Ciencia
Un relámpago gigante ilumina Saturno (de día)
El resplandor midió 200 km de diámetro y descargó 3.000 millones de vatios en solo un segundo
Día 19/07/2012 - 11.58h
La tormenta de Saturno
La nave espacial Cassini de la NASA ha capturado unas imágenes de la impetuosa tormenta que el año pasado azotó Saturno, la más grande observada en el planeta, en las que aparecen unas manchas azuladas en el centro de un remolino de nubes. Se trata de los destellos de los relámpagos. Es la primera vez que los científicos han detectado un rayo en longitudes de onda visibles en el lado de Saturno iluminado por el sol. Y es potentísimo. Tiene 200 km de diámetro y 3.000 millones de vatios de energía.
«No pensábamos que íbamos a ver un rayo en el lado diurno de Saturno, solo durante la noche», dice Ulyana Dyudina, investigadora del Instituto Tecnológico de California, en Pasadena, uno de los encargados de estudiar las imágenes de la Cassini. «El hecho de que la Cassini fuera capaz de detectar los rayos quiere decir que fueron muy intensos».
La tormenta se produjo el año pasado. Los relámpagos aparecieron más brillantes en el filtro azul de la cámara de la Cassini el 6 de marzo de 2011. Los científicos aumentaron el matiz azul de la imagen para determinar su tamaño y ubicación. Todavía analizan por qué el filtro azul captura el rayo. Puede ser que el relámpago sea realmente azul, o puede ser que la corta exposición de la cámara en el filtro azul haga que el rayo de corta duración sea más fácil de ver.
Como en la Tierra
Lo que los científicos sí saben es que la intensidad del flashazo es comparable a los más fuertes destellos de la Tierra. La energía visible se estima en aproximadamente 3.000 millones de vatios durante un segundo. El resplandor mide aproximadamente 200 kilómetros de diámetro cuando sale por encima de las nubes. Los científicos deducen que los rayos se originan en el nivel de la atmósfera de Saturno donde las gotas de agua se congelan. Esto es análogo a lo que sucede en nuestro planeta.
Los científicos han visto múltiples destellos durante las tormentas. «La Cassini nos ofrece una gran oportunidad para ver cómo es el tiempo en diferentes lugares de nuestro Sistema Solar», dice Linda Spilker, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California
el dispensador dice: el tiempo que transcurres respirando se divide en fracciones mínimas, tan mínimas que son ínfimas, tan ínfimas que suelen pasar como imperceptibles... tan imperceptibles que la razón humana suele despreciarlas, quitándole entidad a aportes de una realidad tan colateral como fundamental... vas caminando por cualquier parte... de pronto percibes un destello a tu costado... el ojo cree haber visto algo... el sentido de las sensibilidades indica que algo se produjo a tu alrededor... sigues andando... tratas de dilucidar qué fue... la realidad te atropella y finalmente el destello queda en eso... algo inexplicable que merece ser omitido... y que al serlo (omitido) se esfumará como tantas otras oportunidades... Alguien quiso decirte algo... pero la fracción temporal impidió que tuviera entidad propia... y así como así, simplemente pasará al olvido de las intimidades jamás reveladas, evitando los falsos ridículos que visten al ser humano para protegerlo de las vergüenzas que padecen los otros. Sucede con el hombre... sucede en la vida en los tiempos respirables... sucede en el universo visible, sólo en él... no en los otros contiguos, ni en sus paralelismos. ¿Qué me quisieron decir?... la fracción guarda el ángulo de la prioridad y la importancia, si no ejercitas tus sensibilidades, te perderás las geometrías de la vida... y andarás sin ver... tanto como andarás sin escuchar, atendiendo sólo aquello que conforma los paisajes del facilismo... si está allí para todos los demás, lo estará para mí... si no está allí para los demás, tampoco lo hará para mí... sucede que este universo posee geometrías espaciales que se multiplican y deforman