Girlfriend in a coma
‘La segunda oportunidad’, novela de Douglas Coupland, no tuvo ni una sola en España
La gira de Microsiervos estuvo a punto de costarle la cabeza a Douglas Coupland. Douglas Coupland, el gurú de la Generación X —apelativo con el que se conoció a la generación que empezó a acceder a la vida extrañamente adulta a mediados de los noventa: camisas de cuadros y amistad de sexo desactivado—, que no hizo otra cosa que escribir una novela titulada Generación X para ganarse dicho título, era, por entonces, un escritor condenadamente famoso. Cada cosa que publicaba era oro, mercadotécnicamente hablando, y siempre lejos de nuestro país, donde aún buena parte de la literatura era literatura de supermercado. De hecho, las traducciones al español de los primeros libros de Coupland tienen aspecto de best seller de supermercado porque no podían no tenerlo.
Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que la gira de Microsiervos, su masterpiece sobre la vida de un puñado de losers en Silicon Valley —aún no se ha escrito nada igual de divertido a la par que escalofriantemente profundo—, casi le derrite el cerebro. A su vuelta (allá por finales de 1995), y con el peso de toda una generación encima, más el peso de todo Silicon Valley encima —el mundo no sabía qué demonios era aquello, Coupland más que un novelista era un explorador, algo así como un antropólogo narrativo del pop—, se puso a escribir otra novela. “Fue una de las peores épocas de mi vida. Apenas podía abrir una lata de sopa o llenar el depósito de gasolina”, ha dicho en alguna ocasión.
Lo que escribió en ese tiempo arranca, nada menos, que en el fin del mundo, y como dice su narrador, quizá él mismo por entonces: “Parece atractivo, pero no lo es. De hecho, es un peñazo, no ocurre nada, y el aire huele como si estuvieran quemando neumáticos”. ¿Su título? Un atractivísimo Girlfriend in a coma —en honor a la famosa canción de los Smiths— que en España, esa España de literatura de supermercado, se convirtió en la melodramática La segunda oportunidad, condenando una excelente novela sobre el deseo de reinventarse desde una juventud eterna —la protagonista, Karen, cae en coma a los 17 y cuando despierta, 17 años más tarde, tiene una hija de su misma edad mental (17) y debe aprender, como todo personaje de Coupland que se precie, a vivir en un mundo adulto que aborrece— a no encontrar su público.
Publicada originalmente en 1998, es decir, hace justo 20 años, 17 en España, donde se publicó tres años después, Girlfriend in a coma estuvo a punto de convertirse en serie de la BBC en 2013 —iba a protagonizarla Christina Ricci—, y, en parte, auguró el cambio de rumbo en la vida de Coupland —que volvió a dedicarse a las artes plásticas, después de un parón de 11 años—, hoy también conocido por un puñado de esculturas —como la orca pixelada que hay en Vancouver— muy, diríamos, couplanderianas. Aquí pasó del todo inadvertida, por miedo, precisamente, a hacerlo. A veces, simplemente, no se puede gustar a todo el mundo. Y está bien que así sea. Lesson learned.
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