Ladridos de perros románticos en la FIL
Las nuevas generaciones de poetas españoles y latinoamericanos encuentran en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara un canal de encuentro y visibilidad para sus trabajos
Guadalajara (México)
Presentación de 'Poesía o Barbarie' en el pabellón de Madrid, en la FIL LEONADO ÁLVAREZ
Xel-ha López (Guadalajara, 1991) se levanta de la silla y recita: “Mina, para decir nombre de mujer en algún lugar de Sudamérica / Mina, para decir / el trabajo de un hombre es conseguir oro / Mujer para decir oro”. En las paredes del bar mexicano hay pegadas fotos de perritos porque el recital de poesía se llama Los perros románticos, como el poema de Roberto Bolaño: “En aquel tiempo yo tenía 20 años / y estaba loco”.
Las fotos de los perritos son como las de los memes de internet, porque Los perros románticos empezó como un grupo de Facebook en 2014. Los pioneros: una española, un colombiano y un peruano, todos nacidos en las orillas de 1990 o de mil-novencientos-violeta, como el verso de un poeta mexicano, “también de nuestra generación y que nos ha marcado mucho”, explicaba este domingo Luna Miguel (Madrid, 1990) en el bar de Guadalajara, la ciudad donde los perros se conocieron y se hicieron grandes.
El grupo creció de tres a 5000 miembros, “chicas y chicos de 20 años escribiendo en español que encontramos en internet una vía de escape, nos leíamos los unos a los otros, nos consumíamos los unos a los otros cuando antes nadie lo hacía”, añade Miguel, que por entonces ya contaba con un puñado de poemarios publicados en España.
En las redes empezaron a leerse, pero gracias a su primer viaje a la Feria Internacional del libro de Guadalajara (FIL), consiguieron verse, tocarse y recitarse. “Vine por primera vez en 2014, muchos chicos del resto de México –Morelos, Pachuca, Chihuahua, Monterrey, Oaxaca– viajaron a la ciudad y empezamos ha organizar lecturas como las de hoy”, cuenta Miguel, que este año ha vuelto a ser invitada al certamen editorial en español más importante del mundo, que tiene a Madrid como ciudad invitada.
Un par de horas antes del recital, dentro del pabellón madrileño de la feria, un cilindro blanco con gradas, como un foro romano lleno de luz, la presentación de Poesía o Barbarie, una especie de jam poética nacida también en 2014, arrancó así: “Este poema se llama Felices 20, un homenaje a esa maravillosa, loca y nocturna época de mi vida”. El autor Escandar Algeet (Palencia, 1984), es uno de los puntales españoles de esa poesía nacida en las redes que se va consolidando también en el papel gracias a editoriales pequeñas y dedicadas como Ya lo dijo Casimiro Parker, La Bella Varsovia, pero también a veteranas y prestigiosas como Visor, donde Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) publicó el año pasado Pertinaz freelance.
Subido a las gradas del foro junto a la artista gráfica, Liliana Peligro, antifaz, camisetas y pantalones negros, los dos recitaron: “No tienes ni patria ni dios ni sindicato”; “La vida es aquello que ocurre mientras la web se carga”; “Algún día formaremos un ejército y tomaremos Wall Street”. Luna Miguel también participó en la jam recordando que “hoy, 26 de noviembre, es el día mundial contra las violencias machistas”. Su primera lectura fue un poema de María Ángeles Pérez López, dedicado a una mujer asesinada por su exmarido: “Oh cuerpo de papel para la hoguera”.
Recitales, antologías –Los reyes subterráneos (La Bella Varsovia), Pasarás de moda (Montea)–, encuentros. Los perros románticos fueron mutando hasta que el grupo de Facebook cerró en 2016 porque una chica sufrió acoso por mensajes y vídeos. “Inmediatamente decidimos cortar. La burbuja explotó, pero explotó bien. Ahora aunque todos seguimos con nuestras historias, permanecemos en contacto”, explica Miguel.
En México, revistas como Tierra Adentro, Entermagazine o Transtierrosamplificaron la producción de esta generación. Tumblrs o grupos de Whatsapp mantienen conectados a poetas de Ciudad de México, Torreón, Tepic, Chiapas. “Cuando vino Luna no conocimos entre nosotros, se nos quitó el miedo y esa sensación de que estábamos solos”, dice la organizadora del recital en el bar, Paola Llamas (Guadalajara, 1992), que cerró su intervención leyendo en el teléfono uno de sus poemas: “Que nadie quiera asustarte / nadie / Porque cuando tenías 5 años / un niño te dijo que iba a bajar / tus pantaletas blancas / y no quisiste volver a usar falda / pero en la escuela te obligaron / Tuviste mucho miedo”.
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