sábado, 23 de febrero de 2013

HADAS SIRÉNIDES || La prehistoria científica de los cuentos de hadas - 22.02.2013 - lanacion.com  

La prehistoria científica de los cuentos de hadas - 22.02.2013 - lanacion.com  

Viernes 22 de febrero de 2013 | Publicado en edición impresa
El teorema del patito feo

La prehistoria científica de los cuentos de hadas

Allí donde hay una alegoría fantástica narrada a los niños hubo alguna vez un saber amparado por la ciencia. De eso trata el ensayo que Siglo XXI publicará el mes próximo y que explica, por ejemplo, por qué las ranas pueden verse como príncipes



Texto Luis Javier Plata Rosas
Yo besaría una rana aun si no existiera la promesa de que un príncipe encantado saliera de ahí. Amo las ranas.

Cameron Diaz (actriz)
Para decepción de Cameron Diaz, el encantador -o más bien desencantador, dado que con él se termina el hechizo- beso de la hija del rey, que transforma a la rana en un apuesto príncipe, no aparece en la versión original de los hermanos Grimm, quienes prefirieron -o, en todo caso, respetaron- lo que la tradición oral alemana de 1800 contaba: que la metamorfosis se había realizado de manera algo menos romántica al quedar desparramada la rana contra la pared, tras ser arrojada por la angelical princesa (hay que reconocerle al príncipe que no era nada rencoroso, o tal vez sólo tenía muy mala memoria).

En la versión original, la rana exige pasar la noche en la habitación de la princesa y dormir en su cama. Al parecer, durante la época victoriana, conocida por un código moral poco flexible (no por nada existe la expresión "sexualidad victoriana"), el beso sustituyó esta escena. Como los moralistas de la época no vieron con buenos ojos que un macho, de la especie que fuera y sin importar que en el caso de las ranas la fecundación sea externa y en el agua, compartiera las sábanas de la princesa, la transformación fue cambiada por un beso virginal dado en una situación "libre de riesgo": al lado del camino, en el jardín del palacio, cerca de un pozo, en cualquier lugar menos en los aposentos de la princesa. Y así es como nos llegó la narración a la mayoría de nosotros desde entonces. Pero ¿por qué tenía que romperse el hechizo con un beso? ¿No era mejor, y suficiente, hacer puré a la pobre rana para desencadenar la transformación como en la versión original?

Zoólogos y médicos interesados en ranas y princesas -más en las primeras que en las segundas- han llamado la atención sobre una característica que podría explicar la presencia y popularidad que tienen en diferentes partes del mundo las historias que asocian a los batracios con milagrosas metamorfosis interespecíficas y otros mágicos atributos: varias especies de ranas y sapos producen compuestos que son altamente alucinógenos. Besa a una minúscula ranita de encendidos colores, escondida como si fuera una hada entre los pétalos de una bromelia, o a un corpulento sapo, y es posible no sólo que veas que se convierte en príncipe, sino también que le encuentres un increíble parecido a Robert Pattinson, la estrella de la saga fílmica Crepúsculo (quien podría ser algo así como el "príncipe de los vampiros"). Sin embargo, y por muy atractiva que parezca, por varias razones, más que atendibles, que presentaremos en los párrafos siguientes, no recomendamos esta práctica a nuestras lectoras.

La piel de las especies venenosas de batracios contiene péptidos, unas moléculas que les sirven para defenderse de sus depredadores, que, en el caso de especies tan curiosas y, a veces, tan perniciosas como la humana, interfieren en la interacción de las neuronas del cerebro y el neurotransmisor (es decir, el compuesto químico que permite la comunicación entre neuronas) llamado serotonina. La serotonina se relaciona con el estado de ánimo, la percepción sensorial, el control muscular y el comportamiento sexual; cuando su nivel se eleva, nos produce una sensación de bienestar y relajación.

