el dispensador dice:
a medida que transito,
huella tras huella dejando,
desde luego no ando mirando,
los suelos que voy pisando,
el ayer no me interesa,
sin condiciones me he entregado,
obviando las tristezas,
aceptado todo con agrado,
me asumo como resignado,
ante aquel destino escrito,
ya que nadie se puede escapar,
del designio consignado...
soy por naturaleza humilde,
acepto lo que me ofrecen,
siempre miro a los ojos,
para detectar los vacíos de enfrente,
y a esta altura no me sorprendo,
me han golpeado las mentiras,
disfraces de verdades,
esquivos y nimiedades,
no me asustan ni amedrentan,
ando por la vida suelto,
porque nada ata al que se humilla,
nada borra la huella,
del que transita descalzo...
llevo con orgullo mi estirpe,
de silencios y otras yerbas,
he andado por campos y ciudades,
contemplando otras penas,
y he observado a las gentes,
fabricándose muchas historias,
corriendo tras zanahorias,
que les han puesto por delante,
los vivos que nunca faltan,
que te prometen hasta atropellarte,
siempre queriendo herirte,
apropiarse de voluntades,
ya que no saben de esfuerzos,
muchos menos de sudores,
no le importan tus sueños,
ni tampoco tus ilusiones,
ellos llenan sus alforjas,
ahogando tus capacidades...
es necesario liberarse,
de estas gentes extrañas,
que sin sacarse las lagañas,
destruyen al que se les cruza,
estos andan por la vida,
al igual que el propio diablo,
engañando a los más simples,
consumiendo almas, negando espíritus,
descalificando a cada una de sus víctimas,
para luego decirles tontos,
ustedes no conocen al diablo...
así esta tierra es muy densa,
llena de demonios sueltos,
que convencen de mentiras,
a los que evitan los esfuerzos,
ellos se guardan las huellas,
y se apropian de los pasados,
tanto que cuando llegas al cielo,
te preguntan por los recados,
y al verte sin mochila,
sin historia y sin pasado,
te acompañan al abismo,
para que descubras cuánto has tirado.
no me interesa el mañana,
no espero el futuro,
asumiendo a los oráculos,
mensajeros del destino,
no ando tras desatinos,
no busco atajos ni cortos caminos,
para encontrarse uno mismo,
hace falta caminar el hoy,
como si se tratase de lo único,
sí, lo único que hayas recibido.
el dispensador: sin ayeres, no hay presente. Julio 15, 2010.-
DEDICADO A: los que reconocen la importancia de alcanzar el hoy, arrastrando un camino.
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