miércoles, 17 de noviembre de 2010

SENTIDOS


LECTURA
Apoc 4, 1-11
Lectura del libro del Apocalipsis.


Yo, Juan, tuve la siguiente visión: Había una puerta abierta en el cielo, y la voz que había escuchado antes, hablándome como una trompeta, me dijo: "Sube aquí, y te mostraré las cosas que deben suceder en seguida". En ese mismo momento, fui arrebatado por el Espíritu y vi en el cielo un trono, en el cual alguien estaba sentado. El que estaba sentado tenía el aspecto de una piedra de jaspe y de ágata. Rodeando el trono vi un arco iris que tenía el aspecto de la esmeralda. Y alrededor de él, había otros veinticuatro tronos, donde estaban sentados veinticuatro Ancianos, con túnicas blancas y coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos, voces y truenos, y delante de él ardían siete lámparas de fuego, que son los siete Espíritus de Dios. Frente al trono, se extendía como un mar transparente semejante al cristal. En medio del trono y alrededor de él, había cuatro Seres Vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer Ser Viviente era semejante a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro humano; y el cuarto era semejante a un águila en pleno vuelo. Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche: "Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene". Y cada vez que los Seres Vivientes daban gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro Ancianos se postraban ante él para adorarlo, y ponían sus coronas delante del trono, diciendo: "Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder. Porque has creado todas las cosas: ellas existen y fueron creadas por tu voluntad".



EVANGELIO
Lc 19, 11-28
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.


Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. Les dijo: "Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: 'Háganlas producir hasta que yo vuelva'. Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: 'No queremos que éste sea nuestro rey'. Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más'. 'Está bien, buen servidor, le respondió; ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades'. Llegó el segundo y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más'. A él también le dijo: 'Tú estarás al frente de cinco ciudades'. Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo. Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'. Él le respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'. Y dijo a los que estaban allí: 'Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más'. '¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!'. Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia". Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.


el dispensador dice: mientras los días transcurren, mientras los afanes se gastan, mientras la vida pasa, mensajes y señales de distinta índole se multiplican ante un mundo humano ciego, aunque con ojos... sordo, aunque con oídos... mudo, aunque con exceso de palabras... enseñando que la paradoja crece de la mano de la contradicción. El mundo fue acondicionado para que el hombre tuviese lo suficiente como para su tránsito, sin embargo, cada vez son más gentes olvidadas, omitidas, despreciadas que van engrosando el universo de excluidos... al tiempo que el poder se vanagloria de disponer de ciertos recursos, aduciendo una propiedad que no es tal, ya que la misma pertenece a la creación. Ese mismo hombre con poder asiste al templo a rogar a Dios, para luego erigirse como Dios de otros abandonados a su suerte, enseñando con arrogancia sus vestidos y sus joyas, producidas por esfuerzos ajenos, burlando de manera manifiesta aquello que expresa en sus escasas y eventuales oraciones. Ese mismo hombre borra con el codo lo que escribe con su mano, o bien borra con su huella lo expresado con su palabra, sin saber o sin admitir que todo está escrito y que el poder y la vanidad tienen fecha de vencimiento, y que aquello que fue negado en el tiempo respirable será facturado por la creación como entidad universal mayor. No habrá palabra que no sea pesada en relación a la pluma de ganso... No habrá alma que traspase el umbral sin pasar por el prisma de las auras... No habrá intenciones no declaradas que se hayan guardado para el atropello que no queden manifiestas ante las consciencias... y las sentencias serán inapelables, y la zozobra consumirá a los espíritus de iniquidad, enseñándoles el valor de la compasión, de la misericordia, de la piedad, y de la consideración. El hombre está enfrentando su propia esencia y se le está brindando la posibilidad de re-descubrir el sentido de su existencia, de modo de refundar su propia condición, la humana, a partir del cultivo de la calidad como persona... el portal está abierto, los que ingresen además de bendecidos, comprenderán el aura de este mensaje. No hay otro santurio que el hombre pueda habitar sin la anuencia del verbo de la creación... el hombre depende de ciclos de existencias e inexistencias que guardan un sentido superior que nos excede y que no puede ni debe ser alterado, ya que las paradojas consecuentes tienen precio y nadie debe omitir que esta vida, además de una gracia concedida, es un crédito que debe ser regresado con obras, ciertas, genuinas, que trasciendan los recuerdos y que forman parte de la estirpe de la comunidad... Noviembre 17, 2010.-

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