Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
TÍBET, EL ÁNGEL DE LA MONTAÑA
Aquel médico se había formado en la Alemania de la posguerra, la Alemania
remanente, arrasada y repartida… había estudiado allá porque no había podido
encontrarse con él mismo en otra parte… no siempre el suelo recoge a sus hijos…
y por su trabajo se había dedicado a la
investigación en cualquiera de sus formas… se había entregado de lleno a su
trabajo porque amaba la filosofía de las ciencias, aunque más amaba la
investigación y dentro de ella lo clínico… pero en él había un raro sentimiento
filosófico, primero matemático, luego geométrico, y acto seguido metodológico… desde
luego, estaba adelantado a su tiempo, así es que solía ver cosas que los demás
no encontraban, siendo amado por algunos compañeros de labores y siendo odiado
por los que tomaban la investigación como un negocio más… de hecho, por sus
funciones, había firmado varios documentos que lo sumían en el silencio y el
resguardo, algo que él respetaba a rajatabla… en sí mismo, él se sentía un sapo
de otro pozo… un extranjero en cualquier tierra, aunque no en la Alemania, vaya
a saber uno qué motivos de karma traía consigo… en algún lugar de su alma se
sabía piloto, piloto que había sido derribado… algo que no lo acosaba, sino que
lo iluminaba… no recordaba las circunstancias, pero sabía que había sido
derribado…
Su esencia contenía bases filosóficas propias de otras culturas y de
otros tiempos… estaban en su fibra… y el distinguía con precisión cuándo se
podía estudiar algo y cuándo la objeción de conciencia superaba los límites de
lo que se podía hacer o conocer… traía consigo una singular visión de la vida…
quizás debido, justamente, a sus muchas experiencias en otras vidas… pero aquel
hombre tenía entre sus dones, el de recordar cada detalle de lo transitado en
esta vida, pero yendo más lejos, qué le había sucedido en vidas anteriores, en
cada una de ellas, algo que lo había llevado a tomar nota de algunas
circunstancias para legarla a uno de sus hijos, a sabiendas que no todos los
hijos de una vida, son de esa misma vida, o bien, a sabiendas que no todos los
hijos de un tiempo, pertenecen realmente a ése tiempo… ya que las personas
trascienden sus karmas y representan una historia que nadie ve, porque es sólo
accesible al sí mismo… por otra parte, los hijos lo son de la vida, y ser padre
no es más que una circunstancia…
Su matrimonio distaba de ser armónico, así es que había aprendido de la
soledad y de sus silencios… convivía con cada regreso a su suelo, pero la
distancia entre su pareja y él era tan grande que no comulgaban en nada… él
había ido descubriendo rasgos psicópatas en su esposa, pero todo intento por
ayudar habían sido en vano y con resultados contrarios a los esperados, así es
que con cada viaje había crecido en distancia, en aislamiento, quizás en
incomprensión… y casi no había lugar de la Tierra por donde no hubiese pasado
con alguna tarea encomendada por sus jefes… siendo que los primeros jefes
(inmediatos) lo amaban… los segundos le temían (superior del superior) y de
tanto lo ahuyentaban… los terceros ( poder supremo) lo rechazaban porque
despreciaban su capacidad para producir sombra… por ende, lo enviaban lejos
para que sus viajes fueran largos y tediosos, con misiones casi imposibles… había
tres etapas de jefes… una primera etapa de convergencia que duró pocos años…
una segunda etapa de confusión que duró menos años… una etapa de destrucción
que arrasó con la obra de creación y aliento… ahora se sabía solo y estaba
convencido que esta última etapa no duraría mucho y que lo invitarían a irse,
así es que él, por dignidad, tenía en su cabeza el irse por él mismo… por las
suyas…
Él repetía una y otra vez que lo que se estudiaba era sólo aquello que
convenía al negocio rápido… las corporaciones carecen de alma y apenas si
consideran el negocio que las alimenta… los recursos humanos no son más que
números… yendo más lejos, lo importante no sólo no se estudiaba sino que se
dejaba de lado por las dudas que pusiese en tela de juicio lo ya investigado…
es decir, no sólo hay que conocer las bases de una gripe y a aquellos que se
