ALGO ME DIJO
el dispensador dice: algo me dijo que la hora había llegado... que es hora de irse cuando el motivo ha caducado, cuando el tiempo ha vencido, cuando la palabra suena a hueco apelando a la excusa del argumento descuidado... ¿para qué quedarse dónde nunca has estado?... ¿para qué alejarse de lo que nunca te ha acercado?... la ausencia determina la distancia de los ángulos... no puedes ser esfera cuando el afecto es un plano inscripto en un cuadrado... algo me dijo que estaba de más en dicho espacio... ¿sabes?, se huele el aura mientras el espíritu se va quemando... lo he aprendido hace mucho, y nadie me lo ha contado... creí escuchar la voz de la consciencia mientras permanecía hablando... me sobraba el horizonte mientras iba caminando, me sobraba la esperanza mientras iba navegando... me decía que nadie escapa del destino cuando se lo viene negando, que es necesario aceptar aquello que te llega para resolverlo tal se puede, si la voluntad te va brotando... y así lo hice, cerré la puerta como quien cierra algún pasado... puse llave al suspiro y luego eché candado al tiempo respirado... caminé unos metros y sacudí el polvo de la suela y del calzado, a decir verdad prefería volar que andar descalzo... despegué el alma y me elevé entre suelos sin cielos y entre remolinos de recuerdos en torbellino entrelazados... se veía la gente ensimismada, cómo si estuviesen lagrimeando... es dura la pena cuando no se atiende la razón que te hace ovillo la espera de la mentira que te va negando...
me reí mirando el suelo de la distancia que los otros venían repitiendo para no ser escuchados... aturdirse no modifica el devenir ni el mañana inesperado... la vida siempre te alcanza en el debate de la geometría que abunda en ángulos... prefiero los relieves a sentirme plano, y de tanto desnivelado...
comencé a trepar por algún lado que se parecía a algún costado... vi que se repiten los errores cuando se asegura el absurdo del teorema no resuelto por falta del esfuerzo para comprender lo que es un velo que oculta la neblina envolviendo la voluntad del oportunismo desmesurado... vi a gentes corriendo para abandonar lo conseguido e ir por el siguiente despojado... cuando sobran las mezquindades, las miserias afloran siempre en el huerto contiguo al del vecino que va a ser burlado...
¿qué decirte?, veía la nube y las sombras de los que habían quedado atrapados...
¿qué decirte?, veía el árbol y el bosque que los había devorado...
no es bueno consumirse en la urgencia de saberse perdido sin siquiera haberse encontrado...
no es bueno oxidarse en el apuro de correr tras el motivo que se ha robado con descaro...
algo me dijo que cuando te vas todo se vuelve pasado... algo me dijo que no se regresa la mirada una vez que uno ha tomado el comando del arado...
miré al frente y supe allí estaba mi consciencia, como si fuera esperando... había un futuro pendiente que aún no había sido transitado... ¿por qué no ir al encuentro del horizonte en concierto potencial de un tono no escuchado?...
afiné el alma y el diapasón garantizó que no era estática las cuerdas que parecían estar sonando...
algo me dijo que estaba en el rumbo que se me había deparado...
la promesa que se pronuncia se mentirá en la página que sigue al escrito que se ha ido borroneando... la promesa es íntima y no es altar donde arrodillarse salva al descuidado... tomé lo que quedaba de los retazos de mis propios harapos... corrí desnudo con lo puesto hacia el mañana necesario, mientras escuchaba las quejas de aquellos que viven negociando, comprando y vendiendo el esfuerzo enajenado...
algo me dijo que por el medio llegaría al árbol... trepé la cuesta y subiendo me di cuenta que iba descendiendo hacia el futuro que alguien me había contado...
no tuve ansiedad... ni tampoco estuve desesperado...
porto la paz de saberme llevado de mi mano...
valía la pena descubrir si era cielo o era árbol...
los junté y fui pintura de un espíritu que se sabía liberado...
SEPTIEMBRE 03, 2017.-
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
algo me dijo que hacia el mañana no hay regreso hasta que el destino se vuelva enrollado... sólo entonces se abre el túnel y te escurres hacia el espacio que te trajo... vi a mi madre, como si estuviese aguardando... no te puedo contar lo que fue aquel abrazo de alas flotando...
cuando mires el bosque, nunca busques el árbol...
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
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