UNA CODORNIZ EN EL CENTENO
Carlos de Hita
Un paseo por el campo para ver animales es casi como un recorrido a ciegas. Con el oído percibimos claramente la presencia de las aves, los anfibios, los insectos. Pero todos ellos, y no digamos los mamíferos, tienen una frustrante resistencia a dejarse ver. Y eso es precisamente lo que sucede en este video: vemos el paisaje y escuchamos a la actividad de la fauna.
Vídeo y fotografía: Carlos de Hita.
Entretanto, ocultas en las hierbas, en las centeneras, tanto a la luz caliente del sol de tarde como bajo el halo de la luna, las codornices anuncian la buena cosecha con su triple nota melódica-¡buen pan hay!, ¡buen pan hay!, parece que dicen- . Aquí y allá, indiferentes al acoso de los cazadores, los insecticidas que exterminan su comida o las máquinas cosechadoras que les siegan su mundo, las codornices silban desde el centeno.
Centeneras alrededor de Berrocal, Segovia.
el dispensador dice:
no me alcanzan las distancias,
no me es suficiente el horizonte,
sigo silbidos tras los montes,
confundidos ecos llevan nombres...
ver a lo lejos me despeja,
sentirme bajo el cielo me despega,
ando vagando por el mundo,
portando sombra, sin dejar huella...
observo aves en soledades,
aprecio planeo de pedernales,
ando tras los santos griales,
todos son distintos, algunos axiales...
atento sigo los pasos,
de los silbidos en mis brazos,
hubo tiempo de traiciones,
donde ventajeaban falsos lazos...
hoy, no me guían las palabras,
ando libre de las cuadras,
todo aquello se labra,
sin el sentimiento en calma,
suele derivar en obra macabra...
y como de sentidos se trata,
nunca es bueno lo que se arrebata,
prefiero andar gastando distancias,
lo demás es fe de erratas.
JULIO 16, 2012.-
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