Ocho libros de esta semana
Javier Cercas, Gay Talese y Daphne du Maurier, entre los autores destacados
Nocturnidad y surrealismo Breton, pope del surrealismo, publica en 1928 su novela autobiográfica Nadja, celebrado ejercicio de vanguardismo que serpentea por entre el recuerdo, la locura y las calles de París, entre imágenes que contribuyen a un hibridismo y a un desorden desquiciado que son capaces de fascinar al lector o de disuadirlo para siempre. Ese mismo año su compañero Philippe Soupault, con el que en 1920 había publicado ese libro mítico titulado Los campos magnéticos, saca a la luz la novela que nos ocupa, una de sus obras fundamentales y epítome de la verdadera poética del surrealismo, más allá de sus provocativos tributos al inconsciente y la excentricidad. El azar avant toute chose, la espera y “la monotonía de lo extraño”, la intriga (metafísica y policiaca a un tiempo), el ludismo y la vida teatralizada, las imágenes orgánicas prestadas por la poesía (peces en un acuario “sorprendidos en el flagrante delito de existir”), la noche urbana y el claro de luna que Buñuel mató en Un perro andaluz porque los manifiestos vanguardistas prescribían su muerte. Paris la nuit y sus bulevares del vicio. El espíritu del spleen de un Baudelaire al que Soupault estudió. La concupiscencia del burdel y el pippermint. Todo bajo la dirección de un narrador en primera persona que ejerce de flâneur y de detective de la vida misma, que fluye ante los ojos del lector con un aire vagamente cinematográfico y ciertamente tan sórdido como perturbador. Por JAVIER APARICIO-MAYDEUJUSIr a noticia
No hay comentarios:
Publicar un comentario