domingo, 1 de junio de 2014

DESPUÉS DE LA NADA ► 'La imaginación es el gran don que tenemos' | Cultura | EL MUNDO

'La imaginación es el gran don que tenemos' | Cultura | EL MUNDO

Edna O'Brien.

Edna O'Brien. JOANNA O'BRIEN


LITERATURA Edna O'Brien

'La imaginación es el gran 

don que tenemos'

  • Llegan a España las novelas de iniciación de la escritora irlandesa, un equivalente de nuestra 'Nada' de Laforet en inglés





"Si-ei-ar-em-i-en... el-ei-ef-ou-ar-i-ti, Carmen Laforet". La irlandesa Edna O'Brien nunca había oído hablar de una novela llamada 'Nothing' pero, cuando alguien le cuenta que 'Las chicas de campo' y 'Chica de ojos verdes', sus dos novelas de los años 60 que Errata Naturae acaba de editar, tienen una hermana mayor española, se interesa y toma nota con aparente sinceridad. «Buscaré el libro y trataré de dialogar con su escritora aunque sea espiritualmente». ¿Suele ocurrirle eso de encontrarse con equivalentes de 'Las chicas...'? "Bueno, mi obsesión eran y siguen siendo los escritores rusos. Los leí y releí hasta poder recitar escenas enteras de Tolstoi. Y aún espero escribir libros así. Libros en los que el lenguaje sea grande pero los sentimientos, más grandes todavía".
Pero volvamos a Laforet. 'Las chicas de campo' y 'Chica de ojos verdes' son el relato de la educación sentimental de dos chicas, Baba y Kate, en un pueblo bastante perdido de Irlanda. Todo alrededor es claustrofóbico y opresivo: las monjas, los curas, el padre alcohólico, la madre frustrada, las carreteras estrechas, los vecinos cotillas, los chicos del pub... Pero las dos luchan por construir su vida, por ser más o menos libres. Así que se irán a Dublín, conocerán a gente diferente, se enamorarán y harán lo que puedan. Un poco como Andrea en 'Nada', ¿verdad?
"Le confieso que estas novelas me gustan. O, por lo menos, no me avergüenzo de ellas y recuerdo el momento de escribirlas como una especie de edad de oro en mi vida. Fue muy natural escribir esta historia. Tenía la sensación de que todo, el dolor y el sentimiento de exclusión que guardaba, salían de dentro. Todo parece muy fácil, muy sencilllo al leer las novelas de O'Brien. "Fácil en el buen sentido, en el sentido de inevitable. Nada está forzado. Ahora acaban de editar las novelas en Italia y en España, se siguen leyendo, de modo que entiendo que hay algo sencillo que es, de algún modo atemporal".
En su momento (1960), 'Las chicas de campo' no sonaron tan naturales. El libro cayó en las manos del párroco del pueblo de O'Brien y el hombre decidió que estaría bien hacer una hoguera con él. Y eso, porque la pobre Kate de la novela se echaba un admirador que le daba besos en el coche y le decía zalamerías. Después, empezaba a salir con otro novio más serio que se quería acostar con ella. Y la chica andaba en que si sí, que si no, más bien que sí aunque luego nada resultara del todo grato.
Y, a su manera, la aventura es divertida. "También escribí una obra de teatro con esta historia. No es que fuera un musical pero cantaban y bailaban...".
'Las chicas de campo' y 'Chica de ojos verdes' tienen ya medio siglo. Durante ese tiempo, a O'Brien le ha ido bien. Se casó, se divorció, se marchó a Londres, escribió una famosa biografía de James Joyce y ganó fama y elogios de colegas como Philip Roth. ¿Qué tal les fue a las muchachas de su edad? A las 'kates' y las 'babas' que crecieron con ella. ¿Fueron razonablemente felices tras sobrevivir a aquella educación brutal?
"Felicidad es mucha palabra, la verdad. Los 50 no fueron la época de la ruptura, la mayoría de las chicas de mi edad se plegaron a lo que se esperaba de ellas, no fueron los 60. Baba y Kate fueron unas avanzadas, yo misma fui una avanzada y me vine a Londres, así que tampoco soy una experta en saber qué es lo que pasó con ellas".
Irlanda, la emigración. A todo el mundo le encanta Irlanda, pero los irlandeses se marchan de la isla en cuanto pueden. ¿Hace falta nombrar a Beckett, a Joyce y compañía? «No tengo una teoría general de por qué los irlandeses nos vamos. Sí puedo decirle que uno se marcha de Irlanda y se queda algo cósmico que le une a la isla y que es mucho más fuerte que el patriotismo. Y es para siempre».
Todavía tenemos que hablar de los hombres de Baba y Kate. El padre de Kate, un alcohólico temible que, en el fondo, merece compasión; Mr. Gentleman, un hombre casado muy encantador pero no muy honesto; y Eugene, el madurito interesante que espera en Dublín. "Gentleman y Eugene son dos idealizaciones. Pero es que las chicas éramos así, veíamos a los hombres tan lejos que los idealizábamos a la vez que los demonizábamos. Yo tenía en la cabeza a Drácula, porque vi una versión teatral. Y también a los hombres de 'Cumbres borrascosas' y de toda la literatura romántica. Y después, claro, estaba Cristo, porque todas éramos chicas de educación católica y la gran referencia masculina era Cristo". Eugene y Gentleman, además, son casi extranjeros. Uno medio francés y el otro medio austriaco. "Si idealizábamos a los hombres, imagínese a los hombres extranjeros".
"La imaginación", termina O'Brien, "es nuestro gran don. También es el más escondido. El gran motor que me ha hecho escribir ha sido el deseo y la urgencia de expresar esa imaginación. Y por eso no he dejado nunca de escribir. Quizá, si me hubiera dedicado a la literatura por ambición o deseo de reconocimiento, ya me hubiera cansado. Pero no lo he hecho".

el dispensador dice:
después de la nada,
te descubrí sentada,
aquella mañana,
esperando que alguien llegara,
para salvarte el alma,
al verme...
perdiste la calma,
sintiéndote sobresaltada,
como si hubieras visto un fantasma,
y de eso se trataba,
yo no era nada,
nada más que un espíritu etéreo,
alma que andaba descalza...
buscando a los que esperan,
que les llegue su mañana,
te dije que el sueño era importante,
que lo demás no importaba,
te quedaste perpleja,
no entendiendo cómo era que te hablaba,
si no era más que vapor,
flotando sobre una esmeralda...
no comprendías cómo era que me veías,
si al no existir la transparencia no se reflejaba...
te dije que así funcionan las cosas,
cuando de paralelos se trata,
pero negando lo que sucedía,
te alejaste entre las brisas que ahogaban...
y me quedé allí esperando,
que se apareciera alguna otra alma,
que habiendo perdido su calma, 
esperara por otro mañana...
JUNIO 01, 2014.-

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