ECOS DE AMIA
el dispensador dice:
despiertan por igual,
cristianos y judíos,
musulmanes y budistas,
protestantes y evangélicos,
podrán diferenciarse por ideas,
pero todos se caracterizan por humanos,
intenciones y sensaciones,
pensamientos y acciones,
abriendo sus ojos despiertan,
despegando sus lagañas,
alejándose de sus sueños,
comenzando sus mañanas...
todas son gentes simples,
aman, lloran,
ganan, pierden,
así transitan sus vidas,
entre un mar de sencillecez,
afanes van diseñando,
traduciendo en descendencias,
sostener algunos valores,
es parte de la estirpe,
mucho más de las esencias...
algunos arribaron en auto,
otros caminando andaban,
algunos reflexionaban,
otros iban pensando,
por el afán de ese día,
semejante a otros pasados,
los inocentes no andan,
por la vida elucubrando,
apenas transitan el día,
con la humildad en sus espaldas,
algunos sonríen de entrada,
otros demandan confianza...
en nuestra tierra confluyen buenas gentes,
suelen extenderte la mano,
por fuera de organismos,
y las carencias del estado,
cuando miras a los ojos,
no importa si eres cristano,
tampoco si eres judío,
mucho menos si otro culto te ampara,
los musulmanes se caracterizan,
por asentir con sus manos,
ante Dios somos iguales,
todos venimos del mismo lado,
y hacia el mismo lugar vamos...
¿qué hizo que ese día,
mesianismos importados,
llegaran a expresarse?,
nadie tiene respuestas,
los llantos están al alcance,
de quien mire con atención,
donde antes había voluntades,
sólo quedó desolación,
destinos apagados,
propios de la barbarie,
de la necedad y su negación...
y nada volvió a ser igual,
Anita permaneció perdida,
y su madre ya no fué,
la historia se escribe con vidas,
miradas y expresiones de Fe,
por eso cuando las quitan,
te ahogas en un café,
arrodillándote entre penas,
lágrimas sin piés,
abundan en esta tierra,
las soledades consecuentes del ayer,
ninguna oración es escalera,
nada te regresa a esa vez...
no quiero volver la mirada,
aquello que ya fue,
hoy es memoria activa,
de la cabeza a los piés,
nadie te devuelve un alma,
ni siquiera con la Fe,
que descansen en paz,
los que dejaron de latir,
artilugios del destino,
confluencias, qué se yo,
argumentos no hay ninguno,
cuando pierdes el camino,
los tiempos quedan pendientes,
de revelaciones no hechas,
y cultivando soledades,
no se va a ninguna parte...
quien fabricó la tragedia,
tiene nombre y apellido,
aquí lo llaman de una forma,
el verdadero nombre es "perdido",
porque no hay sombra que cure,
proteja ni cobije,
a los que consumen la sangre,
de sus hermanos de tiempos,
nunca sabrán cuántas cosas se perdieron,
segando dichos destinos,
habían almas sembrantes,
y otras tantas andantes,
por esta vida tan extraña,
donde algunos valen mucho,
mucho más que sus entrañas,
sólo saben hacer daño,
porque nunca encuentran calma,
sus espíritus dañinos,
necesitan fabricar penas y desquicios,
para que otros padezcan y lloren,
sin explicar las ausencias,
sin atender los lamentos,
despreciando a tantas vidas,
sin reparar en escarmientos...
ya no quedan palabras,
sólo quedan sentimientos,
para qué sirve la barbarie,
si apenas fabrica recuerdos...
creo en las convergencias,
puertas y ventanas del sin tiempo,
todo regresa a respirar,
para cumplimentar el destino,
no hay vaso que se llene con lágrimas,
pero sí donde se mezclen con vino,
y allí quedarán los espíritus,
en el propio fuego donde fueron consumidos,
ahora guardan sus alas,
en busca de los momentos perdidos.
el dispensador: homenaje. Julio 18, 2010.-
DEDICADO A: los que fueron y no son, espíritus del corazón de los quedaron y aún son.
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