Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
LOS ÁNGELES DE LA SALA
El océano me
eligió…
Moana (de Motu Nui)
En el karma la gente trae su esencia… de hecho, en el antiguo idioma
tibetano, karma no es otra cosa que esencia… eso que eres y no puedes dejar de
ser… eso que se identifica con el aura y que aquellos que la ven, descubren en
el silencio y aprecian o desprecian… es la entidad de la identidad genuina, no
la de la partida de nacimiento sino la que contiene tu verdadera historia, esa
que no es terrestre… esta humanidad densa y monetaria no tiene una cultura
humana de ver auras, por consiguiente los karmas pasan desapercibidos hasta para
quienes lo portan… es decir, karma no es lo que llevas en la piel… es eso que
atrae o que produce rechazo… ese singular magnetismo del que algunos hablan…
ese singular polo negativo que algunos captan y que los obliga a tomar
distancia… luego, el karma no es una cuestión tibetana… no pertenece a la
cultura tibetana… es el contenido universal que identifica a un espíritu,
poniendo en evidencia su trayectoria cósmica… un contenido que va mucho más
allá de un zodíaco… ya no sólo eres los astros de tu cielo de hoy, sino que
eres los astros de todos tus cielos pasados… esos astros son consigna del
destino que vienes a transitar… contienen el motivo y la idea de aquella
esencia que define al karma… más aún, el karma contiene el “origen” de cada
esencia, esto es su punto de inicio cuando amaneció en la eternidad, que
representa su verdadero nacimiento…
Por su parte, cada destino tiene sus vientos… por consiguiente, cada
destino tiene sus aires… entonces a cada destino sus vientos… lo cual implica
que no puedes transitar vientos ajenos… entonces a cada destino su aire… lo
cual implica que no puedes respirar el aire de los otros… y así como tus
vientos están escritos en tu libro de la vida… tu aire está impregnado en las
hojas de tu árbol de la vida… representando algo semejante a un sello en la
frente… un sello invisible para los prójimos en sus tiempos respirables, pero
visible a los ángeles y sobre todo, visible a la eternidad de la cual procedes…
a sabiendas que la eternidad de la cual procedes no es la misma eternidad de la
que proceden los otros, los prójimos, los próximos…
La eternidad es sólo cósmica para aquello intangible… luego, la
verdadera eternidad trasciende el pensamiento humano y comprende el todo… yendo
mucho más lejos de lo que existe para vos, o lo que existe para todos los
demás… lo que existe está en el allá y no en el acá… de allí que los universos
desborden de vida y de formas de vida que el humano no reconoce como tales…
porque según los sentidos humanos, lo que existe debe revelar una inteligencia
cercano a lo humano, sin caer en la cuenta que la inteligencia humana es pobre,
limitada y hasta irracional… las pruebas están a la vista, ¿para qué profundizar?...
no obstante, los virus poseen una inteligencia más elaborada que la humana… el
hombre es la única bestia capaz de destruir su propio suelo, su propia casa, al
sólo efecto de conseguir una moneda… una moneda que no le servirá para nada… y
que lo condenará a ser espíritu sin cuerpo cuando le falte el planeta apropiado
para nacer y continuarse… es decir, que este mismo hombre, no tiene planeta
opcional, no tiene un segundo planeta, mucho menos un tercero, y peor aún, no
tiene un planeta B y si los cree tener, estos son inalcanzables con los mecanismos
disponibles… ya que sólo la Tierra le fue concedida por un rato y no más que
eso… pero a pesar de las señales, el hombre sigue ciego y sordo, aunque no
mudo, repitiéndose que es un equivalente a Dios… pensamiento estúpido si los
hay… de allí que Dios esté lejos del hombre… partiendo de la premisa que en la
eternidad no hay religión alguna… no hay judaísmo… no hay cristianismo… no hay
islamismo… no hay budismo… no hay… porque en ella, eternidad, no hay cosas
efímeras… no hay economías… no hay monedas… y sobre todo, nada se negocia,
porque no hay nada para negociar… de hecho, la eternidad no se compra ni se vende…
Los ángeles no sólo saben de alas… también saben de pensamientos,
palabras e intenciones, y además, de segundas intenciones, donde el ser humano
esconde su verdadera finalidad y su estrategia para atropellar al prójimo y
despojarlo, procediendo de manera muy semejante a los dinosaurios depredadores
que siempre andan con hambre… comen y comen… hasta que su condena es morir de
hambre… porque se les acaba la comida… conocen entonces la intención oculta
detrás de la intención que se recita… esa en general le hace creer al
victimario que obtendrá algo, cuando en verdad, aquello que obtenga sólo le
servirá como condena… no ante Dios, sino ante su propio espíritu… ante su
propio sí mismo…
¿Sabes?, las salas de los hospitales están repletas de ángeles… nadie
los ve, así es que se mueven libremente aguardando por el tiempo y el espacio
de sus custodiados… en los pasillos se cruzan una y otra vez pero hablan poco
entre ellos, ya que siempre andan concentrados en el segundo que sigue, un
devenir inaccesible para cualquier humano… para ellos (ángeles) el segundo que
sigue es un cúmulo de fracciones que ningún humano puede siquiera imaginar…
asisten mientras tanto a las conversaciones de médicos y pacientes… a los
divagues de ambos… a las suposiciones… a lo que cada uno hace en su sí mismo
