domingo, 3 de febrero de 2013

TULIPANES [Keukenhof] ► El mayor secreto de Szymborska - ABC.es

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El mayor secreto de Szymborska

Día 02/02/2013 - 12.17h
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Un año después de la muerte de la Nobel Polaca se sabe que la poeta destinó buena parte del premio a ayudar a otros escritores

Sabemos lo que algunos ganadores del Nobel de Literatura hicieron con el dinero del premio. Yeats se compró una jaula de oro para los cincuenta canarios que tenía en su estudio y luego invirtió el dinero en valores seguros de Bolsa. García Márquez metió el dinero en un banco suizo. Samuel Beckett -cuya mujer exclamó «¡Qué catástrofe!» al oír la noticia del premio- destinó el dinero a obras de beneficencia y a ayudar a escritores necesitados, en especial a Djuna Barnes, que por entonces vivía en la miseria en un apartamento de Greenwich Village, y al joven y casi desconocido B. S. Johnson. De Cela sabemos que se compró una casa en Guadalajara, y de otros escritores podemos imaginar que se compraron casas en otros sitios: en París, en Nueva York, o quizá en Venecia o en la Costa Azul.

Hasta ahora parecía que Beckett había sido el único ganador que dedicó el dinero a ayudar a otros escritores. Pero justo ahora, cuando se cumple un año de la muerte de Wislawa Szymborska, se ha sabido que la poeta polaca también donó una parte importante del dinero del Nobel, que ganó en 1996, a ayudar a otros escritores en apuros. 

Primero se compró un piso con ascensor en el mismo barrio de Cracovia donde vivía, ya que antes había vivido en un cuarto piso sin ascensor. Y luego le pidió a su secretario que fuera donando el dinero restante a la gente del mundillo literario: poetas, traductores, revistas literarias o incluso editores en crisis (será mejor no imaginar los candidatos que tendría ahora ese dinero en España). La única condición que puso Szymborska fue que todo debía hacerse en secreto. Si algo le disgustaba, era que la tomaran por una especie de «hada madrina» que se podía permitir el lujo de ayudar a los demás. Y si algo le disgustaba -podemos añadir nosotros- es que todo el mundo hablara de ella como una persona «comprometida» o «solidaria».

Revelaciones del secretario

Todo esto lo ha revelado el joven poeta Michal Rusinek, que fue secretario de Szymborska y ahora preside la fundación que lleva su nombre. Parece ser que Szymborska eligió a Rusinek por su sentido del humor, ya que la poeta no soportaba convivir con nadie que no lo tuviera. 

El trabajo de Rusinek consistía en declinar muy educadamente todas las ofertas de viajes y de entrevistas, ya que la poeta odiaba moverse de su ciudad. Por suerte, Rusinek logró convencer a Szymborska para que se dejara entrevistar en unas pocas ocasiones, y gracias a ello hemos podido leer sus opiniones, que están a la altura de sus maravillosas reseñas de libros recogidas en «Lecturas no obligatorias» (Alfabia). «Ya viajaré cuando sea más joven», solía decir al rechazar una invitación. O bien: «Cuando escribo siempre tengo la impresión de que alguien está detrás de mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo lo que puedo, de las grandes palabras».

Es bueno saber que Szymborska también supo huir de las grandes palabras cuando quiso ayudar a sus colegas en apuros. Y que lo hiciera sin muecas ni gestos grandilocuentes, como tantos y tantos actores mediocres gesticulando en un escenario.

el dispensador dice: detuve mi paso en numerosas oportunidades, Keukenhof amerita respirar, admirar, observar, contemplar, aspirar, para luego dar un paso y repetir la ecuación: respirar, admirar, observar, contemplar, aspirar y... allí todo habla, pero muchos no parecen escuchar, ni siquiera saben que toda esa naturaleza conversa con los "sensibles" y entre sí. Necesitas detenerte porque no puedes creer lo que ves, mejor dicho, sí lo puedes creer, pero el foco del asunto consiste en sentirlo. Más que un paseo es una sinfonía armónica, de las mejores... más que un jardín es una pintura que subyuga el alma y la mece hasta adormecerla, sumiéndola en ensoñación. Allí te das cuenta (si no lo has hecho antes) que la vida es una gracia que recibes para transitar un tiempo, demasiado corto, vertiginosamente efímero... para ello te conceden un don y deberás desarrollar un talento... no más que eso... luego, nada te podrás llevar más que lo que hayas sembrado en espíritus ajenos, ese artilugio de los "cruzados", personas que el destino nos cruza por algún motivo que nos excede largamente ya que responde a motivos universales, esos que pertenecen al ámbito del verbo, el motor de todos los motores. Vuelvo a detenerme... no alcanzan los ojos... se necesita alma para entender este parque... la ensoñación me envuelve y me transporta... no te puedes llevar los premios, tampoco los reconocimientos... las palmadas suelen ser hipocresías de circunstancias, que se esfuman en cuanto te vas... y los recuerdos, también se evaporan porque las vidas de los otros guardan sus propias circunstancias, y en general, las gentes no tienen tiempo para darle valor a lo que realmente lo merece, de allí que se vayan de sus tiempos carcomidos por los olvidos, los disimulos, las excusas y otras mentiras mayores y menores. ¿Y la poesía?, produce temor... quien la escribe se supera a sí mismo y se desprende del estado denso del cuerpo... quien la lee, suele hacerlo a escondidas, temiendo hacer el ridículo ante la concepción social que la minimiza por miedo a ser ganado por inocencias, humildades y otras tragedias de los apuros impuestos... ¿Y el humor?, vale por un momento, pero reir demasiado es sinónimo de involución, de falta de madurez, entonces transitan sus vidas atrapados en seriedades hipócritas que los van tornando cínicos. Si no sientes lo que escribes... te pesará, en algún momento lo hará... porque las palabras tienen entidad física, pesan, tienen masa y valencia, y si perduran se van transformando según quien las lea. No te puedes llevar tus letras, sí tus sentimientos... No te puedes llevar tus lágrimas, sí tus sensaciones... No te puedes llevar las fragancias, sí sus memorias olfativas... No te puedes llevar tu obra, pero sí serás testigo de lo que ella hará en la vida de los otros. Por ello la importancia de los tulipanes, así como de las orquídeas... por eso me quería quedar en
Keukenhof para no irme de allí jamás. Pero sí, algo me empujó y no pude regresar, sin embargo he vuelto en numerosas oportunidades, he estado allí sin irme de otros lugares por donde andaba, claro está, no se trata de un prodigio sino el haber hallado como cruzar las dimensiones sin dejar de ser quien uno es. Y nuevamente, no te llevas nada tocable... pero las gentes no aprenden, y creen que ser poderoso les confiere inmortalidad... nada más ridículo... Febrero 03, 2013.-

 Keukenhof

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