Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
EL REGRESO
A veces lo sueños regresan y nadie conoce los motivos… pero es curioso
que habiendo tantos miles de millones de seres humanos en la Tierra, todos sin
excepción, sueñen cosas diferentes, todos los días, cada noche… él no sabe qué
ha soñado su prójimo, y el prójimo desconoce qué ha soñado él… él ha soñado
algo que su pareja no conoce, y la pareja ha soñado algo que él no sabe de qué
se trata… así ocurre, así sucede, así se repite una y otra vez, cada día o cada
noche… miles de millones de sueños convergen a las almas de la Tierra para que
encuentren sus señales… de los miles de millones, pocos encuentran sus señales
y muchos menos las interpretan… los sueños son algo muy serio, al que este ser
humano no le concede nada de valor… “simplemente fue un sueño”… y sigue la vida…
Alguna vez, en algún tiempo, los dones prodigados a la raza humana había
dado especialistas en la interpretación de los sueños… allá por los nubios,
allá por los persas, muchos antes… pero el conocimiento se fue extraviando en
un vaya a saber cuándo… quizás en Alejandría… quizás en Pérgamo… quizás antes o
después de algún acontecimiento cósmico que nadie anotó, porque no fue captado
por la mente humana, porque los sabios estaban dormidos, o bien, porque los
profetas estaban buscando algún horizonte perdido a los espíritus en curso… ni
siquiera los poetas fueron capaces de darse a cuenta a tiempo…
no obstante ello, los intérpretes de los sueños existían entre los
mayas-quiché y los urus (muy anteriores a los incas)… hacia la conquista ya no
estaban los mayas-quiché y lo que quedaba de ellos era un remanente con memoria
de otras glorias, pero sin los hechos, esto es que la heredad conservaba el
olvido pero no el recuerdo… nada distinto a los urus, perdidos en la noche de
los tiempos… algunos dicen que el conocimiento maya se perdió en la hoguera de
la fabulosa biblioteca de Honduras… otros dicen que el conocimiento uru se
perdió cuando alguien se llevó los libros de la biblioteca de Vilcabamba…
seguramente ambas cosas en distintos tiempos, hogueras de distinto tiempo para
un mismo fin… pero allá en el oriente como en el occidente, muchas cosas fueron
veladas a los ojos humanos para salvarlas de la depredación eclesiástica y
además, de la depredación colonial… según algunos, cuando los españoles
arribaron a las Américas, ya todo estaba oculto y a salvo, hacía siglos… de
hecho, nadie encontró los restos de los cadáveres de los maya-quiché… de hecho,
nadie encontró los restos de los muertos de la civilización uru… lo cual no ha
impedido que se tejan miles de historias oficiales que no responden a ninguna
realidad… y ninguna realidad es sinónimo de ninguna verdad… ¿se entiende?...
Dicho sea de paso… la realidad de unos, no se corresponde con la
realidad de otros… dicho sea de paso, la realidad de cada uno no coincide con
la realidad de su prójimo… sencillamente porque la perspectiva la proporciona
el karma y su consubstanciación con los sentidos y de estos con la esencia de
cada quien… algo que va más allá de la herencia… y cuyo factorial matemático
continúa siendo un acertijo que ningún humano ha podido resolver jamás… manitú
está en todo lo que existe, y en lo que existe pero es invisible a los ojos
humanos, también… asimismo, manitú está en todo lo que existe sin que el humano
lo sepa, lo acepte, se dé por enterado o no, da igual… el universo existe desde
el antes del ser humano, y continuará existiendo después de él… los universos
intangibles existen desde antes del ser humano, y continuarán haciéndolo
después de él… es decir, el humano en su finitud es incapaz de dimensionar
semejante verdad… y ello se repite para galaxias, estrellas, planetas,
satélites, rocas andantes y cualquier otro astro que componga el cosmos… por lo
tanto, el hombre y la mujer siguen sin entender que todo lo que estaba antes de
ellos, seguirá estando después de ellos… o peor aún, todo lo que ocupaba
espacio antes de ellos, seguirá haciéndolo después de ellos, y el ser humano en
su condición efímera, tampoco puede dimensionar semejante verdad…
Verdad que duele tanto que no es aceptada por casi nadie… en la Tierra,
claro está…
Léase, el ser humano tuvo un cielo cuando llegó a alguna parte… y se
