martes, 16 de noviembre de 2010

AMÉN





LECTURA
Apoc 3, 1-6. 14-22
Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, oí al Señor que me decía: Escribe al Ángel de la Iglesia de Sardes: "El que posee los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas afirma: 'Conozco tus obras: aparentemente vives, pero en realidad estás muerto. Permanece alerta y reanima lo que todavía puedes rescatar de la muerte, porque veo que tu conducta no es perfecta delante de mi Dios. Recuerda cómo has recibido y escuchado la Palabra: consérvala fielmente y arrepiéntete. Porque si no vigilas, llegaré como un ladrón, y no sabrás a qué hora te sorprenderé. Sin embargo, tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado su ropa: ellas me acompañarán vestidas de blanco, porque lo han merecido. El vencedor recibirá una vestidura blanca, nunca borraré su nombre del Libro de la Vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Ángeles'. El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias". Escribe al Ángel de la Iglesia de Laodicea: "El que es el Amén, el Testigo fiel y verídico, el Principio de las obras de Dios, afirma: 'Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca. Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista. Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete! Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos. Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como Yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono'. El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias".


EVANGELIO
Lc 19, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".


el dispensador dice: qué será del hombre si no se descubre pronto a sí mismo, si no halla la verdad de su origen y la trascendencia de su tiempo... qué será del hombre si no se descubre como santuario de sí mismo, si no halla su altar y sus ángeles custodios... qué será del hombre si no descubre el sentido último de sus días, y la importancia que guardan sus dones y talentos en sus lapsos... qué será del hombre si no descubre que el afán del día se corresponde con una gracia cierta y precisa, concedida para su tiempo respirable, un afán irrepetible en el mañana incierto... qué será del hombre si el pez no asiste a su anzuelo y el suelo que pisa se le vuelve esquivo... qué será del hombre si el viento sopla más fuerte que sus fuerzas para sostener el equilibrio y aquello que parecía seguro deja de serlo... qué será del hombre que reniega del prójimo y le niega su mano... qué será del hombre sin compasión y qué será del otro sin misericordia... qué será de aquel que no comparta su pan con el olvidado, con el omitido, con el disimulado, con el empujado y con el otro, el despreciado... qué será del hombre cuando descubra que las hipocresías consumen el alma tanto como las mentiras... qué será del hombre cuando descubra que el día es tan pasajero como la vida y que aquello que no fue hecho ante la oportunidad concedida, será finalmente reclamado... qué será del hombre cuando descubra que los vínculos genuinos son hilos de plata que trascienden los tiempos y los espacios... qué será del hombre cuando descubra que el amor no se concede en los templos... qué será del hombre cuando descubra que lo hecho sólo es pasado en el lado de los tiempos respirables, pero es eternidad presente cuando se cruza el umbral... qué será del hombre cuando descubra que el aljibe que está ante sus ojos, y que aún no percibe, es la fuente de sus gracias, las pedidas, las negadas, las olvidadas... qué será del hombre cuando no encuentre agua dulce para satisfacer las demandas de su sangre... qué será del hombre cuando halle que cada palabra pronunciada deja huella indeleble en el aire hasta donde llegan sus ecos... qué será del hombre cuando descubra que los premios no son honores en lo eterno... qué será del hombre cuando descubra que el descanso será cobrado... qué será del hombre cuando descubra que el universo que ve no existe... qué será del hombre... qué será de la mujer que lo ha acompañado, que lo ha negado, que lo ha engendrado, qué será de los silencios no guardados y que será de las verdades ocultas, qué será de los abrazos burlados, que será de los alientos disimulados, qué será de las sonrisas negadas y de las otras saqueadas, qué será de las voluntades acomodadas y de las frustraciones regaladas, las otras impuestas, algunas dibujadas, pinturas sesgadas... qué será del libro inconcluso, sinfonía sin notas, alfombras sin rojos, flores marchitas sin moños blancos ni coros sonantes... qué será del bosque sin aves... qué será del desierto sin arenas... qué será de los oasis sin peregrinos... los días se agotan, los ciclos se renuevan, los tiempos se consumen, las eternidades permanecen. Noviembre 16, 2010.-

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