Imaginemos ahora que introducimos en nuestro organismo una dosis alta de un compuesto cuya estructura química es muy similar a la serotonina, tan semejante que nuestro cuerpo se confunde y empieza a usarlo en su lugar. Tendremos como resultado alteraciones bastante notables en la larga lista de funciones que acabamos de presentar y en las que interviene la serotonina. Dicho en pocas palabras, vamos a "tener un viaje" en el que las cosas se van a poner bastante psicodélicas.

Sapos gigantes y viajes psicodélicos


Tomemos como ejemplo a la familia Bufonidae, que incluye anfibios, como la especie de sapo gigante Bufo marinus, responsable año tras año de la muerte de un buen número de perros y gatos mordelones -la curiosidad sí los mató en este caso-, mascotas con las que comparte su hábitat en comunidades rurales de países tropicales como Costa Rica. Este sapo secreta en su piel un grupo de alcaloides, entre los que se encuentran la bufotenidina, la bufoviridina y la bufotenina. De estos tres compuestos, el que nos interesa es la bufotenina o bufotoxina (5-hidroxi-N,Ndimetiltriptamina) porque en composición y estructura es casi idéntica a la serotonina, salvo porque tiene en un extremo de su molécula dos radicales (moléculas que tienen en su orbital más externo un electrón sin pareja) metilo (CH3-) en lugar de dos radicales hidrógeno (H-) (por esta razón, a la bufotenina también se la conoce como N,N-dimetilserotonina).

Es sorprendente cómo un cambio tan minúsculo desde el punto de vista químico convierte a la bufotenina en un alucinógeno tan potente como la psilocibina de los hongos de la especie Psilocybe mexicana -el teonanácatl u "hongo de dios" que los sacerdotes nahuas usaban en sus rituales religiosos- o la sesentista dietilamida de ácido lisérgico (mejor conocida como "Lucy in the Sky with Diamonds": LSD) y, al igual que estas dos drogas, da lugar a vívidas alucinaciones visuales y auditivas, además de incrementar la intensidad con que percibimos el medio que nos rodea. Según reportes clínicos, existen casos de pacientes esquizofrénicos en cuyas muestras de orina se ha detectado bufotenina, posiblemente producida por un error metabólico en el que la enzima conocida como metiltransferasa, presente en el cerebro del enfermo, transforma la serotonina en bufotenina al cambiar los dos radicales de hidrógeno por dos de metilo. Esto ha llevado a los científicos a plantearse la posibilidad de que la esquizofrenia y otros padecimientos mentales se deban a que el propio organismo, mediante diferentes vías metabólicas, genera por equivocación sustancias muy parecidas a drogas como el LSD.

Las ranas no se quedan atrás cuando de sustancias tóxicas se trata: diversas especies de los géneros Phyllobates y Dendrobates, que habitan en la selva amazónica, son usadas por los aborígenes en la punta de sus dardos -a semejanza del curare, d-tubocurarina proveniente de la enredadera Chondodendron tormentosum- como veneno. Dado que las ranas del género Phyllobates que crecen en cautiverio no producen estos compuestos, conocidos como batracotoxinas, se cree que su generación se asocia al consumo de ciertas plantas que no forman parte de su dieta "en prisión". Por su parte, las ranas del género Dendrobates producen compuestos más sencillos, llamados histrionicotoxinas. Puesto que tanto las batracotoxinas como las histrionicotoxinas ocasionan arritmia y paro cardíaco, estamos seguros de que el corazón de la princesa del cuento no fue flechado por ninguna rana de esos géneros.

En 1990, en Australia, un niño de 10 años, no sabemos si inspirado por el cuento de los hermanos Grimm o no, probó el sabor amargo de la piel de un sapo -junto con un grupo de amigos suyos- con la esperanza de experimentar alucinaciones dignas de uno de los "viajes" narrados por Carlos Castaneda en sus libros de aprendizaje místico con el maestro nahual don Juan. Lo que sí sabemos es que el sapo no se transformó en princesa, y el niño tuvo un ataque cardíaco, por lo que tuvo que ser hospitalizado.

