La fiesta del Doble Yang, dedicada a los mayores
La fiesta del Doble Yang (重阳节, Chóngyáng jié) es una festividad china tradicional que se celebra el noveno día del noveno mes del calendario lunar. Es también conocida como “el día de la Subida a la Montaña” (登高节, Dēnggāo jié), “la fiesta del Doble Nueve” (重九节, Chóngjiǔ jié) o “la fiesta de los Ancianos” (老人节, Lǎorén jié). En esta jornada, los hijos dejan de lado su atareada rutina para visitar a sus ancianos, subir con sus familias a la montaña para contemplar los paisajes, llevar hojas de la planta zhuyu (茱萸, cornejo), observar los crisantemos y disfrutar, en definitiva, de la armonía familiar.
Sin embargo, además de esta creencia, existe otra leyenda según la cual el comienzo de esta tradición puede estar relacionada con el lucero del alba, que servía como indicador para marcar el tiempo y el paso de las estaciones. Al llegar el otoño durante el noveno mes lunar, la estrella desaparecía, lo que simbolizaba la inactividad del dios del fuego y avisaba de la pronta llegada del frío invernal. Por eso, cuando la gente dejaba de ver su rastro en el cielo, se celebraba, durante el noveno día del noveno mes lunar, un ritual en su honor.
En la época de los Reinos Combatientes, ya se otorgaba una gran importancia a la celebración de la fiesta del Doble Yang en el palacio imperial y fue durante la dinastía Han (汉, 206 a.C. – 220 d.C.) cuando la costumbre se difundió entre el pueblo en general. Según se cree, después de que la concubina Qi (戚夫人), del primer emperador de la dinastía Han, Liu Bang (刘邦), fuera torturada hasta la muerte por la emperatriz Lü (吕后), una de las damas cercanas a ella fue expulsada de la corte imperial, se casó con un lugareño y propagó la costumbre de la fiesta fuera de los muros de palacio. Desde aquel momento, las tradiciones de llevar hojas de zhuyu, comer peng er (蓬饵; dulces típicos de esta fiesta) y beber licor de crisantemo fueron adoptadas popularmente como un ritual de longevidad.
Con la llegada de la dinastía Tang (唐, 618-907), esta celebración pasó a ser oficial, por lo que, desde aquel momento, se comenzó a festejar de manera diversa por todo el país. Durante la dinastía Song (宋, 960-1279) la fiesta gozaba de una gran popularidad, como se puede comprobar en las lecturas de la obra La capital del este: un sueño de esplendor (东京梦华录), donde se describe la gran consideración que se le daba a la festividad en su época y también en la obra Wulin Jiushi (武林旧事), que recoge un pasaje donde dice: “En el octavo día ya empezaban los preparativos para el enorme regocijo que deparaba el día siguiente”.
En la década de 1980 se volvió a oficializar la celebración de una fiesta dedicada a los ancianos durante el noveno día del noveno mes lunar en algunas partes de China, en aras a promover el respeto, el amor, la obediencia y la ayuda a los mayores. En 1989 fue el gobierno central quien dio carácter oficial a esta jornada en el país bajo los nombres de “Día de los Ancianos” o “Día del respeto hacia los Ancianos”. Posteriormente, el 28 de diciembre de 2012 se inscribió dentro de la Ley de Protección de los Derechos y los Intereses de los Ancianos.
En el noveno mes del calendario lunar el clima se torna fresco y el otoño alcanza su momento de máximo esplendor. El colorido de los crisantemos decora el campo y las montañas están cubiertas por el rubor de la flor de arce. Es el momento apropiado para disfrutar del encanto de la estación que precede al invierno y, por eso, durante la fiesta del Doble Yang, son muchos los que se reúnen con sus seres queridos y salen con ellos al campo para ejercitarse o, simplemente, disfrutar del ambiente otoñal.
Entre las costumbres más comunes del Doble Yang se encuentran las de pasear por la montaña y llevar hojas de zhuyu en la ropa. Su origen se remonta a una historia recogida en la obra Xuqi Jieqi (续齐楷记), sobre Huan Jing, un hombre de Ru’nan (汝南), actual ciudad de Zhumadian (驻马店) en Henan, y aprendiz del maestro taoísta Fei Changfang. Un día, el maestro le dijo al aprendiz que en el noveno día del noveno mes lunar una catástrofe golpearía a su familia, y que la única forma de evitarlo era que cada uno de sus familiares hiciera una bolsita de colores, metiera dentro una hoja de zhuyu y se la atara en el brazo para ir luego a caminar a la montaña y beber allí licor de crisantemo. Llegado el momento, los familiares de Huan Jing actuaron según las instrucciones del maestro y, tras volver a casa por la noche, descubrieron que lo predicho por este se había hecho realidad, todo su ganado y sus animales domésticos habían muerto, pero ellos se habían salvado gracias a sus indicaciones. Fue desde entonces que dichas costumbres se convirtieron en actividades tradicionales durante la festividad del Doble Yang para prevenir los desastres y la mala suerte.
Hoy en día, en nuestra ajetreada sociedad, es cada vez más difícil encontrar momentos para pasar con los seres queridos, sin embargo, gracias a la supervivencia de costumbres tradicionales como esta milenaria celebración, existe un importante motivo por el que volver a casa a ofrecer un poco de compañía a nuestros mayores.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 39. Volumen V. Noviembre de 2016.
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