domingo, 23 de junio de 2019

La educación de Berenice Abbott | Babelia | EL PAÍS

La educación de Berenice Abbott | Babelia | EL PAÍS

IDA Y VUELTA COLUMNA 

La educación de Berenice Abbott

Sus retratados miran a la cámara con la franqueza de una confesión o se quedan ensimismados delante de ella

James Joyce, retratado por Berenice Abbott en 1920.
James Joyce, retratado por Berenice Abbott en 1920.


Un artista joven es alguien que tiene mucha prisa. A Berenice Abbott le faltó tiempo para marcharse a Nueva York desde su pueblo en el Medio Oeste americano, y fue igual de rápida para darse cuenta de que el sitio donde tenía que estar en 1921 no era Nueva York, sino París, y para reunir el dinero que costaba un billete solo de ida en la tercera clase de un trans­atlántico. Berenice Abbott se cortó el pelo como un muchacho a los 20 años, y mantuvo ese corte invariable hasta que tuvo 90, 
Un artista joven es alguien que tiene mucha prisa. A Berenice Abbott le faltó tiempo para marcharse a Nueva York desde su pueblo en el Medio Oeste americano, y fue igual de rápida para darse cuenta de que el sitio donde tenía que estar en 1921 no era Nueva York, sino París, y para reunir el dinero que costaba un billete solo de ida en la tercera clase de un trans­atlántico. Berenice Abbott se cortó el pelo como un muchacho a los 20 años, y mantuvo ese corte invariable hasta que tuvo 90, el pelo ya muy blanco y la cara llena de arrugas, pero los ojos claros con el mismo brillo como de faros de automóvil que ya tenían en sus primeros autorretratos de los años veinte. En Nueva York Abbott había vivido en el gueto de bohemia romántica de Greenwich Village, poblado de artistas hambrientos y de mujeres audaces que publicaban revistas literarias de vanguardia, casi panfletos extremadamente bien editados y minoritarios en los que aparecieron los primeros poemas de e. e. cummings y de Marianne Moore, así como los primeros capítulos de una novela todavía inacabada de un extraño irlandés que vivía en París en una especie de digna indigencia, James Joyce.

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