permanentemente, ofreciendo la posibilidad cierta de descubrir que podemos ser mucho más de lo que somos... tanto como podemos "dar" mucho más de lo que usualmente "damos", no sólo hacia terceros, también hacia nosotros mismos. Pareciera que el simplismo atrapa a los desprevenidos y los encapulla a efectos de anularlos, de anular capacidades potenciales, dejándolas dormidas, silenciadas, en permanencia latente, imposibles de expresarse. Es así que las tormentas contienen mucho más lluvias y relámpagos... es cuestión de detenerse a apreciarlas, a ir familiarizándose con las labores de los "intangibles", esos desconocidos que permiten que lo que está de este lado suceda. Lo propio cursa entre los aires quietos o los otros, aquello llamamos vientos... todos portan químicas indetectables, no por ello menos "tocables"... si no perfeccionas tus sensibilidades pasarás la vida viendo lo poco y entendiendo lo menos... escuchando la nada y perdiéndote, finalmente, los ángulos de las esencias, esos mismos que se traducen a fracciones... porque no pueden caber en el tiempo humano, ni en ningún otro. JULIO 20, 2012.-
el dispensador dice: el tiempo que transcurres respirando se divide en fracciones mínimas, tan mínimas que son ínfimas, tan ínfimas que suelen pasar como imperceptibles... tan imperceptibles que la razón humana suele despreciarlas, quitándole entidad a aportes de una realidad tan colateral como fundamental... vas caminando por cualquier parte... de pronto percibes un destello a tu costado... el ojo cree haber visto algo... el sentido de las sensibilidades indica que algo se produjo a tu alrededor... sigues andando... tratas de dilucidar qué fue... la realidad te atropella y finalmente el destello queda en eso... algo inexplicable que merece ser omitido... y que al serlo (omitido) se esfumará como tantas otras oportunidades... Alguien quiso decirte algo... pero la fracción temporal impidió que tuviera entidad propia... y así como así, simplemente pasará al olvido de las intimidades jamás reveladas, evitando los falsos ridículos que visten al ser humano para protegerlo de las vergüenzas que padecen los otros. Sucede con el hombre... sucede en la vida en los tiempos respirables... sucede en el universo visible, sólo en él... no en los otros contiguos, ni en sus paralelismos. ¿Qué me quisieron decir?... la fracción guarda el ángulo de la prioridad y la importancia, si no ejercitas tus sensibilidades, te perderás las geometrías de la vida... y andarás sin ver... tanto como andarás sin escuchar, atendiendo sólo aquello que conforma los paisajes del facilismo... si está allí para todos los demás, lo estará para mí... si no está allí para los demás, tampoco lo hará para mí... sucede que este universo posee geometrías espaciales que se multiplican y deforman permanentemente, ofreciendo la posibilidad cierta de descubrir que podemos ser mucho más de lo que somos... tanto como podemos "dar" mucho más de lo que usualmente "damos", no sólo hacia terceros, también hacia nosotros mismos. Pareciera que el simplismo atrapa a los desprevenidos y los encapulla a efectos de anularlos, de anular capacidades potenciales, dejándolas dormidas, silenciadas, en permanencia latente, imposibles de expresarse. Es así que las tormentas contienen mucho más lluvias y relámpagos... es cuestión de detenerse a apreciarlas, a ir familiarizándose con las labores de los "intangibles", esos desconocidos que permiten que lo que está de este lado suceda. Lo propio cursa entre los aires quietos o los otros, aquello llamamos vientos... todos portan químicas indetectables, no por ello menos "tocables"... si no perfeccionas tus sensibilidades pasarás la vida viendo lo poco y entendiendo lo menos... escuchando la nada y perdiéndote, finalmente, los ángulos de las esencias, esos mismos que se traducen a fracciones... porque no pueden caber en el tiempo humano, ni en ningún otro. JULIO 20, 2012.-
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