lunes, 6 de febrero de 2017

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La conexión española de Peter Weiss | Cultura | EL PAÍS

La conexión española de Peter Weiss

El poeta Francisco J. Uriz publica un libro sobre sus andanzas españolas con el escritor sueco-alemán

Imagen sin datar del autor Peter Weiss.

Imagen sin datar del autor Peter Weiss.



Francisco J. Uriz vino con Peter Weiss (1916-1982) a España en 1974, aún vivo Franco aunque  lánguida ya la dictadura. Weiss quería documentarse sobre la Guerra Civil para un libro en el que quiso dejar testimonio de lo que Uriz llama "la primera resistencia antifascista en Europa". 
Weiss nació en Alemania, vivía en Suecia, y quería la ayuda de Uriz para el libro que estaba escribiendo, La estética de la resistencia, parte del cual se desarrolla en España. Uriz vive aún en Suecia y alterna esa residencia con Zaragoza, donde nació.
En Viaje a la España de Franco (Erial ediciones), cuenta la historia de esa colaboración e incluye las palabras del novelista y autor teatral. El cuaderno de bitácora de esa sección de la novela era el testimonio de un médico alemán, Max Hodann, amigo de Weiss, que había ejercido su oficio enrolado en las Brigadas Internacionales. Albacete y Denia fueron campos de operaciones del doctor Hodann.
La resurrección de la obra de Weiss en español se completa con la publicación, a finales de febrero, de Adiós a los padres (Alpha Decay, en la traducción de traducción de Juan de Sola), novela largamente descatalogada en la que el escritor retrató la vida de una familia alemana de origen judío antes de la Segunda Guerra Mundial.

Pisar tierra franquista

Durante un tiempo, Uriz ayudó a Weiss con mapas de la zona. Weiss no quería pisar tierra franquista. Sin embargo, cuando fue imposible seguir descubriendo con la minuciosidad requerida por Weiss los rincones por los que anduvo Hodann curando heridos de la guerra, el poeta convenció al reticente autor sueco-alemán para que hicieran el viaje español de Weiss por los sitios verdaderos.
La peripecia la cuenta Uriz como una novela de aventuras. Fueron en busca de un lugar remoto de Albacete, que fue hospital de Hodann, y de otro caserón de Denia; en ambos lugares fueron ayudados por autoridades locales de distinto signo para verificar la ruta del brigadista. En aquella España aún comandada por el dictador, al peregrino antifascista le pareció insólito que los alcaldes de entonces y hasta la Guardia Civil le prestaran auxilio para su obra.
Ese libro, La estética de la resistencia, era el regreso de Weiss a la novela, después de éxitos teatrales como Marat/Sade, que representó en España Adolfo Marsillach con todo tipo de incidentes que eran marca de la época de la censura. Al propio Weiss aquella persecución de sus obras le llevó a considerar que su viaje aquí sería un calvario o un signo de apoyo a una dictadura que detestaba. Le sorprendió que los periodistas manchegos de la época (los únicos a los que atendió) se atrevieran a publicar sus declaraciones en contra de hechos recientes de la dictadura; Uriz le aclaró que los tiempos estaban cambiando…
La estética de la resistencia era, dice Uriz ahora, "un proyecto ambicioso: narrar la lucha por la liberación de la humanidad a los largo de cuarenta años del siglo XX y en el papel que en ella desempeñaba la cultura". La Guerra Civil era una parte importante "en ese combate". "¿Por qué?", se pregunta Uriz. "Así comentaba años después el hijo de uno de sus personajes de la novela realmente existentes, Coppi: 'Lo importante no era lo que los luchadores antifascistas hicieron, lo importante es que hacían algo, que se atrevían, a pesar de todo".
Fue obsesivo Weiss. Paco y su mujer, Marina, le ayudaron en lo que pudieron, en Estocolmo, para trasladarle la atmósfera española que debió de vivir el brigadista Hodann. "Hasta que me empeñé en que viniese a España, a ver con sus ojos el escenario de su novela". Gunilla Palmstierna, la esposa del escritor, que escribe el prólogo del libro, le avisó: viajar con Peter es una locura. "Pero el viaje", dice Uriz, "discurrió sin el menor problema". Para Weiss, la España de 1974 fue una sorpresa. "No me dio la impresión de que se fijase demasiado en el atraso. Le sorprendió la gente. La amabilidad y su manera de expresarse tan libremente en cuestiones políticas. ¡Si todos parecen socialistas!’, decía".
Además del prólogo de Palmstierna y la crónica de Uriz, que es como una novela en sí misma, el libro incluye el propio Diario del viaje, de Peter Weiss, que está en alemán en sus obras completas, así como la crónica (de Uriz) de algunos proyectos cinematográficos frustrados (de José Luis Borau) para llevar a la pantalla la proeza de aquel brigadista amigo del escritor peregrino en España.
En 2016 se celebró el centenario de Weiss. En Alemania y en Suecia su teatro se sigue representando, en España también; Marat/Sade, la sensación teatral de la década de 1960, se representó hace un par de años. Y su Hölderlin aún espera su momento…
El libro incluye fotos también, especialmente una en la que Weiss posa con un alcalde franquista, en las que parece, a la vez, un doctor tímido y un inspector de Graham Greene. Las hizo Uriz, el amigo español de Peter.

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