Al parecer, en ese entonces era común entre algunos adolescentes australianos, como pasaporte gratuito a la tierra de la psicodelia, fumar cigarros tamaño Cohiba Espléndido (más de 17 cm, para que lo sepan nuestros sanos lectores, quienes posiblemente no tengan un hábito tan pernicioso), armados con la piel seca de los sapos atropellados en las carreteras.

El teorema del patito feo

Luis Javier Plata Rosas
Siglo XXI.
 
entonces digo (el dispensador): ...
 
de la Wikipedia: Un hada (del latín fatum: hado, destino) es una criatura fantástica y etérea, personificada generalmente en forma de mujer hermosa, que según la tradición son protectoras de la naturaleza, producto de la imaginación, la tradición o las creencias y perteneciente a ese fabuloso mundo de los elfos, gnomos, duendes, sirenas y gigantes que da color a las leyendas y mitologías de todos los pueblos antiguos. Se puede provocar el contacto con ellas desarrollando la visión etérea según las leyendas. La mayoría de ellas se representan con alas. Hada - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
de los CELTAS:
Hada - Wikipedia, la enciclopedia libre
Las leyendas celtas hablan del reino de los Áes Sídhe (pronunciado Os Shi) también conocido en idioma inglés como Fairy Folk, y donde la mejor traducción a nuestro idioma sería Hadas, si bien es importante recalcar que no se habla de la concepción victoriana de la Hadas, esos seres diminutos con alas de mariposa, las cuales son en realidad pixies. Los Áes Sídhe, son seres semidivinos que viven entre este y el otro mundo, con conexiones importantes con la naturaleza y las deidades, la mayoría de los relatos los representan como gente no muy alta, pero de aspecto y altura humana, de tez blanca, ojos claros y pelo muy negro.

En los relatos medievales, las hadas (a veces llamadas «El Buen Pueblo» o «La Buena Gente») aparecen relacionadas con encantamientos y hechizos, conocedoras del poder y las virtudes de las palabras, las leyendas y las hierbas, que les permitían mantenerse jóvenes y bellas, y acumular grandes riquezas.
En algunos libros, se menciona que las hadas hacen todas las cosas inocentemente, aunque su comportamiento pueda llegar a ser perverso. En muchos escudos heráldicos de esta época se refleja el mundo de las hadas. Muchos aristócratas querían hacer ver que provenían de un linaje de las hadas.
En la mitología cántabra se las llama anjanas, entre las que están las Ijanas del Valle de Aras, cuya característica es que tienen pechos descomunales y son feas, pero pueden cambiar de apariencia a voluntad. Este mismo tipo de hadas se encuentra en la isla de Gotland, en Suecia. En Galicia se llaman fadas, en Asturias reciben el nombre de xanas, en Cataluña además de fada, se le llaman goljas y en Baleares Damas de aiguo.
La mitología nórdica y la griega -encarnada en las ninfas y dríades de Homero y Ovidio- influyeron en el concepto que los primeros bardos se formaron de las hadas, pero andando el tiempo los escoceses, irlandeses, galeses y otros pueblos europeos llegaron a poseer un cuerpo lleno vivo de tradiciones, fundado principalmente en las leyendas celtas.

Baile de las hadas, por Nils Blommér (1816-1853).
Inicialmente se atribuyeron a las hadas proporciones humanas, pero las diminutas y etéreas criaturas de Shakespeare influyeron poderosamente en las concepciones posteriores de los poetas ingleses.
Varios rasgos comunes caracterizan a estos habitantes del ultramundo en todos los países: se clasifican en benéficas y perversas, precisan ocasionalmente de apoyo humano, sus órdenes deben cumplirse estrictamente so pena de terribles castigos, etc.
Algunas de ellas son hadas convertidas en tales pero que antes habían sido mujeres humanas. Estas se convirtieron en hadas a causa de alguna infracción contra la naturaleza (ya que es el sitio en donde viven), siendo castigadas por ello a tener tal apariencia, incluso a vivir en el mundo de las hadas. Pueden ser desencantadas de diversas maneras en fechas concretas del año, como en La noche de San Juan y por ejemplo cuando se asoman a las aguas cristalinas y piden ser desencantadas. Para las que se convertían en hadas o cruzaban el límite existente entre el mundo humano y el de las hadas, el tiempo en el espacio cambiaba ya que un día o un mes podía ser un año o un siglo.

