El hombre que conocía el infinito
El contable hindú, la reciente novela de David Leavitt, cuenta la historia de Ramanujan, un empleado de comercio sin estudios universitarios que revolucionó el mundo de las matemáticas.
¿Qué pensaría usted si alguien le contara que el matemático más importante del mundo es un joven extremadamente pobre, que apenas ha podido asistir a la escuela secundaria y nunca a la universidad, que vive en una pequeña casa junto a sus padres y hermanos, con lo justo para alimentarse y sobrevivir? Posiblemente dudaría de semejante aseveración. Sin embargo, lejos de la ficción que todos podríamos imaginar, esta historia es real. A comienzos del siglo XX, un joven empleado de comercio hindú, llamado Srinivasa Ramanujan, envió varias cartas a los matemáticos más importantes de Inglaterra con alrededor de cien teoremas que, afirmaba, había descubierto por su propia cuenta. Como era de esperarse, aquellas cartas fueron a parar a los respectivos papeleros de los encumbrados matemáticos ingleses. Todas, salvo una, que había sido dirigida a Godfrey Harold Hardy, uno de los más prestigiosos catedráticos de Cambridge, miembro de la Royal Society, profesor del Trinity College y activo integrante de una sociedad secreta denominada Los Apósteles, donde confluían los científicos, filósofos, matemáticos y hombres de letras más destacados de Inglaterra.
La carta que Ramanujan enviara a Hardy es el punto de partida de la novela El contable hindú (Editorial Anagrama), del norteamericano David Leavitt.
Tras una ardua investigación que, según cuenta él mismo, le llevó tres años, la novela fue publicada en inglés en 2007 y traducida al español en 2011. Está centrada en la relación entre Hardy y Ramanujan y los años de colaboración que, a partir de 1916, tuvieron en Cambridge, durante la Primera Guerra Mundial. Con el respaldo de Hardy y Littlewood, Ramanujan obtuvo su licenciatura, fue nombrado Fellow de la Royal Society y catedrático del Trinity College, todo ello en un lapso de apenas tres años, antes de que volviera a la India para morir de una extraña enfermedad que los médicos no pudieron diagnosticar.
Ramanujan llevó una vida enigmática. La única biografía existente, The man who knew infinity, de Robert Kanigel, fue publicada en 1991 (lamentablemente, no existe traducción al español).
En sus cuadernos, Ramanujan se limitó a anotar sus descubrimientos matemáticos, pero nunca llevó algo parecido a un diario que pudiera echar luz sobre su vida privada. Leavitt debe apelar a su imaginación para crear una trama que atrape al lector. Se apoya en la vida de Hardy, mucho más documentada; condimenta acertadamente la homosexualidad encubierta de varios apóstoles y lleva a buen puerto una historia real ficcionalizada. (Expresamente ha dicho que no le gusta el término "novela histórica" aunque le agrada indagar en el pasado para obtener el material de sus ficciones).
La presencia de Ramaujan es constante en toda la novela. Aún cuando no está en escena, notamos que todo gira en torno a él. Leavitt se atreve a incluir algunas complicadas ecuaciones que, sin embargo, no distraen a los lectores ávidos por saber más sobre este genio que se formó a sí mismo.
Queremos conocer los detalles de sus descubrimientos aunque no comprendamos cuán profundos fueron para el desarrollo de la matemática. Podemos no haber oído hablar de la hipótesis de Riemman, ni conocer absolutamente nada sobre su función zeta. No importa si estamos enterados de que tal hipótesis es el problema sin resolución más importante de la actualidad y que a cientos de mentes brillantes se les ha escapado su demostración. El hecho es que los trabajos de Hardy y Ramanujan sobre dichas cuestiones permiten, por ejemplo, que usted y yo hagamos transacciones seguras en internet con nuestras tarjetas de crédito.
Sin interés aparente
En El contable hindú, vemos a Ramanujan preocupado por preparar su "rasam" (sopa de lentejas agria típica de la India), ya que era un vegetariano estricto, afirmando que sus descubrimientos son escritos en sueños por la diosa Namagiri, angustiado por la lejanía en que se encuentra su esposa adolescente, imposibilitado por la Gran Guerra de volver a su casa y afectado por una dolencia que, finalmente, lo llevará a la muerte. En medio de todo, los desarrollos matemáticos que realiza con Hardy son una especie de oasis.
Leavitt espera hasta el final para contar la anécdota más conocida: Hardy visita a Ramanujan en el hospital donde está internado y, para romper el hielo, comenta que ha llegado hasta allí en un taxi con un número sin ningún interés, el 1729. Ramanujan lo disuade diciéndole que es el menor número que puede expresarse como la suma de dos cubos, de dos maneras diferentes. Toma su anotador y escribe: 1729 = 13 + 123 = 93 + 103. ¿Estaba al tanto del resultado o lo "descubrió" en aquel momento? No podemos saberlo, lo que sí queda claro es que Ramanujan no era un simple "niño calculadora" sino un genio incuestionable: el hombre que conocía el infinito.
© LA GACETA
Julio Estefan - Escritor y editor.
el dispensador dice: antiguas conversaciones en los oráculos...
- ¿dónde queda el infinito?...
~ No, no queda... estamos dentro de él, somos parte de él, pertenecemos a él... somos parte de su caos y de su orden.
- pero... ¿en qué dimensión se sitúa?...
~ el infinito comprende a todas las dimensiones, a todo lo que existe... a todo lo que, aún no siendo visible por el ojo humano, tiene longitud de onda, vibra, emite ecos.
