martes, 3 de enero de 2017

ALGUIEN APAGÓ LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL || interruptor - Lo que en rigor sucede - la columna de H enciclopedia

interruptor_ Lo que en rigor sucede
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EL QUE ACECHA EN EL UMBRAL

Lo que en rigor sucede

Amir Hamed


a) Lo que pasa no es lo mismo que lo que sucede, establece una vieja distinción de crítica literaria. Por ejemplo, si salgo, llueve y me mojo, llego a casa y me seco con una toalla, lo que pasa es la lluvia. Pero si me acabo de agarrar una pulmonía esto es algo que me sucede.

b) Tengo para mí que parte del gran desmayo actual es que pasa muchísimo pero casi no sucede nada, o incluso peor, casi todo lo que pasa está ahí para ocultar que algo sucede o pueda suceder.

c) Por ejemplo, y para no apartarnos de momento de la práctica literaria, buena parte de lo que se escribe hoy es sobre cosas que pasan y no suceden (y pensar que ya Aristóteles establecía que lo importante es lo que sucede –no lo decía en esos términos, pero el cambio de fortuna y la anagnórisis, las claves del relato dramáticos, son cosas que suceden, no que pasan). Por ejemplo, en la mayoría de las pseudoépicas del Yo que tanto se celebra, no sucede casi nada, pero los yocitos que narran se pasan hablando de cosas que pasan, hasta que terminamos derrumbados por cataratas de anécdotas pasajeras.

d) Esto no quiere decir que se deba amontonar sucesos. Por ejemplo, algunas de las muestras literarias más gratificantes de los últimos dos siglos son de relatos en los que, hipotéticamente, no pasa nada pero en los cuales, en rigor, suceden al menos dos cosas: sucede la nada y sucede la escritura que nos da cuenta de esa nada.

e) Tampoco quiere decir, en relatos poblados de antihéroes, de protagonistas con vocación de minoridad, se deba esperar grandes proyectos. Tal vez uno de los personajes más conmovedores de los últimos dos siglos sea Charles Bovary, médico de provincia y varón a todas luces mediocre que se enamora de Ema, quien lo dejará en bancarrota. Carlos la llora cuando ella muere hasta que un día decide leer su correspondencia, que le revela lo que sospechaba en las cartas entre Ema y Rodolfo. Poco después, su pequeña hija descubre a Carlos sentado en el banco de siempre, en el cenador, pero muerto. Es que, cuando sucede, la escritura también mata.

f) Alguien podrá decir hoy que, si en la literatura sucede poco es porque en el mundo sucede poco. Eso es pensar que el arte, o la literatura, deben ser, ya no imitación, sino servidumbre. Es cierto que todo parece preparado para que nada suceda. Obsérvese, nada más, la sarta de respuestas prefabricadas que presentan los noticieros para dar cuenta de lo que cubren. Cada vez que ingresan una noticia, la insertan en un tonel de obviedades, como para decirnos que cualquier horror no es un acontecimiento. Casi recuerdan aquellos diálogos de Juan José Morosoli en que un personaje, para hablar de un lobizón o de cualquier cosa, decía “esas cosas pasan, cómo no”.

g) Se puede argumentar que, cuando sucede algo, el mundo queda a merced de su extinción. Si algo, por ejemplo, distinguió a las administraciones de George W Bush y Barack Obama fue que, en días del primero, sucedían cosas. En primer lugar, el Word Trade Center y el 11 de setiembre, y al respecto poco importa que, más que un atentado de fuerzas foráneas fuera una suerte de autogolpe (como día a día parece más probado). Por entonces, Jean Baudrillard, que se había venido quejando de que ya nada acontecía, escribió que por fin teníamos un “acontecimiento absoluto”.

h) Claro que eso no fue el único acontecimiento, sino que la invasión de Afganistán e Irak, de consecuencias nefastas para el Medio Oriente y medio planeta y, por supuesto, la crisis económica de 2008, fueron las señales probatorias de que, cuando finalmente los votos fraudulentos de Florida fueron aceptados y Bush ungido presidente, Washington, y con Washington el mundo, ya había provocado un acontecimiento magno aunque indeclarable: la entronización de la idiotez (algo que en su momento etiqueté como “neomal”). Se podría decir que los años de su sucesor, Barack Obama, han sido precisamente aquellos destinados a borrar todo suceso, manteniendo las misma políticas, a menos a nivel internacional. Más, se podría decir que el juego de Washington, durante Obama, ha sido el de decir “esto ni siquiera está pasando”, como por ejemplo el incansable, cotidiano, sigiloso asesinato por medio de drones que lleva años realizando Washington en Yemen, en Pakistán y Afganistán y en varios países africanos. El dron, asesino anónimo, es refractario a la noticia. He ahí que el Departamento de Estado estalló en nerviosísima carcajada cuando comenzaron las denuncias de Wikileaks y la entonces canciller Hillary Clinton preguntó si no podrían matar a Julian Assange con un drone (“Can´t we just drone this guy?”).

