PALEONTOLOGÍA | Estudio de la UNED en cuevas asturianas
Óxido de hierro y polvo de hueso, en la paleta de colores del Paleolítico
Motivo pictórico de la cueva de El Buxu.| Antonio Hernanz.
- Investigadores de la UNED analizan las pinturas de Tito Bustillo y El Buxu
- Su principal componente es el mineral hematites
- El grano de los pigmentos es tan fino como el que se usa en nuestros días
SINC | Madrid
Actualizado martes 14/02/2012 17:23 horas
Técnicas químicas al servicio del arte. Investigadores de la UNED han analizado pinturas del Paleolítico en las cuevas de Tito Bustillo y El Buxu (Asturias) para averiguar su composición. El estudio revela que su principal componente es el mineral hematites y que el grano de los pigmentos es tan fino como el que se usa en nuestros días.
"Resulta sorprendente que el tamaño del grano de pigmento encontrado en algunas pinturas de la cueva de Tito Bustillo sea similar al usado hoy en día", explica Antonio Hernanz, investigador del Departamento de Ciencias y Técnicas Fisicoquímicas de la UNED y autor principal del estudio.
Científicos de la UNED, de la Universidad de Castilla la Mancha y de la Universidad de Alcalá de Henares han analizado la composición de diferentes pinturas rupestres paleolíticas localizadas en las cuevas asturianas de Tito Bustillo y El Buxu.
El estudio, publicado en la revista 'Journal of Raman Spectroscopy', revela que las representaciones más antiguas (pertenecientes a la cultura auriñaciense, y con una antigüedad estimada de unos 30.000 años) tienen un grano más pequeño que el resto, inferior a una micra. Este tamaño sugiere que "en las pinturas más antiguas se ha usado una técnica más elaborada para preparar el pigmento", añade el investigador.
Con estas herramientas, los expertos han podido confirmar que el color rojo de las pinturas fue producido con hematites, un mineral constituido por una de las formas de óxido de hierro. También hallaron hidroxiapatito, otro mineral del que están compuestos los huesos, lo que sugiere que a la pintura se añadieron pequeñas cantidades de huesos calcinados, relacionado quizá con algún tipo de ritual.
Los motivos más oscuros se consiguieron sumando a la pintura pigmentos como el mineral wüstita (otro óxido de hierro), carbón vegetal y compuestos de manganeso. Como materiales de carga (complementarios), los artistas del Paleolítico usaron calcita, cuarzo y minerales arcillosos. También se encontró anatasa (un óxido de titanio) en dos de las pictografías.
Se da la circunstancia de que en la cueva de Tito Bustillo existe un yacimiento de ocre, un material arcilloso rico en hematites. Sin embargo, según el estudio, este ocre no se utilizó para realizar las pinturas. “Se debieron usar otras vetas o yacimientos de pigmento rojo distintos a los que afloran en la propia cueva”, sugiere el investigador de la UNED.
Tito Bustillo, descubierta en 1968, se considera una de las joyas de este tipo de arte, solo superada por Altamira. Sus muros están decorados por cientos de representaciones de animales y símbolos. El Panel Principal es el más importante de la cueva y alberga superposiciones de las que se puede extraer una secuencia diacrónica. Por ejemplo, hay representaciones de caballos en diferentes tonos de negro, rojo y púrpura. La datación de estos motivos se sitúa en una horquilla entre hace 14.000 y 10.000 años.