ven afectados por ella, sino es necesario investigar por qué otros expuestos a
esa misma gripe permanecen sanos aún estando rodeados por enfermos… es tan
importante una cosa como la otra… qué hace que unos estén afectados y dentro de
la afección en distintos grados, y qué hace que otros, estando rodeados de
enfermos con gripe estén inmunes y sean inalcanzables para dicha enfermedad…
desde luego no era lo único… había pasado por tantas vicisitudes que él solía
descubrir consecuencias con sólo dimensionar las causas en su mente… cuando
produces para atender las consecuencias, te olvidas de prestar atención a lo fundamental,
la causa… y atender sólo la consecuencia, es generar nuevas causas, solía
pensar en sus extensos viajes…
Fue así, vueltas mediante que decidieron enviarlo a la India…
imponiéndole luego un viaje casi de película… primero a Nueva Delhi, a visitar
a socios que transitaban otra realidad… de allí a Nepal… más precisamente a
Kathmandu… de allí a los campamentos del Everest y de estos con un permiso
especial a la China tibetana, mejor dicho, al Tíbet ocupado por China… en
aquellos años se podía llegar con permisos especiales… y el estudio en curso
bien valía la pena los permisos, todos tediosos… para él, dicho viaje
representaba a algo semejante a ir a otro planeta… pero sabía de algún modo que
era el final de su gestión… conocer el famoso tercer polo… descubrir el techo
del mundo… desde adentro y conviviendo con gente que no solía salir de sus
tierras… su inglés era deficiente pero suficiente como para hacerse entender y
entender a los otros… las demás lenguas eran algo así como una asignatura
pendiente, que quedaría así como para otra vida… el viaje no era para nada
sencillo, mucho menos en años de la guerra fría, donde todos dudaban de todos,
donde todos desconfiaban de todos, donde todos descreían de todos, donde todos
engañaban a todos, donde todos mentían a todos… por entonces India tenía
conflictos con Pakistán y tenía reservas por los chinos, siendo que con la
gente de Nepal había ciertas afinidades que facilitaban los contactos… las
gentes de la India lo amaban… lo tenían como parte de su familia y lo sentían
como propio, así es que hicieron lo necesario para ayudarlo con su trabajo…
saber qué sucede con aquella gente que vive casi sin oxígeno, por sobre los
cinco mil metros de altura… qué hay en su sangre que los distingue del resto
del planeta… cuál es su grupo preponderante… y todos los etcéteras de lo
pendiente…
Mucha pobreza… mucho olvido… mucha omisión… gentes de las que nadie
sabía nada, ni siquiera que existían… había estado en esos parajes inaccesibles
por milenios, pero casi nadie conocía su historia… o sea que lo visible en los
mapas, en un tiempo en que no existía internet, era una pizca de la realidad
que surgía cuando se pisaba en lugares donde el pensamiento occidental estaba
demás, no encontraba ni hueco ni espacio, y donde el mismo pensamiento
representaba un muro de aquellos que llegaban en busca de aventuras, intentando
escalar los picos más altos a costas de mucho dinero y de esfuerzos estúpidos,
para luego hacer cumbre por cinco minutos, y huir sabiéndose portadores de una
hazaña para pocos… como sea, la cumbre externa al alma no produce satisfacción
más allá del segundo siguiente… luego la vida vuelve a ser como siempre…
monótona… ya que los problemas suben y bajan con el espíritu que los porta… ya
que la realidad suele no ser afín con aquel que hace cumbre y más tarde se ve
obligado a regresar a producir monedas para la siguiente aventura… que le
nublará el ego por un rato para luego expulsarlo al mismo mundo del cual
procede…
Él estaba apabullado por la pobreza, algo que ya traía de la India… no
hay gente que pueda vivir así, se decía a sí mismo… nacen condenados, viven
condenados y mueren condenados… no por iniciativa de ellos mismos, sino porque
los gobiernos ni se enteran que ellos existen como entidades humanas… incluso,
dentro de las sociedades respectivas había algo semejante a la naturalización
de la pobreza, algo con lo que él no se sentía bien, no comulgaba, y mucho
menos aceptaba… la gente, en las películas, no respira los olores… si así