encontró, además, con un suelo… con una fuente y con un aire sin los cuáles su
vida es inviable… pero extrañamente, la fuente de la que bebe el alma no es la
misma de la que bebe el cuerpo… la sed del alma no es la sed del cuerpo… la sed
del espíritu no es la sed del cuerpo… la sed de la consciencia no es la sed del
cuerpo… y más allá… el aire que necesita el cuerpo no es el aire que necesita
el alma… el aire que consume el cuerpo no es el aire que consume el espíritu…
el aire que consume el cuerpo no es el aire que demanda la consciencia… y yendo
más lejos, ni el alma, ni el espíritu, ni la consciencia necesitan de un suelo…
sí lo hacen de una geometría que los excede… un espacio cósmico eterno del cual
proceden y al cual regresan… prontamente… porque lo que se vive no es más que
un sueño multiplicado por los días de tránsito en la Tierra… un tiempo que, en
verdad, no llega a ser un destello en la eternidad…
La gente anda demasiado apurada por vivir para darse cuenta… hay que
trabajar para comer, lo cual es un disparate en sí mismo, pero hay que trabajar
para juntar monedas que permitan pagar la luz, el gas, el cable, los impuestos
del metro cuadrado, el alumbrado, el barrido y la limpieza y otras tantas
estupideces que hacen al bienestar y la comodidad… esto es que es necesario
para pagar a pocos lo que sería un derecho inalienable de todos, por el solo
hecho de nacer… la gente desciende y ya está en una máquina de picar carne que
le impide vivir, al sólo efecto de alimentar a los oportunistas que se
adueñaron del planeta gracias a colonos y piratas… cuando en realidad, nada les
corresponde y mucho menos les pertenece… pero esa discusión va más allá de la
humanidad actual… las cosas comenzaron a ponerse mal con la vigencia de los
imperios, y se pudrieron del todo con la Roma… ni hablar con lo que vino
después…
La humanidad estaba mejor cuando los dioses eran muchos…
Como sea, aquel médico del viaje Tíbet quedó impregnado de su sueño… aquel
que ya te conté… recordando que más de una vez un mismo sueño le había acudido
para que relevara los detalles perdidos en veces anteriores… una vez… dos
veces… tres veces… cinco veces… siete veces… nueve veces… es necesario que
entiendas, de una vez por todas, que los sueños contienen señales que envía el
karma para que despiertes… a algo… no importa qué… cada quien conoce sus sueños…
y los sueños de cada quien pertenecen sólo a cada quien… es imposible compartir
los sueños, y aunque lo cuentes, siempre olvidas los detalles que permanecen en
el inconsciente y sólo allí…
Los avatares de la vida lo llevaron una vez más a la India… otra vez a
Nepal… y una vez más al Tíbet profundo… pase para China y luego Changthang… otra
vez los dialectos… otra vez las lenguas y los aplausos… y una vez más es bueno
recordar que tantos las lenguas como los aplausos significan distintas cosas
según la región del Tíbet que se trate… por entonces, se caminaba… los caminos
del Himalaya son sendas… y los valles demandan gente que sepa orientarse en la
montaña, que camine, que use los pies y las manos… y en los espacios entre
ellas… porque los paisajes son todos semejantes y perderse es común para el
viajero de rumbo corto… habitualmente, el concierto visible es apabullante…
sobra paisaje y falta alma para dimensionar semejante belleza… donde todo
parece haber sido puesto por la mano… donde los sabios parecen pordioseros…
donde los profetas parecen indigentes… donde los monjes son un espejismo literario
que aparecen y desaparecen a discreción…
Aquella vez (anterior) no había sido un sueño… él lo sabía… su ángel lo
sabía… y hasta la eternidad lo sabía… su intención era volver sobre aquellos
pasos ya dados y repetir la experiencia, pero dado las vueltas de la vida, el
viaje fue hacia el lado opuesto… esta vez acompañado por otros dos
investigadores cuyos espíritus se preciaban por su densidad, por su peso
específico, por estar aferrados al suelo que pisaban y no más que eso… para
ellos, acompañantes, el espíritu era una mentira intrascendente, el alma un
contenido descartable, y la consciencia un reducto del raciocinio… así es que
la soledad abundaba en la relación… para los acompañantes era imprescindible el
suelo, mientras que cualquier cielo estaba demás…
