LA SIERRA DE HIELO
Carlos de Hita
Las laderas nevadas que aparecen y resuenan en este video son las de Peñalara y el valle del Eresma; la luna sale sobre los pinos de Valsaín; la ventisca sacude los bosques del puerto de Cotos y el hielo tintinea y gotea en los neveros y cavernas de hielo del cuenco de la laguna de Peñalara. Todo esto es el Guadarrama, mi casa. Pero con la hola de frío que estos días barre Europa, la sierra de hielo puede estar casi en cualquier lugar.
Contra el sol poniente la ladera nevada recoge los tonos rosas y violáceos del crepúsculo. Sobre una atmósfera tranquila, fría pero estable, cantan las aves en los bosques serranos, tabletean los picapinos contra los troncos. La montaña blanca aprisiona la luz y estira el final de la tarde y la entrada de la noche. Con la oscuridad, contra un cielo gélido, de cristal, la luna llena emerge entre las copas de los pinos; a su luz ululan cárabos y búhos chicos, graznan las garzas y croan los primeros anfibios. Unas nubes velan la luna y anticipan el estallido de la tormenta.
Vídeo: Carlos de Hita. / Fotografía: José Manuel de Hita
A la mañana siguiente los bosques amanecen cubiertos por una capa espesa de nieve. La fábrica del hielo empieza a funcionara pleno rendimiento. Un viento racheado sacude las copas y los cristales de nieve tintinean sobre las charcas heladas. El frío atenaza el agua pero no frena su viaje valle abajo. De los chupones y carámbanos escurren gotas que alimentan los torrentes. Torrentes que excavan galerías de hielo azul, cavernas en las resuena el goteo de un agua que es casi hielo.
El recorrido ha sido rápido. Ni con los fríos de estos días el agua se congela tan deprisa.
El sonido de la naturaleza elmundo.es
el dispensador dice:
paisajes enfriados,
espíritus desolados,
pasiones de indignados,
voces no escuchadas,
almas desesperadas,
cristales ensañados,
con espíritus rasgados,
deambulando por los hielos,
devorando los señuelos,
de hambres aquejados,
por soledades y silencios,
los fríos andan recorriendo,
un ambiente evaporado,
no sé qué ha ocurrido,
tampoco sé qué ha pasado,
el calor está ahogando,
aquellos fríos demarcados,
¿serán los magnetos alterados?,
¿serán los espíritus cansados?,
o será que el hombre ha olvidado,
que la omisión lo somete?,
aquel que en su día no se compromete,
termina como nave sin grumete,
las órdenes no alzan las velas,
tampoco los vientos las inflan,
si no aprendes de las huellas,
menos lo harás de aquello que no miras,
y aún cuando creas en el disimulo,
en la negación y la obsecuencia,
sucede que no son las ciencias,
las que cultivan el mundo,
apenas son los sentidos,
de humildes en sus resignaciones,
aquellos que sin pentagramas,
llenan los huertos de canciones,
sólo tienen corazones,
los que siembran en sus almas.
Febrero 05, 2012.-
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