i) Y cuando no mata con drones, la administración Obama lo ha hecho a través de terceros, como hiciera en Libia, a través de militantes, o como lo hiciera, hasta ahora sin otra fortuna que llevar la destrucción hasta sus últimas consecuencias, en Siria, donde incluso llegó a conformar una coalición internacional para proteger a las milicias islamistas extranjeras, ni siquiera árabes, que operan en Irak y Siria: les tiran a los de ISIS unas bombas estrábicas, que dan en la arena, los golpean de a ratos, aprovechando para que los kurdos se expandan, siendo que el plan posguerra es partir y, en el peor de los casos “federalizar” el territorio, y luego los sueltan, como acaban de hacer, para que marchen a tomar de nuevo Palmira. No dejan de resultar conmovedoras, si es que la hipocresía pueda llegar a conmover de alguna manera, las fotos de los helicópteros apache estadounidenses escoltando las camionetas y jeeps de ISIS, la primera vez que marcharon de Irak a Palmira. Otro agente a través del que las políticas agresoras de Washington se han tecerizado, para esconder todo protagonismo, es el ejército de ONGs que maneja el magnate George Soros, quien no ha tenido empacho en declarar que desestabilizar gobiernos extranjeros, a los que considera represivos, es algo en extremo “divertido”. Vale aclarar, de todos modos, que este crecido arsenal de “cosas que pasan, cómo no”, está para disimular el verdadero acontecimiento.




Estados Unidos ya no es el “imperio”, es mera agencia del globalismo, que lo hunde, como a los demás países, en una creciente e imparable desigualdad de ingreso, en el desempleo, en una educación crecientemente ineficiente, mientras el discurso oficial insiste en estar “empoderando” minorías, como los negros, que después de ocho años de Obama y su retórica políticamente correcta, siguen más desempleados, menos educados y con menos expectativas que los blancos, e incluso que los hispanos, y que, a niveles de asombro, se matan incesantes entre ellos en Chicago o en Detroit.

j) Tanto ha pasado en estos últimos años que, de alguna forma, hay cosas que empiezan a suceder. En las últimas semanas, sin ir más lejos, la toma de Aleppo por el ejército sirio coaligado con Rusia, Hezbolláh e Irán. Se la decía imposible y se afirma que ha sido posible solo porque Moscú, con diplomacia y ofrecimientos de sociedad en el expendio de gas, alejó a Qatar de la coalición que apoyaba a los “rebeldes”, mejor dicho, fuerzas de ocupación extranjeras. Esto ha sido una derrota en toda la línea para la OTAN y para Arabia Saudita, del mismo modo que afianzó la reciente alianza entre Moscú y el tornadizo Erdogán, presidente de Turquía que formaliza día a día más su ruptura con Washington (se recordará que fue Estambul de los más activos apoyos de ISIS, pero ha vivido la expansión kurda en Irak, en su combate a los islamista, como amenaza para su soberanía), y ahora la toma de Aleppo, a la que Erdogán soñó anexar, le indica que los dados están echados y se tiene que pasar, con armas y bagaje, al otro bando. Tal vez se trate de una batalla más importante que la de Stalingrado en la segunda guerra mundial, algo que empezará a emerger ni bien los medios de desinformación masiva de Occidente, ante la evidencia de sus atrocidades, deban abandonar su relato de rebeldes emancipadores perseguidos por el “carnicero Al Assad” (de más está decir, si se quiere hablar de mamíferos faenados, que, cualquier presidente de Estados Unidos, desde Roosevelt a esta parte, ha sido mucho más carnicero que el sirio).

Y el otro acontecimiento, claro está, ni siquiera ha empezado, si bien se insinuó tajante. Todo estaba preparado, es decir, toda el sistema de desinformación planetario estaba preparado y dispuesto para sentar en la Casa Blanca un eslogan: soy mujer, votame (aunque no presente plataforma, aunque nadie ignora que siempre he sido y sigo siendo extraordinariamente corrupta, aunque se pueda decir de mí que a veces actúo nítidamente como sicópata, aunque a mí y a mi marido, el ex presidente, nos siga una estela de muertos desde que él era fiscal en Arkansas, más de uno habiéndose suicidado con un balazo en la nuca). Los únicos argumentos para votar a Hillary Clinton eran el de una pretendida corrección política (romper el techo de cristal que apartaría a las mujeres de la Casa Blanca) y que el oponente, en este caso el multimillonario Donald Trump, es sencillamente impresentable.

