viernes, 3 de febrero de 2012

LAS VIDAS PARALELAS QUE SE CORTAN EN EL ABSURDO DESCONOCIDO || Las vidas de Leonardo da Vinci | Cultura | EL PAÍS

Las vidas de Leonardo da Vinci

El artista es sus obras, sus inventos, sus visiones perspicaces, su inteligencia luminosa, su prodigiosa modernidad

 
Luca Piergiovanni (EFE)
 
 
No deja de ofrecer titulares nunca porque nunca deja de dar sorpresas, sobre todo porque Leonardo es sus obras, sus inventos, sus visiones perspicaces, su inteligencia luminosa, su prodigiosa modernidad. Pero es, además, sus mitos, sus relatos, las historias que contaron y contamos sobre él, un personaje fabuloso que, como ocurre con la Marylin de Warhol, ha acabado por convertirse un poco en esa obra maestra por excelencia, la Gioconda. La miramos y le vemos a él. No podemos parar de mirarla, tal vez porque al hacerlo contemplamos siglos del mundo, atrapados en la sonrisa de vampira que en el XIX cautivó al historiador del arte inglés Pater, tan próximo a esa pasión decimonónica hacia el maestro que se conoce con el nombre de vincismo. Después, volverían a la pintura Duchamp y Dalí, además de las miles de postales cómicas que se imprimieron a primeros del siglo XX, coindiciendo con el robo del cuadro en el Louvre, en 1911. Y regresaría, Warhol, claro, a su manera tan fabulado como Leonardo y por diferentes razones igual de popular: para el pintor americano la Gioconda dejaría de ser única y acabaría por convertirse en multiplicada y monocroma. “Dos mejor que una”, decía Warhol.

Ahora, con el fabuloso descubrimiento de “otra Gioconda del Prado” los delirios de Warhol se hacen un poco realidad: las dos Giocondas no son del todo idénticas entre sí, pero tampoco se puede decir que la recién descubierta Gioconda bis sea una copia en el sentido estricto del término, dado que, según han deducido los expertos y gracias a la limpieza que se ha llevado a cabo en el Museo del Prado, el cuadro en principio atribuido a Melzi, el amigo y discípulo de Leonardo, fue pintado al tiempo que la obra del maestro. Lo probarían los pentimenti –arrepentimientos, cambios posteriores- en el óleo final que sólo son detectables con las técnicas actuales de rayos X y que habrían pasado desapercibidos a cualquier copista, a menos que no hubiera seguido la versión original incluso en los cambios posteriores.

Si la fabulosa hipótesis resulta ser cierta –y lo parece, dicen los expertos-, quedaría clara la relación de proximidad de Leonardo con el mencionado Melzi, la idea hasta cierto punto innovadora de dejar que pintara a la vez la réplica del retrato más importante para la carrera del florentino. Esto no sólo cambia el concepto del taller y el modo en que opera en el caso concreto de Leonardo -del cual se repite que no tuvo discípulos-, sino que revisa la propia historia de vida de Leonardo y sus relaciones con Melzi, hacia quien sintió quizás más afecto de lo que se podría pensar a primera vista. El propio Melzi -según Antonio de' Beatis, secretario del Cardenal de Aragón, “un milanés, que él ha educado, pinta excelentemente, y vive con él”- daba cuenta de su gran cariño hacia Leonardo. A la muerte de éste escribía en una carta a los hermanos del artista: "Para mí ha sido el mejor de los padres, por cuya muerte me resulta imposible expresar el dolor que siento... Es terrible para todos perder a un hombre así, puesto que la naturaleza no podrá volver a producir algo semejante".

¿Quién era, al fin, ese Leonardo, descrito como poco amigo de las pasiones y los afectos, tanta veces definido como alguien hosco, alejado del mundo? Quién pudo ser este hombre que escribe al hermanastro con motivo del nacimiento de su hijo unas palabras pavorosas: "Sólo te envío la presente para avisarte que en los días pasados recibí la tuya por la que me enteré de que habías tenido un heredero, cosa de la que pareces alegrarte mucho: (...) debes saber que te has alegrado de haberte creado un enemigo político, que con todo su sudor deseará su libertad, que no será hasta tu muerte". ¿Cambia la proximidad, pictórica incluso, con el discípulo Melzi la idea del Leonardo misántropo, sumido en esa falta de lazos afectivos que recalca Freud en su clásico –y problemático- texto sobre el pintor?

