martes, 23 de agosto de 2011

NUMEROLOGÍA || Un niño de 13 años puede revolucionar la energía solar - ABC.es

Ciencia

Un niño de 13 años puede revolucionar la energía solar
El adolescente ha aplicado un famoso modelo matemático del siglo XIII y se ha inspirado en la disposición de las hojas de los árboles para cambiar la orientación de las células fotovoltaicas

Día 23/08/2011 - 09.09h
Museo Americano de historia natural.
El niño Aidan Dwyer ha conseguido aumentar hasta en un 50% el redimiento de las células fotovoltaicas

.El modelo reproduce el patrón de las ramas de los árboles

Algunos descubrimientos trascendentales para la ciencia tienen lugar de forma casual. Quizás la historia de Newton, la manzana que cae y el descubrimiento de la forma en que funciona la gravedad sea apócrifa, pero el descubrimiento de Aidan Dwyer es absolutamente real. Este estudiante de solo 13 años de edad, paseando por un bosque, descubrió que si se orientan las celdas fotovoltaicas respecto del Sol de una determinada manera, su rendimiento puede mejorar entre un 20% y 50%. Parece que la disposición de las ramas de los árboles, relacionada con la serie de números descrita en el siglo XIII por el matemático italianoLeonardo de Pisa (también conocido como Fibonacci) no es causal, y permite maximizar el aprovechamiento de la energía solar.

.Distribución de los paneles

Hay historias relacionadas con la ciencia que parecen extraídas del argumento de una buena novela, y esta es una de ellas. Un joven estudiante estadounidense de séptimo grado llamado Aidan Dwyer estaba dando un paseo por los bosques de las Catskill Mountains, al norte del estado de Nueva York, cuando notó que las ramas desnudas de los árboles no estaban orientadas al azar. Esto es algo que generalmente pasa desapercibido para el 99% de las personas, y seguramente para prácticamente todos los niños. Pero Aidan lo notó, y después de investigar un poco “descubrió” algo de lo que ya se ha hablado en NeoTeo: la pauta de distribución de las hojas en las ramas y de las ramas en el tronco de muchos árboles siguen la denominada Sucesión de Fibonacci, una serie de números descrita en el siglo XIII por el matemático italiano Leonardo de Pisa.

En efecto, desde hace mucho se sabe que la naturaleza utiliza con frecuencia esta serie de números en sus “diseños”, en la que cada término es la suma de los dos anteriores (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34... o Fn = Fn-1 + Fn-2). Desde la distribución de las hojas de una lechuga hasta el número de conejos que podemos esperar tener después de una determinada cantidad de generaciones, pasando por número de individuos existente en cada generación de ancestros de un zángano, pueden explicarse a partir de esta serie. Pero esto es algo que la mayoría de los niños de 13 años suelen ignorar.

Aidan Dwyer lo notó, y tuvo la genial idea de relacionar este hecho con la “dependencia” de la energía solar que tienen los árboles. Puso manos a la obra, y construyó dos pequeños captadores solares compuestos por un puñado de células fotovoltaicas para ver si la forma en que las ramas crecían en los árboles tenía realmente alguna influencia en la cantidad de luz que cada hoja recibía. Uno de los modelos agrupaba los pequeños paneles siguiendo una distribución plana, igual a la que normalmente utilizamos para acomodar las células sobre cualquier techo. El segundo reproducía el patrón que el niño había observado en las ramas de los árboles.


Aidan, una celebridad

El resultado fue asombroso. Con esta redistribución, el segundo panel -el que copia a la naturaleza- permite generar como mínimo un 20% más de energía. En más: en determinadas épocas del año, como el invierno, este rendimiento se incrementa hasta alcanzar el 50% por sobre la distribución plana de toda la vida. Esto ha convertido al pequeño en toda una celebridad, y ha “estimulado” a sus padres a patentar el descubrimiento.

Se trata de una de esas historias de las que cualquiera podría haber sido el protagonista, ya que todos nosotros hemos visto miles de árboles, pero no ha sido hasta que Aidan puso sus neuronas a trabajar que hemos descubierto esto. Por supuesto, la mejora en el rendimiento se da cuando comparamos esta distribución respecto de un panel solar tradicional fijo. Aquellos paneles motorizados que giran a lo largo del día para “apuntar” al Sol son bastante más eficientes que los que tienen sus celdas distribuidas según la Sucesión de Fibonacci, pero requieren de un motor y energía extra para moverse.

El final de esta historia es el previsible. Aidan ha conseguido un reconocimiento por su descubrimiento, otorgado por el Museo Americano de Historia Natural, se ha registrado una patente, y más de cuatro investigadores “serios” deben estar dando cabezazos contra la pared. Esperemos que el trabajo de este avispado niño nos permita en algún momento del futuro cercano independizarnos de la energía generada quemando combustibles fósiles.

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el dispensador dice: el universo visible es una expresión esencial del verbo causal, por ende contiene una ecuación definida relacionada al sentido de la esfera, un pentagrama que domina los sonidos que anidan en la dimensión y comienzan por el SOL y sus claves, el espectro  lumínico y sus equivalencias electromagnéticas. El verbo aún vibra y sostiene el sentido de los ciclos... la numerología confiere sentido cíclico a todo lo que existe en la espiral de las eternidades... cuando se aborda lo sencillo se desentrañan las esencias... cuando se embarra la creación, ésta toma distancia del hombre y sus cosas porque se debe preservar el equilibrio superior contenido en el verbo, mucho más que un simple verbo, una palabra con sentido motor que conjuga la sabiduría, el amor y la justicia divinas en un solo "momento"... donde sin dejar de ser un acto divino de pronunciación se transforma en un acto de eterna revelación, sostenido por la FE. Léase, si no tienes FE en el sentido vérbico de la palabra, la gracia que te concedieron para transitar esta vida respirable... ha sido un desperdicio que se ha permitido negar el sentido de los dones y el siguiente, la expresión de los talentos... y si ello es así, la existencia y sólo ella, no han alcanzado el "merecimiento" necesario... sin él, habrás negado la creación misma aún sin haber pronunciado palabra y sin haber esgrimido una sola segunda intención. Cuando no logras distinguir la "luz" de las "tinieblas"... simplemente no eres parte de la luz, y esto va mucho más allá de la naturaleza misma, por ende mucho más allá de la vida tangible... Agosto 23, 2011.-

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