lunes, 21 de mayo de 2018

Portugal y su periplo africano | Blog Africa no es un pais | EL PAÍS

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EFEMÉRIDES

Portugal y su periplo africano

La llegada de Vasco da Gama a la ciudad india de Calicut hace 520 años marcó el advenimiento de una nueva era en África

Padrão dos Descobrimentos, monumento en Lisboa. En el extremo derecho, Enrique el Navegante.
Padrão dos Descobrimentos, monumento en Lisboa. En el extremo derecho, Enrique el Navegante. PIXABAY
Se dice que el viaje de Cristóbal Colón y su “descubrimiento” de América, en 1492, más la llegada a Calicut de la flota comandada por el portugués Vasco da Gama, el 20 de mayo de 1498, marcaron el inicio de la globalización al señalar el despegue de la conexión intensa de dos continentes con Europa (si bien con Asia hubo contacto previo). Como fuera, el viaje del marino portugués marcó el comienzo muy gradual del control y la injerencia europea en África y en Asia, y, en segundo término, la finalización del periplo portugués en el primer continente (1415-1498).

Ceuta, el principio

La expansión ultramarina era una necesidad de varios estados europeos, la búsqueda de recursos allende los mares y la salida a una crisis terminal del feudalismo. Portugal tenía una ventaja: salida inmediata al mar, además de un Estado capaz de financiar empresas de exploración marítima, sobre todo con la figura de Enrique, apodado “el navegante”. Su padre, el rey Juan I, alentado por su hijo, arrebató Ceuta en 1415 a los locales e instaló la primera plaza fuerte bajo control lusitano, orgullosa la Corona de habérsela quitado al infiel y deseosa de hallar al legendario Preste Juan en algún punto aun no explorado de África.
La esclavitud sería letal para África, el comienzo de uno de sus peores períodos históricos
Bajo una navegación eminentemente de cabotaje, la Corona siguió impulsando la exploración rumbo al sur, en la búsqueda del camino a Oriente, la ruta de las especias, ya que el tránsito vía el Mediterráneo se tornó muy difícil desde 1453 con la toma de Constantinopla por los otomanos y por la competencia comercial previa. Otra razón impulsaba los buques lusitanos, los rumores de oro africano más al sur.
Al comienzo los portugueses atacaban las costas y conseguían botín (esclavos bereberes). Pronto los puestos africanos se guarecieron y les fue más dificultosa la empresa, por lo que debieron revisar el método. En efecto, Enrique el Navegante debió prohibir las razzias al sur del río Senegal por la cantidad de pérdidas propias y así Portugal, antes de finalizar la década de 1440, optó por la trata, el tráfico esclavista con los potentados locales. Las relaciones no siempre fueron buenas al momento comercial.
Tras la epopeya de Vasco da Gama quedó establecida la Carreira da Índia y el imperio portugués en ultramar

En África occidental y ecuatorial

Entre 1444 y 1446 los buques portugueses llegaron a las costas de la Senegambia. En 1468 la Corona otorgó a Fernão Gomes la concesión del descubrimiento de costas en el Golfo de Guinea. Tres años más tarde se obtenía un puesto en la Costa de Oro (actual Ghana) y en 1481 se construyó el fuerte de Sāo Jorge da Mina en un islote. En todo lugar costero donde los portugueses se asentaron establecieron factorías, puestos de comercio y avanzadas militares, insertándose en circuitos comerciales preexistentes pero nunca penetrando al interior (salvo excepciones). A diferencia de América, África no fue colonizada por mucho tiempo, ya que los contactos con africanos se mantuvieron restringidos a la costa.
En 1480 la Corona había prohibido la presencia de cualquier embarcación extranjera en las costas africanas, aunque eso no limitaría la competencia. Europeos de otras naciones seguirían las huellas lusitanas y superarían al pionero. En 1483 Diogo Cão llegó al estuario del río Congo y comenzó el contacto con un importante estado africano, el reino de Kongo, que sirvió a Portugal para instalarse en la isla de São Tomé, en la cual empezó la producción azucarera por parte de la población local, colonos que eran judíos expulsados y antiguos presidiarios de Portugal, en relación con la aristocracia de aquel estado. Los primeros contactos con el gobernante, el mani kongo, fueron igualitarios y cordiales, convirtiendo al catolicismo a quien gobernó como Alfonso I, casi 50 años. Pero la aparición portuguesa fue un factor disruptivo para el reino que terminó trenzado en querellas dinásticas, al compás del tráfico esclavista en ascenso, que generó más desorden. Poco después de mediados del siglo XVI, el Kongo era la sombra de un siglo antes, hasta su invasión final por un grupo de guerreros locales.

Al sur y oriente

El problema era atravesar el paso interoceánico, conocido como Cabo de las Tempestades, que conecta Atlántico e Índico. Pero en 1488 la pericia de Bartolomeu Dias lo logró y el lugar fue renombrado Cabo de la Buena Esperanza. Ese logro facilitó a Vasco da Gama alcanzar en mayo de 1498 la costa india tras haber navegado por primera vez en alta mar durante 13 meses. Tras la epopeya de Vasco da Gama quedó establecida la Carreira da Índia y el imperio portugués en ultramar. En las primeras etapas, África solo fue ruta de paso hacia Oriente, con pocos puntos salientes. El oro no alcanzó a colmar la expectativa portuguesa.
Poco antes del viaje del arribado a Calicut, Portugal se interesó por el litoral marítimo oriental de África y hubo contactos a principios del siglo XVI. La intención portuguesa fue inmiscuirse en las rutas comerciales, controladas por dignatarios y comerciantes swahili, para acceder tierras adentro a lo que se pensó como un “Eldorado” africano, las minas auríferas del Estado conocido como Muene Mutapa, por el nombre de su gobernante. Portugal no pudo conquistarlo, pero su presencia alteró el equilibrio regional.
En todo lugar africano donde arribaron europeos, el esclavo, en forma gradual, fue imponiéndose como el “rey”, la mercancía más buscada en toda la costa atlántica y ofertada desde el interior. Esto sería letal para África, el comienzo de uno de sus peores períodos históricos. Los portugueses fueron pioneros y luego arribaron más europeos buscando “piezas de ébano”.
Omer Freixa es Historiador africanista argentino. Docente e investigador de las Universidades de Buenos Aires y Nacional de Tres de Febrero.
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