La cueva de El Buxu, descubierta en 1916, muestra en sus paredes grabados de un bisonte, cabras salvajes, caballos, signos esquemáticos y ciervos (pintados, además de grabados). Según Mario Menéndez, investigador de la UNED y coautor de este estudio, las citadas representaciones pudieron haberse realizado entre hace 17.000 y 14.000 años.Óxido de hierro y polvo de hueso, en la paleta de colores del Paleolítico Ciencia elmundo.es
el dispensador dice: está demostrado que los óxidos tan temidos poco tienen que ver con la corrosión de los materiales... más aún, los óxidos descubiertos tempranamente por humanos inquietos de interpretar aquello que sus ojos apreciaban, supieron juntarlos, estudiarlos y hasta mezclarlos para lograr tonalidades irrepetibles, suficientes como para durar miles de años y transportarse a la posteridad del hoy inquieto, escaso para muchos, ausente para otros, desértico para los más, observadores apurados por raras circunstancias que hacen que el arte deba ser visto por soslayo, al sólo efecto de poder simplemente vivir ocupado en los cómo del "sobrevivir" en selvas de cemento, donde el único depredador real es el hombre mismo sometido a sus mezquindades. Aquellos óxidos proporcionaban creación, los actuales brindan corrosión imparable aún empleando los convertidores, esos que demoran la visibilidad de un proceso que continúa por debajo... curiosamente, aquellos otros componentes de antiguas paletas y mejores "telas" de piedra, han sabido guardar traducciones de la naturaleza perdida... una naturaleza que convivía con las almas sin importar dónde se estaba en la escala alimenticia... donde el hombre entendía que necesitaba de la cultura y de la transmisión oral de ella (cultura) a efectos de concertar la esencia de la comunidad antes que el canibalismo de la depredación demente que se cursa por estas horas de extraña "civilización" que se devora a sí misma. Mientras el arte actual transita apurado por desfiladeros de inconsciencias, el arte paleolítico perdura más allá de los museos y las galerías de arte, más allá de los catálogos y compradores dispuestos a consumir dólares "asaltados" a sus prójimos pretendiendo diferenciarse de la concepción depredadora del Tiranosaurio Rex, sin comprender que el arte per se no enaltece a las personas en su condición de individuos, antes bien lo hace con la cultura como un todo, pero sólo cuando se es merecedor de los contenidos y sus expresiones... léase, así como el hábito no hace al monje... las obras más exquisitas de los antiguos, permanecen ocultas a las urgencias de hombres cuyos sueños son vapores antes de ser mañanas. El hombre de hoy pasa su vida corriendo la naturaleza muerta de su propio espíritu, sin entender que cuando dicha naturaleza no se siente en la piel, sencillamente el alma permanece muerta aún estando viva... para este hombre lleno de teclas y de luces artificiales, la noche es un quiebre de fatigas y presiones que le impiden mirar el cielo, simplemente porque en las ciudades los cielos nocturnos ni se ven ni se aprecian... mientras que en los campos abiertos, la contaminación de los aires apenas si habilita a ver escasas estrellas titilando en los años luz de las distancias virtuales. Al cursar el día, para este mismo hombre, el alba no es más que un desayuno apurado que lo conduce rápidamente a su calvario... distinto paisaje a aquel primitivo paleolítico donde el hombre era hombre y los óxidos no le consumían ni el espíritu ni tampoco el alma, aunque sí daban tonalidad a sus auras. Indudablemente, los colores de aquellos pasados eran magníficos comparados con los óxidos que atrapan a las gentes en sus circunstancias en el hoy aturdido por las desesperaciones. Hace poco tiempo, apreciaba un tejido impregnado en óxidos, diseñado y creado por manos anónimas en Amaincha del Valle... y pensaba para mis adentros..., esta obra exquisita del arte ancestral, simplemente se apolillará en alguna pared fría y húmeda de una gran ciudad, como estandarte de poder y desprecio inocultables de aquellos con los cuales convivirá hasta su regreso a ser fibra de los desechos humanos que se pierden sin que nadie los considere en su verdadera dimensión, sin atenerse a su genuino aporte como eco de culturas negadas. El óxido en la roca viva sigue siendo el verdadero testigo del hombre... el único que da testimonio cierto de todo aquello que se ha perdido a manos de las soberbias de los falsos bienestares. Cuando no atiendes los mensajes que emanan de los óxidos, lo que se te corroe es el alma... aún cuando la urgencia no te deje ver la importancia de la prioridad de ser tú mismo, junto con esos mismos óxidos. Febrero 15, 2012.-
"Resulta sorprendente que el tamaño del grano de pigmento encontrado en algunas pinturas de la cueva de Tito Bustillo sea similar al usado hoy en día", explica Antonio Hernanz, investigador del Departamento de Ciencias y Técnicas Fisicoquímicas de la UNED y autor principal del estudio.