Si ha habido acontecimiento, ya, es que el esquema de la corrección política (que ha tenido moqueando a los estudiantes universitarios por un mes, incapaces de entender que el mundo pueda girar en un sentido distinto al que le enseñaron sus fanáticos profesores, y que, por ejemplo, como en los viejos tiempos, pueda verse movido por el interés –la mayoría de las mujeres blancas no votó por Clinton sino por el políticamente incorrecto) ha sufrido un colapso del que acaso no pueda levantarse. Pero el otro acontecimiento, el que tiene paralizado a todos, es lo impensable. El planeta se encuentra en estado de hemiplejia por una sencilla razón: Donald Trump, el multimillonario presidente, no es siquiera nada de lo que lo acusan; no es ni un nazi ni un depredador sexual. Es algo indescifrable, una energía enigmática, ya que nadie sabe para dónde agarrará ni bien lo sienten en el sillón presidencial. No le debe nada a nadie (con excepción, tal vez, de a su mayor financiador durante la campaña, Sheldon Adelson, el multimillonario que tiene en su nómina a gran parte del congreso de Estados Unidos y a la casi totalidad del de Israel) y por lo tanto resulta impredecible. Como en el cuento de H P Lovecraft, Trump es “el que acecha en el umbral”.

Cuando Lovecraft revela al acechador, lo narra así: “enormes globos de luz reuniéndose hacia la abertura, y no sólo eso, sino aquellos otros globos que estallaban, dando paso a unas carnosidades protoplásmicas que fluían oscuramente para unirse unas con otras y formar ese horrendo monstruo del espacio exterior…, ese monstruo amorfo, tentacular, que era quien acechaba a la entrada, cuya máscara era como un cúmulo de globos irisados: ¡el malvado Yog-Sothoth, que deambula eternamente en el caos nuclear, más allá de las más inferiores fronteras del espacio y el tiempo!”.

Es lo que sucede con los acontecimientos-en-veremos; dejan a medio planeta, y a una buena ración de galaxias, en vilo
. 



el dispensador dice: de pronto te das cuenta que el discurso no coincide con tu realidad... tampoco con lo que ves... tampoco con tu voluntad y ni siquiera con tu esfuerzo... de pronto las palabras te suenan a hueco y comienzas a comprender que estás siendo manipulado para sacarte ventaja, insultándote la inteligencia propia así como la consciencia que indica la necesidad de tomar distancia o huir... es curioso... en estos tiempos (hoy mismo) nada coincide con nada... te hablan de cultura para luego darte cuenta que los protagonistas de dicha "cultura" son "elegidos" del poder para ser utilizados como infiltrantes en la consciencia colectiva, a efectos de degradar el pensamiento individual tanto como el razonamiento crítico... entonces, esos "infiltrados" crean imágenes virtuales de un mundo que no existe excepto en libros que dirigen la "idea de la catástrofe" hacia donde los intereses y las conveniencias necesitan que vayan, todos y cada uno de aquellos que son funcionales al imperio de la barbarie reinante...

la barbarie es global y adopta distintas formas... algunas sutiles... otras explícitas... pero siempre conducen a la misma catástrofe, o lo que es lo mismo, al mismo daño... entonces los medios corporativos se regocijan de ser obsecuentes con el dueño del mundo, ese tipo desconocido pero real que no tiene escrúpulos ni moral, y que sólo se fundamenta en la mosca, eso que llaman biyuya en el lunfardo porteño, o eso que llaman monedas desde la Roma imperial (ahora Vaticana), también pudiendo ser la tarasca de los corruptos, la dádiva o gañota, y todo eso que degrada la condición humana a cambio de inmortalidad... entonces el mundo humano se pone extraño, y lo que ves no existe... y lo que te cuentan tampoco existe... y lo que padeces es bien tuyo, ya que los demás padecen de modo semejante sin atinar a reaccionar en el sentido tribal de las reacciones, esto es "matar o morir"... defender la convicción... defender la dignidad... ser uno mismo frente a estos monstruos que cambian de forma como de estamento político... siendo casi siempre de derecha... pero tornándose de izquierda en caso de necesidad extrema...

pasa que el paraíso de la democracia ha dejado de serlo (hace mucho) para mostrar la hilacha... y de tanta hilacha ya ni remiendos le caben... porque justo es reconocer que el "raro" atentado a la Torres Gemelas, te lo repito por las dudas, no fue un atentado a un país y su gente, sino un atentado contra la "humanidad" y sus "humanismos", afectándonos a todos por igual... involucrados o no... cercanos o no... afines o no... cada ser humano que muere por violencia ejercida por terceros contratados y/o mandados y/o comprados y/o entregados, genera una paradoja de espacio-tiempo que nadie ve, pero que ese traduce en un cataclismo humanitario donde la gracia y el destino quedan pendientes por no poder ser consumados tal la consigna divina de la creación... pero, ¿qué dice este pelotudo de la creación y lo divino?... bueno, pues sucede que creo en Dios dentro de mi alma y dentro del alma de cada existencia (existentes como dicen en el Tíbet), y entiendo que hay un factor indivisible entre lo que traes para transitar tu vida y aquello que universalmente se espera de tus hechos...

