viernes, 6 de julio de 2012

ERMITAÑO || Soledad | El escorpión | Blogs | elmundo.es

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Alejandro Gándara

Una crítica al aburrido discurso cultural dominante. Con "recomendados", "contraindicados" y "grandes citas".

Soledad






Tanto Nooteboom como Theroux hablan de soledad. La soledad del viajero, que presumen especial: estar entre extraños. Y entre extraños de los que se depende para todo. Se trataría de una soledad carencial, pues falta alguien de quien echar mano y sobre todo alguien con capacidad para el consuelo o para el sosiego. Es obvio que el viaje no es necesario para encontrarse en esa circunstancia.

Hay otra clase de soledad más esencial y constitutiva. Es la del solo consigo mismo, nadie alrededor (ni lejanos ni cercanos), en el silencio de su ser, desplazado más o menos voluntariamente de cualquier trato humano. La experiencia montañera tiene esas características cuando es solitaria. La imaginación se dispara -en el sentido literal: empiezan a producirse imágenes, aunque no fantásticas. Por lo general, remiten al pasado, en una especie de tarea de reconstrucción de sentido.

El otro día, mientras iba por la Cañada Real de Navacepeda a Navalperal (foto), hizo acto de presencia un compañero de colegio del que todo el mundo decía que estaba loco. Tuve peleas por este asunto, pues yo le consideraba mi amigo y el juicio de los demás, un insulto. El caso es que su rostro apareció nítidamente, a sus trece o catorce años, como no le había recordado en tiempo. Y al observarle desde ahora, a mis 55, pude constatar que, efectivamente, estaba loco. Fue un encuentro físico, cuyo resultado fue otra evidencia.

Así como produce imágenes -su actividad principal-, la soledad también proporciona interlocutores, a través de las voces de que el sujeto dispone, que son bastantes, y que rara vez emplea en el curso de lo cotidiano. Cantar es el ejemplo más reconocible: la voz no es exactamente la propia, sino que está modulada por una intención y sujeta a reglas interpuestas (las notas de la canción). Cuando se llevan muchas horas de marcha, uno empieza a cantar sin darse cuenta (salvo que esté sin resuello). Y se acompaña.

Pero no es solamente el canto. También está el diálogo directo. Uno se sorprende animándose, de pronto, con una voz que no ha salido completamente de dentro y que juraría que procede de afuera (otra forma de canto, en realidad). O discutiendo algún problema metafísico con un otro que no acaba de ser uno mismo. Son voces interpretadas por una conciencia que no sólo experimenta la soledad sino que experimenta con la soledad.

El animal solitario produce el universo y lo llena de habitantes. Igual que cuando se mete en la cama. Gregario o exclusivamente en sociedad, es estéril.


el dispensador dice: hay gentes que aprenden a vivir en soledad... al mismo tiempo hay otras tantas gentes que necesitan saberse acompañadas... hay personas que necesitan sostener su "individualidad" en aislamiento... mientras que hay otras que necesitan que sus individualidades sean compartidas de un modo más o menos frecuente... como sea, son tan importantes las individualidades como las compañías, sin embargo, el ser humano no puede vivir aislado todo su tiempo... tal vez logre hacerlo durante un lapso, pero de una u otra formas terminará siempre extendiendo un puente hacia "algún" otro, más cercano o más lejano. La humanidad transita hoy un tiempo de "premoldeados" que se venden como "recomendados", como "contraindicados", o bien como "inventados" a favor de los oportunismos de alguien desconocido que sacará beneficios de la manipulación de las visiones de los muchos... esos premoldeados fabrican opiniones que las gentes acomodan a sus medidas, adaptándose a la comodidad que comprar "ideas" ajenas, en la seguridad de que dichas "ideas" le evitarán el esfuerzo de pensar, de reflexionar, de idear... este tiempo que transitamos, ciertamente denso, ciertamente pesado, donde el aire puede cortarse con cuchillo o pincharse con tenedor, pero donde respirarlo es nocivo para alma, nos enseña una humanidad  que se siente acompañada a partir de saberse integrada a las compañías, ello implica que dichas personas se saben tales a partir de sus prójimos... de alguna forma, más o menos cierta, ello se apoya en el altruismo solidario que se sustenta en las misericordias y las compasiones comunes a la vida humana, en cualquiera de sus expresiones... de hecho, los puentes de los afectos, aún cuando no sean visibles ni tocables, existen... y las personas siempre necesitarán a un "otro" para saberse con vida suficiente como para ser reconocidos, genuinamente. Detrás, existen gentes tóxicas, que son aquellas que necesitan la presencia de un tercero o muchos terceros a quiénes torturar, a quiénes reclamar, a quiénes extorsionar, a quiénes manipular, a quiénes usar, para luego abusar de sus calmas, de sus paciencias, de sus clemencias, y hasta de sus silencios. Ello crea una visión trágica de los vínculos humanos, donde un lobo se devora a su propia manada, convencido que guarda motivos suficientes para ello, respaldándose en que Dios es sólo de él y de nadie más, o lo que es lo mismo, que el resto de los mortales que se cruzan por su vida, no superan la condición de "esclavos" de sus propias conveniencias. Más lejos, hay gentes que se "encuentran" sólo cuando se enfrentan a la soledad, sea recogidos en alguna montaña, o sea como espectadores de alguna playa olvidada... de alguna manera, todos, en algún momento de nuestras vidas, somos ermitaños... entendiéndose por tal que es aquel que busca aislarse de las incertidumbres sociales, no sólo para acercarse a Dios, antes bien para no alejarse de ellos mismos... algunas veces para descubrirse a sí mismos... otras tantas para ocultarse de ellos mismos. Apartarse es una forma de "salvarse", o tal vez, salvar a los prójimos del uno mismo. Vaya a saber.  Eremita, en latín, o en griego, significa "del desierto"... y casualmente hoy, el mundo humano está repleto y desbordante de ellos, de desiertos que consumen gentes tanto como de gentes que fabrican desiertos, para sí o para terceros. Indudablemente, el planeta humano está enrarecido, quizá como nunca antes o tal vez como nunca después, pero todo indica que en este concierto de electrónicas y comunicaciones instantáneas, los individualismos han crecido tanto como las intolerancias, y aún cuando se habla de diversidades y de indiscriminaciones, el hombre discrimina y se discrimina cada vez más, erigiéndose como su único salvador... lo cual demuestra que con la sonrisa de circunstancias no alcanza y que con las miradas cómplices tampoco. El ser humano necesita de los puentes tanto como de los cordones umbilicales... ya que la soledad le afecta el pensamiento y sus capacidades reflexivas... de hecho, está demostrado, que las mejores creaciones se han producido cuando el "creador" se ha visto afectado por bullicios extremos. Raras convergencias que hacen del ermitaño (o de muchos de ellos)... un hombre sin desiertos. JULIO 06, 2012.-


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