Científicos de la UNED, de la Universidad de Castilla la Mancha y de la Universidad de Alcalá de Henares han analizado la composición de diferentes pinturas rupestres paleolíticas localizadas en las cuevas asturianas de Tito Bustillo y El Buxu.
Mineral hematites
El principal componente que han hallado es el mineral hematites, con tres tamaños granulares: inferior a una micra, a 10 micras y a 30 micras. "Son tamaños muy pequeños, y cuanto más fino es el grano, mayor es el poder de la pintura para cubrir una superficie", indica Hernanz.El estudio, publicado en la revista 'Journal of Raman Spectroscopy', revela que las representaciones más antiguas (pertenecientes a la cultura auriñaciense, y con una antigüedad estimada de unos 30.000 años) tienen un grano más pequeño que el resto, inferior a una micra. Este tamaño sugiere que "en las pinturas más antiguas se ha usado una técnica más elaborada para preparar el pigmento", añade el investigador.
Del espectro a la muestra
El estudio ha sido posible gracias a la utilización de diferentes técnicas microscópicas y espectroscópicas. Así se obtienen, además de imágenes de las micropartículas que constituyen los materiales pictóricos, conjuntos de señales (espectros) que permiten identificar su composición química y mineralógica.Con estas herramientas, los expertos han podido confirmar que el color rojo de las pinturas fue producido con hematites, un mineral constituido por una de las formas de óxido de hierro. También hallaron hidroxiapatito, otro mineral del que están compuestos los huesos, lo que sugiere que a la pintura se añadieron pequeñas cantidades de huesos calcinados, relacionado quizá con algún tipo de ritual.
Los motivos más oscuros se consiguieron sumando a la pintura pigmentos como el mineral wüstita (otro óxido de hierro), carbón vegetal y compuestos de manganeso. Como materiales de carga (complementarios), los artistas del Paleolítico usaron calcita, cuarzo y minerales arcillosos. También se encontró anatasa (un óxido de titanio) en dos de las pictografías.
Se da la circunstancia de que en la cueva de Tito Bustillo existe un yacimiento de ocre, un material arcilloso rico en hematites. Sin embargo, según el estudio, este ocre no se utilizó para realizar las pinturas. “Se debieron usar otras vetas o yacimientos de pigmento rojo distintos a los que afloran en la propia cueva”, sugiere el investigador de la UNED.
A la sombra de Altamira
El descubrimiento de las pinturas de Altamira en 1879 fue la primera prueba de la existencia de arte Paleolítico en el área cantábrica. Hasta ahora, se han catalogado más de cien cuevas con pinturas de este amplio período, entre las que se encuentran Tito Bustillo y El Buxu, localizadas en los municipios asturianos de Ribadesella y Cardes respectivamente. Los pobladores de esas zonas dibujaban signos abstractos o animales de la era glacial.Tito Bustillo, descubierta en 1968, se considera una de las joyas de este tipo de arte, solo superada por Altamira. Sus muros están decorados por cientos de representaciones de animales y símbolos. El Panel Principal es el más importante de la cueva y alberga superposiciones de las que se puede extraer una secuencia diacrónica. Por ejemplo, hay representaciones de caballos en diferentes tonos de negro, rojo y púrpura. La datación de estos motivos se sitúa en una horquilla entre hace 14.000 y 10.000 años.
