sábado, 10 de julio de 2010
CARTA AL ESPEJO
el dispensador dice: quiero decirte amigo del alma, que la amistad por conveniencia no cabe en mi diccionario ni tampoco en mi enciclopedia, a ambos los redacté hace mucho para dejar asentadas mis convicciones, evitando confusiones, falsas interpretaciones y hasta duras tentaciones... quiero decirte también, que en dichos trabajos la palabra "amor" no contempla ni mentira como tampoco traición, pero a diferencia de otras obras, tampoco considera la condición. Según a mi me dijeron, antes de venir a la tierra, las circunstancias que te atan en el cielo, rigen también para la tierra, por lo tanto, aquel modelo es válido aquí tanto como allá, y si los intereses limitan los vínculos, deben ser desatados inmediatamente a efectos de evitar males mayores... confieso que a veces me he demorado, porque las dudas te desvelan, pero cuando percibes que la prioridad no es tal y la urgencia es conveniencia, entonces debes tomar distancia ya que de lo demás se ocupan las consciencias. Debo también expresarte que no hay culpa al escaparte, ya que el honor se guarda en la convicción y ésta en la propia dignidad, y si todo está en riesgo, hay que preservar el esmero, ya que sin voluntad y sin el debido compromiso todo se torna un calvario de culpas, las que siempre serán de los otros, y jamás de quién las induce, las fabrica, las produce. Así he ido entrando años, tomando distancia de los mandos, que se rigen por burlonas apariencias, algunos mintiendo de contínuo y otros fabricando conflictos, para luego mirar complacientes como se destruyen los campos... no entiendo a esta gente, que habla de raza humana, calidad y condiciones, para luego arrasar los esfuerzos comiéndose las voluntades, estoy harto, debo decirte, de ver cómo roban flores de los jardines de antaño, para luego dejarlas de lado en el baldío que han transitado... y así, por hoy, eso quiero decirte, para que no creas que por estar lejos, no tengo presente el mensaje. Jamás venderé mi linaje ni someteré mi condición, las tierras a Dios pertenecen tanto como las vidas de todos, y aún cuando algunos se crean dueños y propietarios, reyes extrafalarios, funcionarios del destino, llegará la hora en que deberán rendir cuentas por tantos desatinos... y en esa no me incluyo, ya que Dios me tiene en su capullo. Julio 10, 2010.-
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