claro está, este mundo anda denso y no entiende de diferencias entre lo que pasa y lo que sucede, incluyendo en ello que lo que pasa a veces ni siquiera forma parte del estado de consciencia, al tiempo que lo que sucede, no guarda importancia, más cuando no te sucede, sino que le afecta a los otros...

pasa que los discursos ya suenan a mentira antes de comenzar, porque de hecho sólo expresarán mentiras que parecen tomadas de pelo, insoportables...

sucede que las palabras carecen de valor cuando las mentiras se diseminan a modo de semillas lloviendo sobre una tierra que se ha convertido en un desierto negado...

entonces, mires hacia donde mires, nada coincide con nada y la gente ha perdido el don de la admiración y la sorpresa, porque en realidad sobrevive en sus rutinas asumiendo que lo demás le tiene que importar un carajo... porque nada se puede reparar... porque nada se arregla hablando... y porque los hechos brillan por su ausencia, partiendo de la premisa que el estado de derecho ha caducado a manos de inescrupulosos e imbéciles... y que lo demás que desciende como anti-ejemplos, suena a hueco...

desde hace muchas décadas los conflictos se suceden encadenados siguiendo un orden que responde a intereses y conveniencias... el libreto es siempre el mismo... los actores cambian a medida que los van borrando del mapa... mirá Siria, pero antes fue el Líbano, e insisten con Palestina... pero el fondo de intereses y conveniencias que se devoran distintos momentos de una misma realidad, curiosamente, son los mismos y residen en la Bruselas tan sionista como nazi, una extraña sociedad donde convergen el genocidio con el holocausto, y donde los demonios se rasgan las vestiduras tratando de explicar que los malos están en el paraíso... entonces las almas andan tan confundidas como los espíritus... y la violencia reina para beneficio de la injusticia que crece segundo a segundo dominando todos los paisajes de la Tierra...

sigo creyendo que la Tierra ha sido invadida por un tipo de humano que carece de humanismos... que carece de alma... que carece de espíritu... que carece de consciencia... pero sobre todo, anda faltito de sentido común, justamente porque se parte de la ignorancia como mecanismo de dominación que impone la mediocridad con amparo de la vagancia... entonces, ¿de qué voluntad me hablás?, entonces, ¿de que esfuerzo ma hablas?... y allí todo sucumbe y las reflexiones van a parar a la mismísima mierda... apuntando que la mierda es todo aquello que rellena la ausencia neuronal de cabezas que son incapaces de ver, oír y pensar... de allí el éxito político funcional a las demencias del dueño del mundo...

sigo creyendo que hay un generador de alucinaciones que tiene a una gran parte de la humanidad lo suficientemente idiota como para ser dominada... entonces esos no entienden ni lo que pasa ni lo que sucede, tampoco cómo los afecta, ya que cada vez que los afectan... reciben un subsidio para permanecer en la estupidez humana que los sumerge en la vagancia que los alimenta de manera tal que, aún comiendo, no tengan energías para identificar a los explotadores diferenciándolos de la condición de explotados... entonces, otra vez, todo es lo mismo... y regresa a mi mente Cambalache... 

me paro en la esquina... miro mi horizonte... me digo a mí mismo (en silencio, por las dudas): "esto no puede estar pasando", pero justo allí me doy cuenta que lo que no puede estar pasando, en verdad está sucediendo... ¿cómo vinimos a parar a semejante universo de desatinos?... vaya uno a saberlo... pero todo indica que la gente, vos, yo y todos los demás, un día nacemos de madre, siempre de madre... siendo que algunos se dan cuenta que nacen y deben vivir (hacer), mientras que otros nacen y apenas si despiertan cada día creyendo que viven (sin hacer nada útil ni por ellos ni por sus prójimos)... además todo indica que la gente nace un día, pero no los siguientes... hasta que al final se mueren, un día, pero no los anteriores inmediatos o mediatos... sin embargo, no es poca la gente que aún habiendo nacido, pasa su vida muerto... sin darse cuenta que han desperdiciado la oportunidad de ser y de hacer... muriendo cada día posterior a aquel que fue anotado como su nacimiento... ¡y sabes!, ¿sabes cuánta gente hay en dicha condición?... mejor no pensar... alguien apagó la luz al final de túnel, y no fue Amir Hamed... ENERO 03, 2017.-

TAMPOCO YO.

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