jueves, 19 de agosto de 2010
PACHA MAMA
el dispensador dice:
al cruzar la quebrada,
entre flechas y holladas,
extraños lugares de duendes y hadas,
me fui internando en la espesura,
de visiones y locuras,
sentí el llamado de piedras,
de arenas y cardones,
ellos hablan entre espinas,
buscando soluciones,
para el desierto creciente,
a ese que ven ausente,
tribulando decepciones,
viendo que los remolinos,
lo despojan de sus canciones...
decían en su conversa,
que hombres sin alma andaban,
de esos cuyos pasos abundan,
habían aparecido de golpe,
internándose en el ocaso,
mirando tierras y fracasos,
ocultando sus presencias,
andaban siguiendo algo,
algunos hablan de ciencias,
los más mostraban ausencias...
y no venían solos,
entre medio de linternas,
cutineros y otras yerbas,
un poco atrás y sin mostrarse,
los seguían las carencias,
viniendo todos tras quimeras,
de quitar esencia a las tierras...
se reían los cardones,
se reían las arenas,
quien lastima el propio suelo,
luego padece sin consuelo,
pero estos viajeros estaban,
enviados por lo injusto,
que es muy fino, muy adusto,
su único respeto es el susto...
aquel extraño personaje,
de asquerosa impronta,
que suele andar de ronda,
ese que llamamos injusto,
poco sabe de algo,
mucho menos de los cultos,
vive engañando a los buenos,
transita atropellando inocentes,
sus palabras son cuidadas,
pero además muy hirientes,
te das cuenta que está hueco,
de sentimientos genuinos,
bebe vinos finos,
lo calientan sus sirvientes...
bajo promesas incumplidas,
que se alimentan a sí mismas,
habla de ecologías,
depredando los paisajes,
esa gente no tiene hijos,
aborrecen los destinos,
paren seres sin calma,
sin ojos, también sin alma,
viven en un mundo descartable,
donde el desatino es su madre...
injusto vive lejano,
entre comodidades y lacayos,
hablando siempre de finuras,
perfumado y complaciente,
anda contando dineros,
anda amontonando caballeros,
mientras ángeles lo miran,
indagando sus sienes,
por allí no encuentran nada,
ése sólo junta bienes...
los ángeles bien saben,
que donde hay sólo vacíos,
mentiras y otros ríos,
nada que no se sepa,
estas almas que son huecas,
son abismos de lava,
el que cae no se salva,
ni con el dinero del mundo...
pero regresando a la quebrada,
visitantes en el medio,
cardones y arenas mediante,
duendes y hadas lloviendo,
vieron que estas personas,
alambraban los sentimientos,
traían postes y abrigos,
cosas raras con pantallas,
ellos hablan de oros,
el injusto se las calla...
siguiendo aquellas huellas,
entre arenas desparramadas,
vi que el viento llevaba,
a algunas de esas almas,
clamaban por misericordia,
otras sudaban sus lágrimas,
se les había mostrado el futuro,
comiéndoles las entrañas,
y como Prometeo encadenado,
el dolor los alcanzaba,
entre lamentos y pesadas...
injusto esperaba en vano,
el resultado de sus huestes,
había enviado a la peste,
para poblar aquellos suelos,
le regresaban los silencios,
con ausencias, sin recuerdos,
sus inversiones se perdían,
mientras los duendes reían,
que sus enviados flotaban,
en mares de lejía,
cocinando sus pieles,
mientras injusto hablaba de infieles...
me invitaron a sentarme,
ver el sol y calentarme,
soy parte de la casa,
cualquiera que me ve me abraza,
llegaron unos duendes,
seguidos por otras hadas,
los cardones vigilaban,
mientras las arenas brillaban,
compartiendo aquel instante,
dijo el duende patriarca:
"me dicen sabio por el arca,
pero vivo de lo que encuentro,
si me quieren ahuyentar,
me defiendo con el viento"...
el hada que estaba al lado,
girando con su varita,
la rozó contra la arena,
ocultando aguas y ríos,
me sonrió al ver mi rostro,
y me dijo sin sorpresa:
"hablando de aquel injusto,
sus bienes y sus pavadas,
claro te debe quedar,
que en esas almas no hay nada,
sólo abismos y sus lavas,
allí todo hierve en lo profundo,
evaporando los afectos que andan por ahí, sin rumbo,
vendiendo ilusiones mentidas,
ofreciendo dádivas y comidas,
y sin atender razones ajenas,
ellos viven esperando como las hienas"...
escuché sin impresionarme,
sé de sus capacidades,
el que viene a destruir,
se consume en su linaje,
aún cuando junte bienes,
aún cuando los de otros desprecie,
la naturaleza no se toca,
porque es de eternidades el paisaje...
más tranquilo y por las mías,
regresé despacio a la senda,
había por fin hallado,
que este tiempo no guarda vendas,
y que quien pretende poseerlo,
comprando o robando tierras,
inmortalizándose en terrenos,
termina en el desierto,
muerto de sed,
cubierto por ellas,
que no le hacen asco a nada,
tapan a los inocentes,
tanto como a las hienas.
el dispensador: ecos de la tierra. Agosto 19, 2010.-
DEDICADO A: PACHA MAMA.
"mis locuras son ciertas, las arenas y las quebradas contienen mi alma, mientras mi mirada anda alerta..."
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