalmente purificado. La personalidad válida es simplemente la personalidad convencional que existe actualmente, cosas buenas y malas que tienen ese potencial de alcanzar la budeidad. En la práctica, esto es lo que quiere decir dejar la agenda secreta atrás de nuestra ordenación.

Y esto es distinto para cada individuo. Nuestra agenda secreta está relacionada con alguna de las estrategias que hemos adoptado. Y no es difícil ver como una de estas categorías tiende a dominar nuestra vida, otra de ellas puede ser aceptablemente razonable y la tercera sería algo bastante difícil de aceptar seguir.

Es cuando penetramos o confiamos en esa tercera cuando sentimos que hemos fallado, ya que estamos dentro de lo que consideramos una personalidad rechazada. De la misma forma, sino nos abrimos a esa personalidad rechazada, no podremos acceder a sus cualidades positivas.

Además, debido a que creemos que nuestro camino espiritual va a reforzar esa personalidad ideal, nos enfadamos o desesperamos cuando por las circunstancias o por el mismo gurú somos arrojados a esa personalidad que rechazamos.

Si seguimos los consejos del gurú, necesariamente tendremos que confrontar a esa personalidad que rechazamos. Y esto puede verse como si nos estuvieran echando fuera de nuestro camino espiritual, ya que éste se ha adoptado para lograr esa personalidad ideal. En este punto el gran peligro es culpar a nuestro maestro por lo mal que nos sentimos, o culpar a nuestro centro de Dharma por exigirnos demasiado o al Budismo mismo, o a la incompetencia de otros o a nuestra ordenación.

Toda la Sangha somos diferentes y todos tenemos distintas habilidades. Y cada una de estas habilidades tiene su valor. Saber esto puede ser una poderosa herramienta para nuestro camino personal así como para desarrollar una comunidad monástica compasiva. Por lo tanto se valiente.

El vacío espiritual es parte de nuestro camino y no una distracción del mismo, aunque éste haga que dudemos y que incluso sea la razón por la que algunos miembros de la Sangha dejen sus votos. En lugar de tener miedo y desilusionarnos, tenemos que comprender más a fondo este camino y entendernos a nosotros mismos, siendo muy honestos y teniendo el valor para hacerlo. Nuestro apoyo en esta gran tarea es nuestro refugio y nuestra devoción al guru.

Venerable Tenzin Chongyi (Dra. Diana Taylor), es maestra occidental y residente del Instituto Vajrayana de la FPMT, en Australia. Discípula de SS. el Dalai Lama y Lama Zopa Rimpoché, ha sido monja por más de 10 años y es conocida por su facilidad en presentar las enseñanzas budistas de manera práctica y adaptadas a un contexto occidental.

Thuk Je Che Tibet


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