mientras habla con el otro… pero además, ven la enfermedad envolviendo a las
personas, así como la ven desenvolviendo a las personas… ya que la enfermedad
es una especie de capullo que surge (emana) del sí mismo… donde los médicos,
sin ver el capullo, derraman su conocimiento intentando sacar al paciente del
pozo… más o menos así, eso sucede… a veces el médico es un científico que está
a la altura de sus circunstancias, y otras veces, el médico es un portador de
miserias humanas cuya única finalidad es el negocio, curar para obtener dinero…
porque el dinero es poder… y el poder lo aleja de la posibilidad de la muerte…
de allí que el médico que no comprende y valora el dolor de su paciente, ni
siquiera honra su título…
Aquel día los ángeles daban vuelta como siempre, como todos los días,
como a toda hora… deambulaban de piso en piso, total para ellos no hay
distancias… pueden oír desde cualquier lugar y ver desde cualquier lugar, y por
supuesto, pueden actuar desde cualquier lugar… estaban por todas partes… pero
curiosamente se habían arremolinado en la sala de oncología pediátrica de ese
hospital… ¿cuál hospital?... ya te dije que los nombres y los lugares no tienen
importancia, así es que no insistas… ellos
miraban y se miraban… existe evidencia que uno de los ángeles había tenido una
conversación con uno de los niños internados… un niño que la venía padeciendo
duro… pero que consubstanciado con su ángel, no le temía a nada y estaba en una
paz singular consigo mismo… esa paz que envuelve al alma protegiéndola de los
actos humanos…
Su médico, daba vueltas por las habitaciones visitando a otros
pacientes, pero en su cabeza acudía una y otra vez ese paciente distinguido por
una empatía extraña… ambos se tenían en la mente… y aún ocupados en otros
menesteres, la imagen de cada quien acudía a la cabeza del otro… se supone que
el médico suponía el final… se supone que el paciente niño sabía a la
perfección que estaba consumiendo su tiempo a una velocidad casi luz…
El médico cortó su recorrida y regresando sobre sus pasos fue a la sala
donde estaba internado el niño… al llegar vio al niño como esperándolo… y este
(niño) sin vueltas le dijo: “doctor”, ¿cuál es tu miedo?, y sin dejarlo
contestar, siguió… a nuestro alrededor hay tres ángeles, uno por cama, o mejor
dicho, uno por cada una de las almas que están en esta habitación… los tres
moriremos en distintos días… cada uno de nosotros padeciendo enfermedades que
parecen semejantes pero no lo son… mi dolor no es el dolor de ellos y el dolor
de ellos no es el mío… puede dolerte mi dolor, pero eres incapaz de
dimensionarlo, mucho menos de comprenderlo… está bien que así sea… tu eres
médico porque asumiste tu talento… pero no eres ángel… así es que tu rol es
permanecer entre los vivos, mientras los ángeles acompañan mi destino así como
el de los otros dos pacientes… tú también tienes tu ángel, aún cuando no lo
veas… puedo verlo y puedo conversar con él, así es que sé que no voy estar
mucho tiempo de este lado… el médico escuchaba con atención pero sin sorpresa…
el niño siguió… dentro de tres días moriré y todos tus esfuerzos habrán
parecido en vano… nada es en vano… cada uno da lo que tiene para ofrecer a su
prójimo, tú tienes calidad humana que enaltece tu condición humana… eres una
buena persona, fiel a sus principios… aquí los enfermos somos pequeños pero
somos buenas personas porque somos fieles a nuestras esencias… somos pequeños
esta vez y a tus ojos, pero contenemos una historia que nos excede y que revela
lo que hemos sido antes, en otros tiempos, en otros espacios, en otras
humanidades… a lo que somos desde la eternidad de la que venimos y hacia la
cual nos dirigimos… no temas… estoy en paz conmigo mismo y con mi enfermedad,
así es que mi muerte sólo liberará un espacio y me regresará un tiempo… en el
breve lapso que he estado aquí hice lo poco necesario que estaba a mi alcance,
y mi muerte será una lección para quienes componen mi familia… les costará
asumirlo y les costará entenderlo, pero a su tiempo, lo harán… vete a tu
recorrida… sigue con los que seguirán aquí un tiempo más… dales el conocimiento
que tienes… ya que la custodia depende de los ángeles y sólo ellos conocen el
destino de cada uno… sobre eso no puedes hacer nada… más aún, no debes hacer
nada, porque no puedes impedir lo que debe suceder… no puedes evitar lo
inevitable… por favor, déjame conmigo mismo… me ves pequeño, pero según mi
karma soy más viejo que tu”… el médico se incorporó, sintiendo que había oído
hablar a Dios… tomó de la mano a su paciente niño, lo abrazó… y se alejó
pensando que alguien lo había bendecido a los dos… por un instante… por un
segundo… por una fracción de segundo que se había sentido como un dejo de
eternidad…
El niño falleció a los tres días… y se fue junto con su ángel, feliz de
haber dado un mensaje de eternidad a un mortal que había tenido la deferencia
de enaltecer su calidad humana ante su prójimo… un simple niño… no veas al niño
como un inocente del momento, en él hay una historia escrita e imborrable que
lo trajo a ser quien es… él ha sido adulto tantas veces como su karma recita…
él ha sido adulto tantas veces como su aura indica… el valor de las personas
reside en el espíritu… y en ninguna otra parte…
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
todo está bajo registro de propiedad intelectual
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