fuese, la historia sería bien otra… ¿añoraba el baño?, sí… ¿añoraba la ducha?,
sí… añoraba todo sin añorar nada, una bendición que te prodiga la comunión con
el silencio…
En aquellos años de la guerra fría, salir de Nepal para ingresar al
territorio ocupado por China era mucho más que una aventura… casi nadie hablaba
inglés, ni alemán, ni francés, ni otra cosa que chino, o dialectos tibetanos
diversos, donde los unos casi no se entendían con los otros, y donde a medida
que se avanzaba, hacía pesar el aislamiento… curiosamente, su presencia no
había motivado ni aplausos ni sacadas de lengua, lo cual era buen augurio… los
aplausos ahuyentan los malos espíritus y las lenguas expuestas, ahuyentan los
malos karmas… los caminos eran sendas y las distancias enormes… un día de
camino, dos días de camino, tres días de camino… nada por aquí, nada por allá…
villas perdidas entre montañas imposibles… ¿dónde quedará el reino de
Shambala?, se preguntaba…
De hecho nadie sabe bien dónde ocurrió el “hecho”… las ciudades
nombradas en Chino son algo semejante a un trabalenguas, y pronunciadas en los
dialectos tibetanos más aún… Lhasa quedaba lejos… ah! Lhasa era y sigue siendo
la capital política del Tíbet… así es que el hecho pudo haber tenido lugar en
Namling o quizás en Deba… vaya uno a saber… puede haber sucedido en Gertze o en
Yannu… o en otra parte… da igual…
Había cansancio de caminata y agotamiento emocional… conversaba con su
ángel y era suficiente… de camino a una aldea donde había un monasterio donde
se podía refugiar por un par de días, ya que se estaba en el final del viaje…
los presupuestos eran cortos y no había disponibilidad para occidentales
infiltrados… el ángel le habló y lo empujó hacia adelante… la senda de montaña
hacía un codo y un contra codo… todo quedaba por debajo, incluso las nubes… el
frío era infernal y calaba los huesos y mucho más que los huesos… hacia abajo
había valles y se veían algo semejante a torres de piedra, muy altas (Sichuan)…
una, dos, mil torres diseminadas por todas partes… luego de un giro en el
camino, un monasterio apareció de repente sobre la ladera este de una montaña
que no parecía ser de este mundo y en verdad, no lo era…
La experiencia le indicó que parecía que un portal se hubiese abierto de
la nada, exponiéndolo a algo que no era tangible a los mortales… se acercó a la
puerta roja, antigua, rústica, sin llave ni cerrojo, con un tirador del que
pendía un pañuelo azul intenso, casi eléctrico… antes de golpear, la puerta se
abrió y un monje dijo algo parecido a “bienvenidos”, haciendo alusión a que
este viajero estaba acompañado por alguien más, su ángel sin dudas… pasen… el
recinto siguiente era amplio y las paredes parecían hervir… algo semejante a un
humo emanaba de ellas… el monje, entonces, se apresuró a explicar… todo esto no
existe en la dimensión humana, así es que nadie llega hasta aquí… sólo los
elegidos… aquí no tiene importancia la lengua materna, tampoco el idioma, nos
comunicamos con el pensamiento… y el pensamiento es universal, así es que lo
que se pronuncie se traducirá al instante en la mente del otro… deben
acostumbrarse… acotó…
Aquí el tiempo humano no tiene vigencia, dijo… y nada de lo que suceda
debajo de este techo podrá ser revelado… porque no hallarán palabras para
hacerlo… esto no representa ni una experiencia ni una circunstancia… es una
vivencia paralela… sólo eso…
El ángel se había hecho luz… era tan visible como el monje y otros
monjes ubicados en recintos contiguos… algunos parecían estar estudiando
escrituras antiguas… otros estaban abocados a otros menesteres… nadie aseaba…
nadie limpiaba… todo estaba reluciente… pulcro… había una especie de biblioteca
sobre el fondo… en un recinto muy amplio repleto de estanterías… con libros
escritos en lenguas ininteligibles… no se veía cocina… no se veían servicios…
indudablemente los lechos para reposar estaban en otro lado… ¿estarían?... a
cada monje se le podía ver el aura con una claridad meridiana, y además del
aura, sus respectivos ángeles…
El encuentro pareció durar lo que una eternidad, pero tal vez fueron
segundos y no más que eso… ¿cómo saberlo?...