La restauración de la “Gioconda del Prado” no sólo ha resquebrajado el malentendido de Leonardo como un pintor sin discípulos o con discípulos mediocres, sino que ha desbaratado parte del relato del maestro individualista y nada pródigo con sus alumnos. Aunque quizás el maravilloso cuadro que la restauración ha desvelado desde ese fondo negro y barnizado haya dado lugar a otro fabuloso relato más, añadiendo misterios al misterio. Otra sorpresa. Otro titular que, tratándose de Leonardo, seguro que no es el último.
Las vidas de Leonardo da Vinci Cultura EL PAÍS


el dispensador dice: la vida del hombre como exponente de la raza humana, válido y vigente para la mujer como ángulo suprema de la misma, se diseña bajo una línea que se traza desde la convocatoria a nacer, ésa que ocurre únicamente en el allá intangible de los distintos, moradas de almas y ángeles, de espíritus y arcángeles, de sabios y genios de una tribu que conforman un consejo que ningún ser humano conoce, ya que no hay acceso a él porque sus decisiones son inapelables, tanto como ciertas y justas. ¿Hay más?, sí, mucho más... aquella vida se diseña a partir del "llamado" del Espíritu Santo, se concertará en la construcción de un destino que tomará forma de letra y palabra que se estampará en el libro de la vida de cada quién, tema no menor a la "sombra de la luz"... que tomará forma de savia y nutriente que alimentará al árbol de la vida de cada quién, y algo más, el árbol de la vida de la estirpe y el linaje, un árbol que ningún ser humano conoce porque forma parte del paraíso paralelo... algo semejante a un back up de las existencias y otro equivalente de las inexistencias... alertada ya de su vida, el alma será empujada por el concierto de los sabios (otros distintos a los antes mencionados) al "ojo de Horus", una especie de embudo que traslada a dicha alma hacia la matriz de aquella será su madre (no es el padre el que contiene la vida, sólo la madre, siendo que el padre será el agente que activará la "esencia" en el nido de la matriz elegida)... justo allí, el Espíritu Santo soplará y el alma perderá la visión amplia de horizontes ignotos para limitarse a la de sus ojos, una carencia que hará más tarde que la razón sea la única fuente de las irracionalidades... o viceversa, hará que el espíritu se sobreponga a los desprecios de la razón. La línea de la vida posterior al baño de madre es algo semejante a una geometría del espacio donde el imperio de la luz generará extrañas paralelas, raras tangentes, diámetros y radios de cristales cúbicos, para luego producir entrecruzamientos que darán lugar a otro imperio, el de las imágenes de los recuerdos. No obstante ello, la línea del destino procede al igual que la proteínas, nace enrollada en su totalidad, se va desenrollando paso a paso hasta tranformarse en un línea con perfiles, dobleces, ángulos y hasta esferas inscriptas en cubos y otros tantos cubos inscriptos en esferas... desenredando una madeja inconsciente donde las llaves son sostenidas por el ángel de la guarda y la conciencia, algo representativo en la luz como intérprete del destino escrito, y en la voz del árbol de la vida, convergencia ancestros y cestros (aquellos que no han nacido y esperan su turno para descender a la virtualidad de la Tierra y sus tiempos). Simultáneamente a la vida del alma en curso, existen visiones paralelas que provienen de los ojos de los otros, testigos directos de la huella y su sombra... visiones siempre sesgadas porque no contienen las aristas del placer como tampoco del dolor ajenas, convirtiéndose en meras opiniones de encuentros y desencuentros, presencias y ausencias, solidaridades y disimulos, misericordias y negaciones, compasiones y burlas, segundas intenciones que desmerecen el valor alimentando a la soberbia de la posesión. La propia vida se va escribiendo a través de un destino que se va desenredando bajo el propio paso, pero también sobre paralelas que suman o restan a otras vidas, y viceversa... dando forma a una madeja ininteligible que se aprecia con precisión sólo desde el allá, desde donde todo se ve, sin atenuantes, indefectiblemente, traducido en la intención genuina y sus consecuencias. De allí que, al final de la vida, cuando se terminan los tiempos respirables y se da inicio al regreso a la verdadera vida, aquella línea se enrolla nuevamente por el punto inverso y pasa delante del alma para dejar constancia del imperio de lo inapelable, la estela de la huella y su sombra, la palabra pronunciada y toda consecuencia de ella...  Las vidas paralelas no nacieron con Plutarco, nacieron con el hombre al llegar a la Tierra a consumir su tiempo, la gracia concedida para ser ciclo y espiral... y esa misma madeja forma parte de una biblioteca que contiene el "ir" y el "devenir", algo semejante a una Alejandría que sostiene al mundo de las ideas, sus convergencias y sus divergencias, sus confluencias y sus desfiladeros, sus abismos y sus... sabiduría, genio, inteligencia, ignorancia, algunos de los lados del cubo... pasión, solidaridad, misericordia, compasión, otros de los lados del cubo... la esfera del alma... la esfera del espíritu... las trilogías de los sueños, las trilogías de las esperanzas, las trilogías de las ilusiones, geometrías donde el compás y la escuadra son herramientas para hacer honor y culto a la gracia concedida, donde la regla y el metro, donde el número y el pentagrama son herramientas que conjugan enaltecer o denigrar el don consecuente a la gracia... y más allá, la traducción numerológica de todo aquello hacia el talento... algo que se merece cuando el cristal es transparente a la intención... cuando las paralelas se cortan, tiene lugar la paradoja del absurdo. Febrero 03, 2012.-

No hay comentarios: