lunes, 11 de septiembre de 2017

Los caballeros errantes de la antigua China - Revista Instituto Confucio - ConfucioMag

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Revista Instituto Confucio – ConfucioMag

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Los caballeros errantes de la antigua China

Los caballeros errantes surgieron a partir de la dinastía Zhou (, 1046-256 a.C.), cuando los nobles feudales, bajo el mandato del emperador, perdieron su posición o abandonaron su puesto. Durante las épocas de caos, los caballeros errantes cargaban con un gran peso sobre sus hombros y llevaban a cabo sus misiones acabando con las injusticias, convirtiéndose a los ojos del pueblo llano en una encarnación de la ley y la honestidad. 

Un reportaje deLiu Yanqin
刘艳琴



En la dilatada historia de China, surgieron personajes excepcionales. Eran sinceros y determinados, cumplían sus promesas, podían desafiar toda clase de peligros, se sacrificaban por la supervivencia del país, tenían consideración únicamente por las personas, no peleaban por su honor y no buscaban recompensa. Debido a que siempre iban de un lugar a otro resolviendo problemas, se les asignó el apelativo de caballeros errantes.
Muchos de ellos tenían una inteligencia superior a los demás o eran valientes luchadores. Asesinaban a los tiranos, por lo que eran adorados por el pueblo, de tal modo que los expertos incluso los ponían a veces a la altura de los emperadores y sus ministros.
Los caballeros errantes en la antigua China
Los caballeros errantes surgieron a partir de la dinastía Zhou (, 1046-256 a.C.), cuando los nobles feudales, bajo el mandato del emperador, perdieron su posición o abandonaron su puesto. Solían ser nobles que poseían tierras y habían recibido una buena educación, ocupando cargos importantes y convirtiéndose en oficiales en tiempos de guerra. Más tarde, la sociedad cambió y perdieron su condición de nobles y, aunque poseían la capacidad necesaria para gobernar el país, por su sentido de la responsabilidad y del honor rebajaron su rango hasta convertirse en simples burócratas, por lo que decidieron derrocar al nuevo emperador. Aquellos que más destacaron en la lucha se convirtieron en caballeros errantes.
Los caballeros errantes en la antigua ChinaIlustración del intento de asesinato de Jing Ke al rey de Qin
Uno de los de mayor reputación fue Jing Ke (荆轲). A finales del periodo de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.), Ying Zheng (嬴政) (259-210 a.C.) —rey de Qin, más tarde conocido como el Emperador Amarillo—, ya había ocupado la mayor parte de la Llanura Central y luchaba a muerte en el estado vasallo de Yan, a orillas del mar de Bo. El príncipe Dan de Yan reunió a gente de gran talento para acabar con el rey de Qin. Algunos le recomendaron reclutar al protector Jing Ke, así que el príncipe Dan de Yan lo convirtió en alto oficial, el cargo de mayor rango en su gobierno. Jing Ke sirvió protegiendo al príncipe y, sin apenas tiempo para prepararse, inició rápidamente su viaje como emisario de los Yan. Su plan consistió en fingir que ofrecía la paz en la corte de los Qin mediante un mapa enrollado como un pergamino, dentro del cual se escondía una daga. El rey de Qin aceptó el regalo y Jing Ke intentó asesinarlo empuñando la daga. Los guardias acudieron a proteger al rey y Jing Ke luchó contra ellos hasta que finalmente murió. Con la difusión de esta historia Jing Ke se convirtió en el representante de los caballeros errantes de la antigua China.
Otro famoso y leal caballero errante fue Hou Ying (侯赢), que vivió en el reino de Wei a finales del periodo de los Reinos Combatientes. Era un hombre de muchos recursos y la persona de confianza del señor Xinling, hijo de la familia real de Wei. El reino de Zhao fue atacado por el de Qin y el primero pidió ayuda al estado de Wei. Sin embargo, el rey de Wei, por temor al de Qin, no se atrevió a socorrerle. El señor Pingyuan, hijo de la familia real de Zhao, insistió de nuevo pidiéndole ayuda al señor Xinling de Wei. Como agradecimiento por el trato que le había dado Xinling, Hou Ying le aconsejó a Xinling que sobornara a la reina de Wei para conseguir que esta robase el hufu (1) del rey y se lo diese. Con el hufu ya en sus manos, las tropas de Wei atacaron a las milicias de Qin, forzándoles a retirarse y abandonar su invasión al feudo de Zhao. La traición que cometió Xingling, dando órdenes falsas en nombre del rey, le costó el exilio al territorio de Zhao. Sin embargo, Hou Ying consideró que él mismo era el artífice de la traición, por el consejo que formuló y, por ello, decidió suicidarse como disculpa hacia el rey de Wei.
Los caballeros errantes en la antigua China
En el reino de Zhao vivió un caballero llamado Lu Zhonglian, que a menudo resolvía los problemas ajenos y buscaba la paz sin pedir nada a cambio. Cuando el ejército de Qin atacó el reino de Zhao, este último pidió ayuda al de Wei, y el monarca no se atrevió a auxiliarles, pero asignó a varias personas para que se infiltraran en Zhao para persuadir al rey e intentar así que se rindiese. Lu Zhonglian decidió reunirse con el emisario de Wei, le indicó los fallos de su plan e hizo que el enviado abandonase su persuasión. El general de Qin se enteró de esto y, para mostrar su respeto hacia Lu Zhonglian, retiró a sus soldados 25 kilómetros, dejando que el reino de Zhao ganase algo de tiempo. La capital se liberó de la invasión y el señor Pingyuan de Zhao, como recompensa, quiso ofrecerle una gran cantidad de dinero a Lu Zhonglian quien, con una sonrisa, la rechazó. Esta fue la última vez que vio al señor Pingyuan. Veinte años más tarde, Lu Zhonglian ayudó al reino de Qi a liberarse de la ocupación del territorio de Yan en Liaocheng. El soberano de Qi quiso recompensarle como agradecimiento pero Lu Zhonglian se marchó.
Hubo otros famosos caballeros errantes como Nie Zheng, Yu Rang, Zhu Jia, Guo Xie, Wang Wu y Qiuran Ke, además de muchos otros a lo largo de la historia.
Durante las épocas de caos, los caballeros errantes cargaban con un gran peso sobre sus hombros y llevaban a cabo sus misiones acabando con las injusticias, convirtiéndose a los ojos del pueblo llano en una encarnación de la ley y la honestidad. Fueron como una estrella fugaz que atraviesa el cielo de la oscura noche desprendiendo su brillo. 
Notas:
(1).   Un hǔfú (虎符) es un objeto de bronce u oro con forma de tigre que utilizaban antiguamente los emperadores para dar órdenes a sus tropas. Se divide en dos partes, una de se asignaba al jefe del ejército y otra que conservaba el emperador. Solo se podía desplegar un ejército si se usaban ambas partes al mismo tiempo. Era el símbolo con el que, en la China antigua, el emperador otorgaba a los oficiales feudales de la corte el poder militar y la capacidad de enviar tropas.

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pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 39. Volumen V. Noviembre de 2016.
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