En un momento del trayecto, el médico se separó de los otros… agotado de
tanta pavada… unos cien metros… unos doscientos metros… tal vez más… en un
terreno escarpado eso es tornarse invisible… la senda subía costeando una
ladera complicada, por el hielo, por las piedras, y por las goteras intensas de
glaciares ubicados mucho más arriba… en uno de los codos apareció un Stupa y a
su costado un templo pintado de rojo intenso… el Stupa tendría unos cinco
metros de altura o más, de base blanca y de cúpula pintada en oro, ¿quién habrá
pintado esto?, se preguntaba… esta vez, el templo se abrió de un lado, desde
donde emergieron tres monjes ataviados a la usanza tibetana, los que se
acercaron sonriendo… “usted otra vez por aquí”… sí por aquí pero en otro lado,
respondió… lo invitaron a ingresar y al hacerlo las paredes se reconstituyeron
sin dejar visible puerta alguna… había ventanas pero no se veían desde fuera…
había chimeneas pero tampoco eran visibles desde fuera… adentro todo estaba
pintado de un verde extraño… subía y bajaba de tono… según donde se parara el
observador… había una especie de sala amplia con sillones ocupando todo el
perímetro… un mesa en el centro… y varias imágenes con formas celestiales en
los muros laterales… una de esas imágenes representaba un bosque por el que uno
de los monjes se esfumó… no era una pintura, se trataba de una ventana, al
menos eso entendió él…
“qué le parece” el lugar… el médico estaba absorto en lo que veía y
respondió sin contestar… se acercó entonces otro monje y lo invitó a pasar a
una biblioteca donde los libros estaban contenidos en algo semejante a canastas
prolijamente cubiertas con seda bordada… contenían textos que no estaban en
lengua tibetana ni en ninguna otra conocida… pero daba para entender lo que
decían, como si su lengua fuese universal y familiar a los visitantes
escogidos… según uno de los monjes, lo universal no necesita traducción, se
porta en el pensamiento… así se sentía…
Tomaron asiento alrededor de unas mesas que ocupaban el centro del
recinto… y leyeron por largo rato, un segundo, dos segundos, quizás tres
segundos… prolongándose un intercambio de pensamientos que se corporizaban
hasta estallar como burbujas… aquí está la historia de la humanidad en la
Tierra… desde el momento cero hasta la actualización de cada instante… cada
visitante que se llega hasta estas páginas, actualiza lo que sucede del otro
lado de la dimensión, allá donde se respira… aquí nadie necesita respirar…
nadie tiene hambre, tampoco sed…
El médico estaba como en un estado de trance… otra vez la paz que
necesitaba el alma… entonces uno de los monjes se le acercó, lo tomó del hombro
y lo invitó a caminar hacia la parte posterior del templo… “usted no querrá
volver, no es cierto”… ¿dónde voy al volver?, se preguntaba el visitante
inesperado.. sin pronunciar palabra alguna asintió con la mirada… “el mundo
exterior agobia, pero antes agota… cuesta vivir entre humanos… hay mucha
miseria y mucha más mezquindad”… bien, esta es nuestra propuesta… su espíritu,
su alma y su consciencia quedan aquí, en el templo, con nosotros… y nosotros,
regresamos al mundo tangible su cuerpo… funcionando como si fuese usted, con su
conocimiento, su don, su talento, su capacidad, su necesidad, todo igual, algo
semejante a un paralelo y simultáneo de usted mismo… es decir, su cuerpo estará
allá pero usted estará acá… ¿acepta?...
Sus compañeros lo vieron aparecer de repente a escasos metros de donde
ellos lo estaban buscando… había regresado el cuerpo, pero él no estaba más en
ese cuerpo… se había transformado en un paralelo del sí mismo… y esta vez, ni
siquiera se había parecido a un sueño… en el templo él se sentía a salvo… su
cuerpo podría arreglárselas solo…
Al poco tiempo de enviar al cuerpo de regreso a la Tierra visible,
alguien en Alemania dio la orden de despedirlo… habían llegado tarde, el cambio
ya se había producido… el ángel estaba feliz como nunca antes… su custodiado
estaba a salvo de los avatares de los humanos en la Tierra… por suerte, la
Tierra paralela es inaccesible a los humanos…
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
todo está bajo registro de propiedad intelectual
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