lunes, 1 de noviembre de 2010

SANTOS




el dispensador dice: quiero decirte hermano, que los santos, genuinos santos, no llevan más que el aire en sus manos, se han librado de ataduras, de cargas y amarguras, andando van en silencio, llevando la resignación consigo, caminan observando la vida, subiendo la cuesta, guardando sus heridas, sumando sabidurías propias de las estirpes, las herencias no se rinden ante los destinos escritos, van acumulando las huellas y regalando sus gracias, no hace falta llegar al cielo para sembrar las calmas. Andan sueltos de espíritu, en todo son pura alma, cuando asumen una tarea, cometido responsable, toman un compromiso que no encuentra fin en las tardes y de allí que veas sus auras, si esa posibilidad se te ha dado, consumirse hasta que arden, pero el Sol los alimenta de energías y otras fuerzas, el magnetismo es de piedras pero vive en sus corazones, no andan hurtando huertos ni recorriendo los puertos, su misión son las almas de los vivos que andan muertos... guían a iluminados, genios y hasta tacaños, ayudando a los ciegos, a sordos y a abandonados, a todos van recogiendo sin discriminar las historias, los pasados son ayeres por donde se filtra la gloria, por ello van por mañana, asegurando sandalias, que el polvo que se recoge, que se impregna en aquellas plantas, van sembrando paz para que acudan otras almas... y han andado por los tiempos, han sido llamado profetas, pero los santos, verdaderos santos, no tienen tierra, quedan en el recuerdo sin saber donde su tumba se queda, no hay huesos ni despojos, no hay lápida ni estela, viven entre cielos rojos pero túnicas de lino, que aún cuando sean andrajosas, pasan regalando destinos a aquellos que lo han perdido... podrás sentirlos en Massada, ni qué hablar en el Moab, quizás en el Wadi Araba, pero puedo asegurarte que no hay lugares olvidados, por el mundo andan pasando, anunciando y avisando, en general no los escuchan, los vivos están muy atareados, perdiendo sus tiempos en vano, haciéndole caso a los gusanos, que les llenan las cabezas de vergüenzas y más tristezas, acumulando riquezas que no podrán llevarse, seguro que cuando lo descubran será demasiado tarde, habrán perdido sus vidas tras quimeras vacías... esa es la labor de los santos, llevan sus manos abiertas y sus lágrimas son los oasis de donde beben los sabios. Noviembre 01, 2010.-
dedicado a: los santos.




Apoc 7, 2-4. 9-14
Lectura del libro del Apocalipsis


Yo, Juan, vi a un ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: "No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios". Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000 pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: "¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!". Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: "¡Amén! ¡Alabanza, gloría y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!". Y uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?". Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero".


EVANGELIO
Mt 4, 25?5, 12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.


Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron".

No hay comentarios: