el dispensador dice:
al amanecer, te asomas a la ventana con la seguridad de hallar un cielo, un mundo que está ahí, esperando por las confluencias que confieren las circunstancias de un día, circunstancias que se nutren de momentos, de instantes, de aires respirados, de apreciaciones, de miradas disimuladas o de otras intercambiadas, de presencias y hasta de ausencias... el planeta humano gira sin que ningún ser humano esté pendiente de ello, sin que se haga al respecto, simplemente gira, un movimiento que apenas si se aprecia según el registro de las horas de un reloj, según va cursando el Sol o la Luna o ambos en el cielo, para luego ser testigo de un universo nocturno que se muestra inconmensurable, magnificente, cercano y distante al mismo tiempo, lejos de la mano, cerca, muy cerca de los sueños, mucho más de las esperanzas... un cielo bajo el que no se recoge lo que no siembra... un cielo bajo el que se recoge lo que se siembra... incluyendo en ello conductas, actitudes, afectos, desafectos, traiciones, sonrisas, burlas y hasta lágrimas... cada cosa significa un puente hacia un prójimo necesario, hacia el otro, hacia el contiguo cercano, también hacia el desconocido lejano, ya que como individuos no somos más que eso, seres pasantes, andantes al modo de caballeros en busca de motivos para ser, para estar, para existir, e incluso para pasar... tanto es así que la Tierra se mueve incluída en un espacio que la provee de un cielo amplio, celeste suave, celeste eléctrico, azul profundo, azul radioactivo cuasi violeta, un celeste perdido entre nubes o hasta oculto por ellas, enseñando una energía que está allí, que existe aún cuando no pueda ser vista, ni siquiera percibida por limitados sentidos, sentidos que viven atareados, apurados por vivir, siempre y justo antes que se nos vaya la vida, no sea cosa que queden cosas pendientes, sin resolver, sin encarar... y el mundo está repleto de proyectos que no se cumplen ni lo harán... porque el motivo superior del paso del hombre por su tiempo respirable no es otro que el sentido de las esencias de la vida, sólo eso... no correr tras zanahorias virtuales, no imponer o imponerse metas inalcanzables que sólo sirven para justificar la pérdida de escrúpulos y cambiar la dignidad por comodidades efímeras. La Tierra está contenida en un cielo, desde siempre... pero el alma de cada uno de los siete mil millones de humanos que la pisan y gastan sus días siguiendo sus rotaciones, también guarda un cielo que es propio de cada quien, distinto al del otro, indefectiblemente así es, porque cada uno, cada ser humano, viene por sus ideas, sus ideales, sus perspectivas y sus lógicas... pero sucede lo propio con todo lo que existe en la propia Tierra, desde una hormiga hasta una ballena, desde un tigre hasta un oso, desde una abeja hasta una hormiga... todo guarda sentido y pertenece al universo, tanto como éste (universo) pertenece al verbo causal y tanto como éste (verbo) pertenece al máximo creador... el cielo es uno, pero las visiones del cielo son tantas como seres existen... de allí que los haya más ricos, más azules, más musicales, más coloridos, más expresivos, hasta algunos intrascendentes y otros utilitarios. Alicia María Abatilli supo enviarte la fotografía que hace las veces de portada... es parte de su obra de imágenes imperdibles con otros tantos pensamientos y reflexiones, también imperdibles. Dicho cielo me subyuga, si bien se trata de un ocaso, bien podría ser un amanecer... reflejando a los hechos de la vida misma, allí en el embalse del Río Tercero, en la provincia de Córdoba, justito en el medio de nuestra amada Argentina... el hombre hoy camina apurado, desesperado por encontrar aquello que no perdió, preocupado por no poder alcanzar sus propias promesas extraviadas entre conciertos y desconciertos de ilusiones y esperanzas... el hombre corre tras un mañana que le es esquivo, porque las circunstancias se tejen por fuera de los afanes y superan largamente aquello que el hombre mismo supone como idea, ya que el mundo de las ideas tiene vida propia, y allí los ideales no son esferas intangibles de supuestos inobjetables... pueden tocarse, pueden amarse, pueden sintonizarse tanto como despreciarse... pero el hombre y la mujer están divorciados de sus tiempos, están confrontados con sus realidades tanto como con sus momentos, renegando de la huella y de la sombra, transformando en complejo y tedioso algo que solía ser simple, sencillo, el acto de vivir y ser más allá de las circunstancias. La Tierra sigue teniendo su cielo, sigue estando incluído en su propio espacio... pero el hombre y la mujer han perdido el propio, y las gentes deambulan como tontas, andando con sus cabezas gachas, mirando los desdibujos del suelo que pisan con pies pesados por las densidades del espíritu, un espíritu atropellado por más densas realidades impuestas o inducidas por propios y terceros. Cuando levantan sus cabezas para mirar el entorno, apenas si sonríen porque ya no tienen motivos genuinos para hacerlo, y eso no es otra cosa que la falta de cielo... existe una conexión entre lo que se pisa, se respira, se ingiere y se digiere, se mira, se observa, se contempla, se escucha, se oye, se interpreta, se reflexiona... las piedras cantan pero el hombre está sordo... el cielo está más azul que nunca pero el hombre está ciego... empecinado en fabricar un apocalipsis a escala que consuma su calvario... y apocalipsis no es final de nada, sí es revelación de todo aquello que guarda un sentido superior que debe ser entendido antes que negado... si te miras en la fuente y no logras ver tu rostro, seguramente habrás perdido tus tiempos... si te miras en tu espíritu y no logras divisar tu alma, seguramente te habrás perdido en tus desiertos... si ello sucede, no habrá cielo que te alcance para despertar en el mañana necesario. Cuando se pierde el cielo, pierde los sueños... cuando pierde los sueños, se le esfuman las esperanzas... cuando se le esfuman las esperanzas, el espejismo traduce al alma... y cuando ello ocurre, ya no hay ni paz ni calma que pueda sosegar tu alma, mucho menos cobijar ni abrigar el espíritu... Octubre 28, 2011.-
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