sábado, 11 de febrero de 2017

Fotorrelato: Siete libros de esta semana | Actualidad | EL PAÍS | LA CHISPA DE LA RISA

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Siete libros de esta semana

Elvira Lindo, Guillermo Arriaga y Hannah Arendt, entre los autores destacados

Confieso que yo ignoraba qué era un tinto de verano hasta que Elvira Lindo tituló así su columna diaria de agosto de 2000. Desde el minuto cero sus piezas fueron comentadas, elogiadas y denostadas. Ella supo crear una serpiente de verano con mordiente y picardía que sacudía las mañanas de piscina (estamos en el año 2000 y la fiesta no ha terminado) con su incisivo descaro, políticamente incorrecto. El atractivo lenguaje desinhibido de Manolito Gafotas, heredero del estilo umbraliano, Lindo lo ponía a trabajar en una ficción autobiográfica nutrida por ella misma —personaje dicharachero, enamorado de su santo, de las compras y de una chispeante frivolidad— y por su marido (Muñoz Molina, su santo, el escritor que se esfuerza por “agrandar su obra”, intelectual sesudo, más bien huraño y tierno objeto de la ironía femenina). En torno a la pareja que veranea en un pueblo de la sierra y a la supuesta tensión conyugal que la escritora construye con mano experta, los hijos adolescentes, el eterno albañil, el padre y el suegro. Por ANNA CABALLÉ

La chispa de la risa Confieso que yo ignoraba qué era un tinto de verano hasta que Elvira Lindo tituló así su columna diaria de agosto de 2000. Desde el minuto cero sus piezas fueron comentadas, elogiadas y denostadas. Ella supo crear una serpiente de verano con mordiente y picardía que sacudía las mañanas de piscina (estamos en el año 2000 y la fiesta no ha terminado) con su incisivo descaro, políticamente incorrecto. El atractivo lenguaje desinhibido de Manolito Gafotas, heredero del estilo umbraliano, Lindo lo ponía a trabajar en una ficción autobiográfica nutrida por ella misma —personaje dicharachero, enamorado de su santo, de las compras y de una chispeante frivolidad— y por su marido (Muñoz Molina, su santo, el escritor que se esfuerza por “agrandar su obra”, intelectual sesudo, más bien huraño y tierno objeto de la ironía femenina). En torno a la pareja que veranea en un pueblo de la sierra y a la supuesta tensión conyugal que la escritora construye con mano experta, los hijos adolescentes, el eterno albañil, el padre y el suegro. Por ANNA CABALLÉIr a noticia

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