El monje dijo: aquí los sueños tienen más valor que el karma… para luego
agregar: la locura salva, la cordura condena… no se puede ni se debe razonar la
vida humana, porque ésta no es más que un sueño… parece durar algunos años,
cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta, pero en verdad es un destello en el
universo tangible y un chispazo en la eternidad… no más que eso… es necesario
dejarse llevar por el instinto, evitando razonar las circunstancias, porque
estas son externas a las personas involucradas… no existen… son ilusorias… las
personas deben resolver las ecuaciones que se les enseñan… aquí, en este
monasterio somos monjes y ángeles, simultáneamente… el ángel se veía exultante…
como en casa…
Más tarde el monje aclaró: el monasterio existe en una Tierra paralela…
pertenece a una dimensión simultánea a la que no accede ningún humano, excepto
que sea traído… por ello nadie ha aplaudido ni nadie ha sacado su lengua…
El lugar parecía vibrar efectivamente en otra dimensión… todo era
sorprendente… había un singular estado de felicidad… de las paredes parecía
salir algo semejante a humo… las paredes estaban pintadas de un color rojo
intenso… pero también eran de tonalidad amarilla… y según se las viera, hasta
eran azules de una energía más que eléctrica… se veían pasillos extensos… y en
ellos monjes yendo y viniendo… como llevando ideas… como portando motivos…
El lugar era tan amplio como la mente amplia… se sentía una paz que
trascendía el alma… había una música que alimentaba el espíritu… ¿cuánto
duraría la estadía?... ¿qué había aquí relativo al motivo de estudio?... los
monjes no parecían ser humanos…
De repente, alguien tocó el hombro del médico… sonrió… le dijo, vamos
amigo, ya es hora de regresar al laboratorio… él se incorporó, no sin disgusto,
en la camilla incómoda donde estaba recostado… se restregó los ojos… saltó
hacia el piso… y se dijo a sí mismo… esto no fue un sueño… no señor… no fue un
sueño… su ángel asintió…
NOTA: Tíbet tiene una superficie de 1.228.400 km2... y sus comarcas son disímiles unas de otras, enseñando núcleos culturales diversos donde abundan los dialectos y diferentes costumbres, por lo tanto si te dicen que sacar la lengua significa otra cosa, o bien, si te dicen que aplaudir significa otra cosa, puede ser... la excepción no afecta a la generalidad... y viceversa...
NOTA: Tíbet tiene una superficie de 1.228.400 km2... y sus comarcas son disímiles unas de otras, enseñando núcleos culturales diversos donde abundan los dialectos y diferentes costumbres, por lo tanto si te dicen que sacar la lengua significa otra cosa, o bien, si te dicen que aplaudir significa otra cosa, puede ser... la excepción no afecta a la generalidad... y viceversa...
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
todo está bajo registro de propiedad intelectual
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