miércoles, 23 de mayo de 2018

REGRESO A REIMS :: Didier Eribon: “Milagros sociológicos como yo existen pocos” | Babelia | EL PAÍS

Didier Eribon: “Milagros sociológicos como yo existen pocos” | Babelia | EL PAÍS

LIBROS / ENTREVISTA

Didier Eribon: “Milagros sociológicos como yo existen pocos”

En ‘Regreso a Reims’, el filósofo y sociólogo se toma a sí mismo como objeto de estudio para entender por qué reprimió sus orígenes obreros para convertirse en un gran intelectual

El filósofo y sociólogo francés Didier Eribon.

El filósofo y sociólogo francés Didier Eribon. 







Al fallecer su padre, Didier Eribon (Reims, 1953) sintió un extraño malestar. No por haber perdido a su progenitor, por el que este reputado filósofo y sociólogo jura que nunca sintió ningún aprecio. Más bien porque su muerte le recordó de dónde venía: de una clase obrera y provinciana a la que dio la espalda cuando se marchó a París para estudiar en la universidad. “Era un espacio social del que me había distanciado, un espacio mental contra el cual me había construido”, escribe en Regreso a Reims (Libros del Zorzal). En este influyente ensayo, a medio camino entre la autobiografía y el ensayo sociológico, Eribon se toma a sí mismo como objeto de estudio para intentar comprender por qué reprimió esos orígenes humildes en el proceso que lo llevó a convertirse en uno de los grandes intelectuales franceses de la actualidad, teórico de la cuestión gay, autor de una biografía de referencia de Michel Foucault y tal vez el mejor discípulo de Pierre Bourdieu.
Eribon también es el mentor de Édouard Louis, último prodigio de la literatura francesa, quien le dedicó su debut literario, Para acabar con Eddy Bellegueule(Salamandra). El éxito internacional de este joven escritor ha arrojado luz sobre la obra de Eribon, lo que explica que Regreso a Reims sea editado ahora en todo el mundo, nueve años después de su publicación en Francia. “En países como Reino Unido e Italia, Édouard me citó en las entrevistas, lo que llamó la atención respecto a mi obra”, relata Eribon en un café de la rive gauche parisiense. “En Alemania, en cambio, diría que primó la lectura política. Es un libro que ahonda en muchos de los problemas sociales que hoy nos ocupan: un sistema escolar convertido en máquina de reproducción de las desigualdades, el auge de la extrema derecha, el transfuguismo de clase, la homosexualidad o el destino de las mujeres de clase obrera, como lo fueron mi madre y mi abuela”.


“El exilio social es muy distinto del político. Se vive con una relativa felicidad: te permite dejar atrás a una familia que no te entendía para poder reinventarte en otro lugar”


Regreso a Reims habla del precio que uno paga al someterse a un cambio de clase social. “El exilio social es muy distinto del político. No es como huir de la guerra, de la miseria o de un desastre medioambiental. Es un exilio deseado, que se vive con una relativa felicidad: te permite dejar atrás a una familia que no te entendía para poder reinventarte en otro lugar”, afirma Eribon. “Sin embargo, tras la muerte de mi padre, entendí que esa felicidad reprimía, en realidad, una profunda melancolía. La ruptura con mi entorno había dejado una huella, un malestar profundo”. Al autor le costó entender los motivos de ese desarraigo. “No comprendía cómo era posible que yo, militante de izquierdas y sociólogo especialista en la desigualdad social y los mecanismos de dominación, hubiera sido capaz de sentir vergüenza por mi familia e incluso mentir sobre mis orígenes”, expone Eribon. “Pero la violencia social es tan fuerte que siempre logra instaurar fronteras entre las distintas clases. Cuando cambias de clase, te resulta muy difícil mantenerte comunicado con la anterior…”.
Su libro persigue una reconciliación con ese entorno y también consigo mismo. “Tras el entierro de mi padre, empecé a ver más a mi madre. En ese sentido, sí hubo un apaciguamiento. Aunque, por otra parte, se abrieron nuevos puntos de fractura... Mi madre me confesó haber votado por el Frente Nacional, cosa que ya sospechaba, pero que nunca me había dicho abiertamente. Y mis hermanos, también. ¿Qué habrá sucedido en nuestra historia social y política para que una familia de tradición comunista acabe votando por la ultraderecha?”, se pregunta Eribon. Esa es otra de las claves de su libro: reflexionar, a partir de su caso familiar, sobre la trashumancia ideológica de los votantes del comunismo francés, que hoy apuestan por el partido encabezado por Marine Le Pen. “De entrada, mencionaría la traición de los ideales de la izquierda por parte de la socialdemocracia. Pienso en Blair, en Schroeder y los líderes del socialismo francés, cómplices todos ellos de una revolución conservadora. Hace 20 o 30 años que se nos dice que ya no existen las clases sociales, que todo depende de la responsabilidad individual. Un grupo social como la clase obrera, que tanto pesó en términos sociales y demográficos, ha dejado de tener sentido cuando se acepta que todo reposa sobre el individuo. Seguramente ya no se puede hablar de clases sociales como en los tiempos de Marx, pero está claro que siguen existiendo”.
En sus escritos sobre la homosexualidad, como Reflexiones sobre la cuestión gay(Anagrama), Eribon explica que uno toma conciencia de su homosexualidad a través del insulto. En el caso del obrero, el proceso de subjetivación es algo distinto. “No es un insulto tan explícito. Se trata, más bien, de un desprecio social generalizado. En realidad, uno nunca se da cuenta espontáneamente que está siendo víctima de la dominación. En realidad, las dominaciones más violentas nunca son percibidas como tales”, opina el autor. Si no le costó afirmar y escribir sobre su orientación sexual, ¿por qué fue tan difícil que lo hiciera respecto a sus orígenes sociales? “La homosexualidad también es motivo de vergüenza y estigmatización, que algunos gais logran superar pese a tener conciencia de ser individuos abyectos respecto al orden social. Yo superé esa vergüenza y, por eso, puede analizarla. En cambio, mi vergüenza social no desapareció hasta que volví a Reims y me di cuenta de que la seguía sintiendo. Qué violencia tan grande, la del mundo social, para que alguien como yo no la supere hasta pasados los 50 años…”, responde.


Su libro es un estudio sobre las férreas estructuras de reproducción del determinismo social. Aunque su propia trayectoria vital demuestre que, a veces, es posible esquivarlo


Su libro es un estudio sobre las férreas estructuras de reproducción del determinismo social. Aunque su propia trayectoria vital demuestre que, a veces, es posible esquivarlo. “Sí, pero que exista una excepción no significa que la regla no exista. Yo creo que habría que hacerse la pregunta al revés: ¿cómo es posible que alguien como yo, viniendo de donde vengo, haya terminado teniendo la vida que he tenido? Milagros sociológicos como yo existen pocos”, opina Eribon. “E, incluso en ese caso, nunca escapamos del todo al determinismo: yo fui a la universidad, pero no a un centro de élite. No pude terminar mi tesis porque no tenía dinero y debía trabajar. Cuando encontré trabajo fue en la Universidad de Amiens, por la que tengo gran respeto, pero que no deja de ser un centro universitario periférico. Se me describe como uno de los intelectuales más importantes de mi país, pero ninguna institución parisina ha querido contratarme por no tener el itinerario clásico. Dentro del rígido sistema francés, sigo siendo un hijo de obrero”.
Regreso a Reims. Didier Eribon. Traducción de Georgina Fraser. Libros del Zorzal. 256 páginas. 16,50 euros

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