- entonces, es un factor filosófico...
~ es un conocimiento filosófico que comprende a un factor matemático, a otro geométrico, que se ordenan a partir de un tercero, el cosmogónico, que es en definitiva al que contiene al pensamiento original.
- ¿quiénes están en el infinito?...
~ muchos más de los que la razón humana pueda imaginar.
- entonces, ¿la razón humana como tal, no cabe en la concepción del infinito?...
~ definitivamente no, el ser humano se acerca al infinito cuando se libera de las limitaciones de sus sentidos, por ende de aquello que el propio ser humano denomina "razón"...
- ello quiere decir que en el infinito no hay lugar para la "razón" como tal...
~ no según la concepción humana de ésta... la razón es algo semejante a "justificación"... algo que demanda un motivo para "ser"... y dicho ángulo no encuentra geometría en el "infinito".
- ¿es el paraíso una parte del infinito?...
~ sí lo es... el paraíso es el ángulo que contiene al verbo causal, el motor y ordenador de todas las cosas... de hecho el paraíso está imbuido del espíritu del infinito.
- ¿son los infiernos una parte del infinito?...
~ sí lo son... los infiernos se corresponden con los ángulos del caos innecesario, aquellos que debieron ser pero no lo lograron... aquellos que recibieron una o más gracias y las despreciaron...
de hecho, los infiernos están circunscriptos en las geometrías falsas del infinito... quien está allí, no sale. No tiene opción de hacerlo... allí residen quienes sacrificaron sus oportunidades (gracias), desmereciendo los dones concedidos y los talentos ofrecidos.
- ¿es el infinito una significancia que es sinónimo de "viaje"?...
~ no, el viaje sólo existe en la concepción humana del tiempo y la distancia. Nadie que responda a las coherencias del universo viaja y/o se traslada por el espacio... tampoco por sus dimensiones.
- ¿es el infinito una geometría curva?...
~ no... la geometría que define al infinito es la de la eternidad... sin comienzo... sin final... conducente siempre al "sí mismo" pero en su lado inverso... guarda un eje que se relaciona al número pi, y es esencia del 3,14 que es el número del verbo causal.
- ¿qué comprende el infinito?...
~ todo, absolutamente todo.
- ...
~ cuando tomas distancia de la humanidad, del ser humano y su Tierra, de la Tierra y sus cielos, de la humanidad y sus tiempos, comienzas a comprender que las existencias dependen de la convergencia de armonías entre los espíritus y sus sueños... realmente, la mente habilita a estar en cualquier ángulo del infinito... para ello contiene un impulsor que se llama "voluntad".
- entonces, ¿dónde moran los ángeles?...
~ en el infinito.
- ...
~ desde el infinito todo se ve, todo se oye, todo, el ir y el devenir... lo que ha sucedido y lo que aún no sucede... allí se aprecia que todas las dimensiones y sus universos caben en una caja de zapatos.
- entonces, ¿dónde moran las consciencias?...
~ justamente, en el infinito.
- ...
~ desde el infinito todo se ve, todo se oye, todo, el ir y el devenir... lo que ha sucedido y lo que aún no sucede... las segundas intenciones y las otras, las puras... las inocencias y sus humildades... las burlas y sus desprecios... las soberbias y sus atropellos... más aún, desde allí se observan con claridad los recuerdos, los sentidos y sus sentimientos, las omisiones, los olvidos y hasta las negaciones.
- ¿cómo se relaciona al infinito con el sentido del tiempo?
~ no se relaciona ni tampoco se vincula... el espíritu puede moverse según la realidad que imprime a su iniciativa... de hecho, el tiempo es sólo una condición que se relaciona con el hombre y su existencia en los tiempos respirables... fuera del cuerpo no hay tiempo, tampoco espacio, mucho menos existen las distancias.
- ¿es el ser humano un factor condicionante del infinito?
~ no... entre los seres humanos habitan otros seres que parecen humanos, pero no lo son... pudiendo tratarse de seres de la luz o también, seres de las tinieblas, estos pueden hacerse visibles o no, y transitan el tiempo humano de un modo distinto ya que guardan la capacidad de "estar" o no, según las circunstancias, pudiendo incluso ser parte de un infinito que está afuera de la propia concepción humana. También, fuera de los hijos de la luz y las tinieblas, hay otros que despliegan similar condición... pueden moverse por fuera del sentido del tiempo y estar y hasta permanecer donde lo consideren necesario. Parece extraño, pero lo que desde la mente humana se contempla como paradójico, en verdad no lo es.
- ¿hay sabiduría en el infinito?
~ es una de sus propiedades, angular, que deviene de la consubstanciación del espíritu con el motor del verbo causal, aquel capaz de pronunciarse a sí mismo y recrear la propia creación... definitivamente ni la ignorancia, ni el genio, como tampoco las inteligencias tienen lugar en él (infinito). Es esencial reconocer la geometría del número, algo que dista de formar parte del ser humano... aún cuando haya algunos simil seres humanos que expresen ciertas sabidurías. Ello no quiere decir que el hombre y/o la mujer (más esta última que el primero) no puedan alcanzar estadios de sabiduría... pero la infinitud demanda prescindencia del cuerpo, esto es regresar a las expresiones del aura, las genuinas.
- ¿cómo podría definirse al infinito?
~ a aquello que contiene la geometría del punto.
Abril 01, 2012.-
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