Una misión al centro de la Tierra buscará revelar los secretos del “manto”
En 1864 se editaba la novela Viaje al centro de la Tierra, la fantasía de Julio Verne sobre la odisea de una cuadrilla de aventureros que se adentraba hasta el núcleo del planeta, a través del volcán Snæfells. Un siglo y medio después, como en esa ficción científica, un grupo de investigadores planea taladrar el manto terrestre, una capa de 2.900 kilómetros de grosor donde predominan materiales como los silicatos. La meta es examinar su composición, acceder a la vida microbiana en las profundidades y estudiar el movimiento de las placas tectónicas para comprender el mecanismo de los terremotos.
Como la corteza terrestre es aproximadamente el doble de gruesa en el suelo continental que bajo el océano, se determinó avanzar por vía submarina. La encargada de esta gesta es la Agencia Japonesa para la Ciencia y Tecnología Marítimo-Terrestre (Jamstec), a quienes se suman expertos de Estados Unidos y Europa. El inicio de las labores está previsto para 2025, pero no confían alcanzar el manto terrestre hasta 2030. La misión ya sufrió varios retrasos.
Para establecer el mejor punto geográfico, Jamstec consideró el espesor y la temperatura de la corteza terrestre con un sistema de ondas sonoras que permite interpretar la estructura del subsuelo. Así, el lugar señalado es en inmediaciones del archipiélago de Hawái. También se barajan otros, uno en la zona costera de México y otro en la de Costa Rica.
Para llegar al manto –a unos 7 kilómetros de profundidad- se recurrirá al Chikyu, un colosal buque japonés de perforación de aguas profundas. La nave tiene una enorme tubería de extracción similar a las de las plataformas petrolíferas en yacimientos marinos. Es capaz de succionar hasta 1.200 toneladas del contenido que se halle en el manto terrestre.
“No sabemos exactamente cuál es la composición del manto, sólo hemos podido identificar algunos de los materiales que lo conforman. Se trata de una roca realmente hermosa, de un tono entre el verde y el amarillo”, sintetizó Natsue Abe uno de los investigadores de Jamstec.
Los expertos creen que la observación directa del manto revelará su dureza y cuánta agua hay en su interior, lo que permitiría entender mejor los movimientos de las placas tectónicas, causantes de terremotos. “En nuestro país tenemos volcanes, terremotos y una diversa variedad de amenazas naturales. Por eso, buscamos un tipo de monitoreo o análisis que permita anticipar estas catástrofes. Y para ello necesitamos observar directamente la Tierra”, explica Abe.
El proyecto tiene como objetivos secundarios investigar los límites entre la corteza terrestre y el manto y determinar desde qué profundidad hay vida en el planeta, como es el caso de algunos microbios que se alimentan de hidrógeno y cuya estructura no evolucionó en miles de años.
La tarea no es simple y requiere de una gran precisión. El taladro que desplegará Chikyu deberá atravesar 4 km de océano, 1 km de roca sedimentaria y 3 km de corteza oceánica hasta alcanzar el manto, que representa el 85% del volumen de la Tierra. Mediante un tubo vertical se transferirá el lodo a la superficie.
Este proyecto es uno de los tantos intentos -hasta ahora fallidos- por alcanzar el manto, ya sea desde el fondo marino o desde tierra firme. El hueco más profundo perforado hasta ahora no supera los 13 km. Es el Pozo Superprofundo de Kola, en el noroeste de Rusia. La excavación de este pozo, que estuvo activo por dos décadas, comenzó el 24 de mayo de 1970 y la meta inicial era llegar a los 15 km. Mientras que la mayor perforación oceánica realizada está en Nueva Zelanda, a 2 km bajo el fondo marino.
En esta nueva cruzada, Jamstec no es el único interesado. En paralelo, China está desarrollando un barco de perforación capaz de alcanzar unos 10 km por debajo del lecho marino. Esperan que esté listo este año y que comience a actuar en 2021.
“Con él podremos revelar la causa de los terremotos, aprender más sobre la historia evolutiva de la estructura de la Tierra y su entorno y encontrar nuevas fuentes de energía, lo que ayudará a pronosticar y prevenir los desastres”, sostuvo Wu Lixin, director de la Academia de Ciencias de China y jefe del Laboratorio Nacional de Qingdao de Ciencia y Tecnología Marinas.
Fuente: clarín.com
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