lunes, 30 de diciembre de 2019

Descubren que hormigas en el Amazonas detectan el mal clima y además apuran el paso - INVDES

Descubren que hormigas en el Amazonas detectan el mal clima y además apuran el paso - INVDES

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Descubren que hormigas en el Amazonas detectan el mal clima y además apuran el paso


En Brasil demuestran que las hormigas cortadoras son capaces de prever las condiciones climáticas adversas cuando surgen alteraciones de la presión atmosférica.
Las hormigas atinas cortadoras del género Atta (de la especie Atta sexdens) afrontan dos grandes desafíos al dejar la seguridad de sus nidos para forrajear: la selección de las mejores plantas para recolectar sus hojas y el no ser sorprendidas por un vendaval o un temporal, lo que complicaría la conclusión de su tarea.
En el marco de un estudio a cargo de investigadores de la Escuela de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), se demostró que estas hormigas cortadoras son capaces de prever las condiciones climáticas adversas cuando surgen alteraciones de la presión atmosférica.
Al detectar una caída pronunciada de la presión atmosférica –lo que en la mayoría de los casos constituye una señal de lluvias y vientos fuertes inminentes–, las hormigas cortadoras pasan a ejecutar sus tareas de rutina de corte y transporte de hojas de manera mucho más rápida. De esta forma, logran recolectar y almacenar la mayor cantidad posible de alimentos en sus nidos, según observaron los investigadores.
Los resultados de este estudio, realizado en el ámbito del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Semioquímicos en Agricultura, salieron publicados en la revista Ethology.
“Observamos que la capacidad de las hormigas cortadoras para percatarse de las alteraciones en la presión atmosférica les permite prever las condiciones meteorológicas adversas y, de esta forma, alterar las estrategias de forrajeo”, declaró a Agencia FAPESP José Maurício Simões Bento, docente de la Esalq-USP y uno de los autores del estudio.
De acuerdo con Simões Bento, la búsqueda de alimentos es esencial en un nido de hormigas cortadoras, toda vez que solamente una pequeña parte de sus integrantes sale de la colonia.
“Muchas castas de estas hormigas cortadoras –conocidas con los nombres de curuhuinsi o siquisapa en la Amazonia−, tales como las reinas, las jardineras y sus fases inmaduras, permanecen en el interior de sus nidos. Solamente salen las forrajeras para cortar y transportar las hojas, y las hormigas soldados, para defender las entradas de las colonias”, explicó.
Las exploradoras (scouts), que son las primeras forrajeras en salir, cumplen la función de explorar los alrededores del nido y encontrar plantas adecuadas para cortar sus hojas. Al localizar alguna, regresan a la colonia marcando una senda con una feromona, de manera tal que las demás obreras puedan orientarse para llegar hasta la planta y efectuar el corte y el transporte de las hojas hasta el nido.
Estas hormigas utilizan la mayor parte de ese material vegetal para cultivar un hongo de la especie Leucoagaricus gongylophorus en el interior del hormiguero, con el cual mantienen una relación de mutualismo.
Mientras que a las hormigas les compete la función de salir y transportar hasta el hormiguero el material vegetal que servirá de sustrato para el crecimiento del hongo, este microorganismo dona una parte de sus hifas (los filamentos de sus células) para la alimentación de las hormigas.
“Estas hormigas cortadoras cultivan ese hongo para tener una gran disponibilidad de alimento, fundamentalmente como una reserva para los períodos de mayor escasez”, dijo Simões Bento.
Con una mayor rapidez
A los efectos de evaluar si las hormigas cortadoras son capaces de detectar variaciones de la presión atmosférica para alterar sus estrategias de forrajeo, los investigadores analizaron el reclutamiento de obreras y los patrones de corte y transporte de hojas de estos insectos en condiciones de presión atmosférica alta y baja en comparación con condiciones estables.
Para ello realizaron un experimento en el cual introdujeron nidos de cortadoras en una cámara barométrica y los sometieron a condiciones de presión atmosférica estables –a 950 milibares (mbar)–, altas (a 958 mbar), y bajas (a 942 mbar), durante tres horas en cada situación.
“Determinamos una variación de presión de 8 milibares entre la condición baja, la estable y la alta, pues ha sido el promedio registrado en las ciudades brasileñas que producen eucaliptos o rosas, donde las hormigas cortadoras existen naturalmente y constituyen una plaga de esos cultivos”, explicó Simões Bento.
Luego de que se alcanzaron esas distintas condiciones de presión atmosférica, se filmó el nido durante una hora, toda vez que la lluvia y el viento surgen horas después de la disminución de la presión.
En ese estadio, se abrió la entrada del nido, de manera tal de permitirles a las hormigas el acceso a un rosal a través de una plataforma montada delante de las colonias.
Se analizaron estadísticamente el tiempo que la primera hormiga exploradora estuvo fuera del nido, la cantidad de obreras forrajeras y la cantidad de hojas cortadas en la rosa y transportadas hasta la colonia.
Los análisis indicaron que las hormigas exploradoras dejaron el nido en busca de alimento mucho rápido con la variación de la presión atmosférica. Con baja presión, las scouts dejaron sus nidos 2,8 veces más rápido que con una presión constante y 3,7 veces más rápido que con alta presión.
“Esa mayor agilidad en la búsqueda de alimento también les permite a esas hormigas hallar una mayor cantidad de hojas, toda vez que, tras el temporal, las plantas normalmente pierden una parte de las hojas que cargan, lo cual resulta en una merma de la cantidad de material disponible para que las hormigas lo transporten hasta sus nidos”, afirmó Simões Bento.
Los investigadores no observaron una diferencia en la cantidad de obreras reclutadas para la recolección de las hojas. Sin embargo, constataron que cortaron y transportaron hasta el nido entre una vez y media y dos veces más hojas durante la caída de la presión atmosférica.
“Las hormigas detectan individualmente la baja de la presión atmosférica y, con base en ello, elevan la eficiencia del forrajeo”, dijo Simões Bento.
“Pasan a trabajar más individualmente, tanto en el corte como en el transporte de las hojas, y esto redunda en una recolección de alimentos más productiva para el nido”, añadió.
A juicio del investigador, el esfuerzo de todas las forrajeras para transportar y llevar una cantidad mayor de alimentos a la colonia en una situación adversa muestra la gran capacidad de toma de decisiones de estos insectos a favor del mantenimiento de grupo, sin un control central o unitario. “Es un indicio más de cuán evolucionados son”, afirmó.
Fuente: elespectador.com

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