La cueva de El Buxu, descubierta en 1916, muestra en sus paredes grabados de un bisonte, cabras salvajes, caballos, signos esquemáticos y ciervos (pintados, además de grabados). Según Mario Menéndez, investigador de la UNED y coautor de este estudio, las citadas representaciones pudieron haberse realizado entre hace 17.000 y 14.000 años.Óxido de hierro y polvo de hueso, en la paleta de colores del Paleolítico Ciencia elmundo.es
el dispensador dice: está demostrado que los óxidos tan temidos poco tienen que ver con la corrosión de los materiales... más aún, los óxidos descubiertos tempranamente por humanos inquietos de interpretar aquello que sus ojos apreciaban, supieron juntarlos, estudiarlos y hasta mezclarlos para lograr tonalidades irrepetibles, suficientes como para durar miles de años y transportarse a la posteridad del hoy inquieto, escaso para muchos, ausente para otros, desértico para los más, observadores apurados por raras circunstancias que hacen que el arte deba ser visto por soslayo, al sólo efecto de poder simplemente vivir ocupado en los cómo del "sobrevivir" en selvas de cemento, donde el único depredador real es el hombre mismo sometido a sus mezquindades. Aquellos óxidos proporcionaban creación, los actuales brindan corrosión imparable aún empleando los convertidores, esos que demoran la visibilidad de un proceso que continúa por debajo... curiosamente, aquellos otros componentes de antiguas paletas y mejores "telas" de piedra, han sabido guardar traducciones de la naturaleza perdida... una naturaleza que convivía con las almas sin importar dónde se estaba en la escala alimenticia... donde el hombre entendía que necesitaba de la cultura y de la transmisión oral de ella (cultura) a efectos de concertar la esencia de la comunidad antes que el canibalismo de la depredación demente que se cursa por estas horas de extraña "civilización" que se devora a sí misma. Mientras el arte actual transita apurado por desfiladeros de inconsciencias, el arte paleolítico perdura más allá de los museos y las galerías de arte, más allá de los catálogos y compradores dispuestos a consumir dólares "asaltados" a sus prójimos pretendiendo diferenciarse de la concepción depredadora del Tiranosaurio Rex, sin comprender que el arte per se no enaltece a las personas en su condición de individuos, antes bien lo hace con la cultura como un todo, pero sólo cuando se es merecedor de los contenidos y sus expresiones... léase, así como el hábito no hace al monje... las obras más exquisitas de los antiguos, permanecen ocultas a las urgencias de hombres cuyos sueños son vapores antes de ser mañanas. El hombre de hoy pasa su vida corriendo la naturaleza muerta de su propio espíritu, sin entender que cuando dicha naturaleza no se siente en la piel, sencillamente el alma permanece muerta aún estando viva... para este hombre lleno de teclas y de luces artificiales, la noche es un quiebre de fatigas y presiones que le impiden mirar el cielo, simplemente porque en las ciudades los cielos nocturnos ni se ven ni se aprecian... mientras que en los campos abiertos, la contaminación de los aires apenas si habilita a ver escasas estrellas titilando en los años luz de las distancias virtuales. Al cursar el día, para este mismo hombre, el alba no es más que un desayuno apurado que lo conduce rápidamente a su calvario... distinto paisaje a aquel primitivo paleolítico donde el hombre era hombre y los óxidos no le consumían ni el espíritu ni tampoco el alma, aunque sí daban tonalidad a sus auras. Indudablemente, los colores de aquellos pasados eran magníficos comparados con los óxidos que atrapan a las gentes en sus circunstancias en el hoy aturdido por las desesperaciones. Hace poco tiempo, apreciaba un tejido impregnado en óxidos, diseñado y creado por manos anónimas en Amaincha del Valle... y pensaba para mis adentros..., esta obra exquisita del arte ancestral, simplemente se apolillará en alguna pared fría y húmeda de una gran ciudad, como estandarte de poder y desprecio inocultables de aquellos con los cuales convivirá hasta su regreso a ser fibra de los desechos humanos que se pierden sin que nadie los considere en su verdadera dimensión, sin atenerse a su genuino aporte como eco de culturas negadas. El óxido en la roca viva sigue siendo el verdadero testigo del hombre... el único que da testimonio cierto de todo aquello que se ha perdido a manos de las soberbias de los falsos bienestares. Cuando no atiendes los mensajes que emanan de los óxidos, lo que se te corroe es el alma... aún cuando la urgencia no te deje ver la importancia de la prioridad de ser tú mismo, junto con esos mismos óxidos. Febrero 15, 2012.-
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