Hay varias hadas con poderes nocivos que lo llegan a utilizar contra los humanos, la mayoría de las veces por maltratar la naturaleza (talar un bosque sería una auténtica catástrofe para su mundo). Llegaban a raptar a niños para cambiarlos por seres feéricos totalmente iguales a los niños raptados. Así intentaban crear una estirpe entre humanos y hadas, aunque los niños morían al poco tiempo, ya que eran pálidos y enclenques. En la Edad Media a todos aquellos niños que estaban pálidos y delgados se les consideraba que eran hijos de las hadas y habían ocupado el lugar del verdadero hijo.
 
Otras veces engatusaban a un hombre de noble estirpe transformándose en mujeres de belleza inigualable para quedarse embarazadas de estos y dar a luz un ser mitad humano y mitad feérico. Para que el ser sobreviviera el marido no debía de rezar nunca y jamás deberían ver a las hadas desnudas por completo.
 
Este conjunto de supersticiones, derivadas de las creencias anímicas de todos los pueblos antiguos, ha inspirado a notables literatos sus fabulosos «cuentos de hadas».
 
La variedad de labores que llevan a cabo las hadas es casi infinita además de cantar y bailar, ayudan a los hombres en el campo, ejercen su control sobre el tiempo protegiendo las cosechas. Durante muchos meses ellas esperan impacientes la llegada de la primavera. También saben el día exacto en que brotaran las primeras flores pero prefieren mantener el secreto.
 
También hablan las leyendas del mundo que las hadas suelen tener poderes psíquicos o mágicos que, podían hacer felices a los seres humanos, también se creía que eran hechizadas por las brujas de los siglos XVII y XVIII para que vigilaran a sus víctimas, por otro lado, también se decía que eran ángeles en su forma femenina, aunque a veces se veían hadas macho.
 
Según la mitología Celta, las hadas gustan de los árboles del Tilo o Sauces.    
 
