LOS DOS CORDONES UMBILICALES
el dispensador dice:
habiendo nacido el día,
quiero compartir contigo,
esta reflexión atravesada,
allá lejos y hace tiempo,
con un amigo del alma,
con quien no nos hacía falta hablar,
ni tampoco compartir palabras,
alcanzaba con la mirada,
para exaltar los sentimientos,
despertando contenidos,
plenos de dones y gracias...
en un destello piensas la vida,
por un tobogán te deslizas,
no eres consciente de la prisa,
desconoces el momento,
en que esperma y óvulo convocan,
a que se abra la matriz,
para que descienda la esencia,
pero así sin darte cuenta,
recibes un baño de madre,
donde maduras la luz,
y justo cuando es el tiempo,
el aire envuelve tu cuerpo,
desconectan el cordón,
y perteneces a ti mismo,
ya no recuerdas el árbol,
donde se inscribió tu destino,
ya no recuerdas la pradera,
donde flotabas tu espera,
queda significado,
que has cruzado el umbral,
estás al otro lado del no tiempo,
y así contemplas novedoso,
lo que desde allá veías,
aún cuando no entendías,
por qué estos otros aquí abajo,
hacían lo que hacían,
sin embargo ahora eres tú,
con la visión nublada,
el que no recuerda nada...
apareces aquí indefenso,
dependiente y dependiendo,
los afectos son distintos,
algunos impulsan alientos,
otros empujan instintos,
entre padres, hermanos y abuelos,
allá tenías alas,
aquí les dicen sentimientos...
pero al llegar a este lado,
te conectan dos cordones,
uno te ataba a tu madre,
otro te sostiene desde el cielo,
del primero te marca el ombligo,
del segundo el aura es abrigo,
y no te podrás escapar,
porque ambos marcan el destino,
te distinguirán los colores,
que emanen de tu frente,
allí se sabrá como eres,
qué absorbes o qué derramas,
si has venido a sembrar,
o simplemente pasarás sin disimular,
labrando fuegos o quizás otros senderos...
nacer no es una utopía,
guarda un sentido lejano,
algunos bajan de Dios,
otros descienden sin manos,
por ello querido amigo,
para que no pierdas la oportunidad,
debes considerar,
que ninguna vida es casualidad,
todo conlleva un designio,
una razón, una verdad,
y el sólo hecho de estar aquí,
representa una bondad,
por eso has de ello un culto,
no escatimes sudores,
no descartes los favores,
ya que aún cuando no lo recuerdes,
aún cuando no lo tengas presente,
tu ombligo te recuerda a Dios,
y su gracia y simiente...
has pasado por tu madre,
no le des vuelta la cara,
ella ha sufrido tu parto,
por un designio ancestral,
aquí nada es casual,
a la Virgen Madre le pedirás gracias,
que no deberás olvidar,
ya que todo reconocimiento,
más allá de cualquier verdad,
demanda de tu presencia,
tu entrega, compromiso y humildad...
si encaras la vida con desprecio,
asumiendo soberbias con esmero,
no pierdas la dimensión,
ya que todos regresamos,
a rendir cuenta de la misión,
sin atenuantes, sin compasión,
lo que hayas sembrado en la Tierra,
serán flores en jardines de Dios,
pero si nada fuese dejado,
la balanza lo enseñará,
tus palabras no pesarán,
más que la pluma de ganzo,
y ya no podrás justificar,
tu paso por la vida,
pero entonces no hallarás descanso.
desde el paraíso se percibe,
una hoguera de vanidades,
de este lado hay cualidades,
del otro almas en pena,
aléjate de la yerra,
vuelve siempre a la senda,
que aún cuando no lo creas,
más allá de las ideas,
no hay nada que Dios no sepa,
ni nada que él no vea.
el dispensador: dimensiones. Julio 14, 2010.-
DEDICADO A: Horacio José y su jardín de flores inciertas... Julio Enrique y su estirpe de campos largos... a todos los que entienden las sutilezas.
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