 
el dispensador dice: hadas... existen... te cuento, un río de montaña en Córdoba, del lado de Punilla... gente acampando a la vera de un curso de aguas rápidas, propio de la serranías no tan bajas, comunes a una naturaleza viva, con fuentes genuinas cercanas pero desconocidas... cielo límpido de azules destacados... contornos verdes intensos, follajes móviles afines a las traviesas brisas... carpas verdes, carpas azules, alguna casa rodante de pequeño porte... visitantes de un día, asado a los carbones de leña, a las brasas, o empanadas, rociadas con vinos abundantes... las gentes suelen distraerse en el bullicio... aguas sobre piedras pulidas... gentes retozando, chicos saltando, ruido, mucho ruido, gritos, alegrías desbordantes, todo sirve para aturdirse en un día de verano, escapando de las responsabilidades y los compromisos... rondas de mates, tortas fritas, bizcochos con grasa, tortillas, o lo que sea que sirva para matar las ansiedades arrastradas en cada destino. Las auras están distendidas, no escuchan, no atienden, no ven... hay señales, pero nadie las atiende... transcurren las horas y sigue el bullicio... personas conversando, afectos flotando... a lo lejos, muy lejos, fuera de la vista de los asistentes de la escena descripta, en algún recoveco montañesco, se inicia una nube, otra nube, una suma de nubes, un desencuentro de valencias, una convergencia de átomos... lluvia y granizo... allá, más abajo, cada uno en lo suyo, ocupados en no ocuparse de nada, es bueno perderse de uno mismo. Y allá arriba llueve, ¿cuántos metros?, ¿quinientos?, ¿mil?, ¿más de mil?, da igual... todo está sucediendo lejos, arriba, detrás de lo que se puede ver, apreciar... pero por simple gravedad, si llueve arriba, dicha agua bajará... velozmente... arrastrando lo que encuentre a su paso... ramas, árboles, animales, piedras, gentes... y desde luego, sucede... torbellino de tormenta de verano, repentina, incontenible. Lo que era un sencillo y cuidadoso curso de aguas cristalinas, comienza a ensuciar las fuentes, se embarra, las aguas se enturbian con barros y arenas, hojas y un revoltijo de cosas que caen allí llevadas por el viento y las pendientes, siempre singulares, de cursos antojadizos... llueve arriba y el agua en sumatoria, baja. Algún niño escucha un golpe inusual y avisa a sus padres... los adultos no suelen atender las advertencias del destino, y simplemente indican al niño que siga con lo suyo, evitando molestar conversaciones intrascendentes. ¿Usted creía que todo lo vio?... error. ¿Usted entiende que todo lo sabe?, grave error... el torbellino se desata barranca abajo con aguas cayendo a torrentes apedrados. La caída es violenta, atropella cualquier cosa en su camino sinuoso. Las gentes se ven sorprendidas por un ruido ensordecedor que viene devorando naturaleza viva... 
en el escenario de las gentes veraniegas, el paisaje se modifica en un segundo... el cielo sigue azul... ¿de dónde viene todo este lío?... preguntas que no pueden ser respondidas, al menos no en ese instante... aparece una señora bien dispuesta, conocedora de las montañas y sus cuitas... está acompañada por al menos cinco criaturas... indica a ellas que ayuden a las gentes desprevenidas... dándoles sus manos y sacándolas de las zonas inundables... el tiempo se detiene pero nadie mira el reloj... ¿a quién se le ocurriría mirar la hora cuando debe salvar su vida?... bien, la ayuda es oportuna, las niñas sacan del atolladero a las víctimas de sus propias inconsciencias... mientras que la señora mayor, ayuda a aquellos que se ven incapacitados a moverse por el efecto de la sorpresa. El reloj se vuelve a poner en marcha... las gentes están a salvo... no hay mujer ni niñas... todo está en orden... el torbellino pasó. Las hadas han hecho su trabajo... han actuado como humanos, sin serlo, necesariamente. ¿Dónde están?... hay que agradecerles por sus ayudas... ya no están, han cambiado a su dimensión... cercana pero invisible a los ojos humanos. Las hadas existen... alguien dice que fue la Virgen María vestida de persona común... todo vale. Aquí nunca ocurrió nada... todos los destinos siguen en sus respectivos cursos. Febrero 23, 2013.-
Te puedo relatar otras, pero prefiero conservarlas para una oportunidad adecuada. Te sorprenderás... ah!, no me sucedió a mí, sólo reconozco la historia cuando me la cuentan, imbuidos de inocencias. 
Algunas clases de hadas: las hay de tierra, de fuego, de aire, de agua, y de... no seas impaciente!

Clases de hadas

Hay muchas clases de hadas, pero todas ellas independientes de la mitología celta en la que tienen origen, siendo todas ellas especulaciones y mezclas de distintas mitología. Estas clasificaciones y asociaciones con los elementos son contemporáneas, creadas por los creyentes de esoterismo y espiritismo. Algunas de estas clasificaciones son:
  el dispensador agrega:
HADAS SIRÉNIDES: son hadas poco comunes, pertenecen a los cursos de aguas suaves que conducen "aguas" de fuentes ocultas. Cuando el entorno de estas (aguas fuentes) se inquieta, estas hadas casi desconocidas, toman entidad humana para resolver la coyuntura... y una vez concluida la tarea regresan a ser lo que son, hadas sirénides. No se debe ofenderlas por motivo alguno, so pena de verse sometido a los imperios del destino. No lo olvides. 

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