el dispensador dice: las gentes andan acostumbradas a mirar por dónde caminan, porque en verdad no saben por dónde caminan... omiten que sobre sus cabezas hay un cielo... olvidan que el agua no sólo es para saciar la sed... evitan pensar en los fuegos por miedo a quemarse... no quieren saber que respiran, y simplemente lo hacen, respiran... viven sin consciencia de la gracia que significa vivir y contar con un destino concedido... transitan sus rutinas sin consciencia de la felicidad de la que son portadores por el sólo hecho de haber nacido... viven atados a un pasado que sirve como lastre para evitar el mañana incierto, pero al mismo tiempo, viven suponiendo que el mañana resolverá todo eso que no han querido resolver hoy... quizás no han podido... quizás no han querido... pero más allá de las razones, han evitado hoy lo que tal vez nunca querrán hacer... las gentes se han ido acostumbrando a hablar sin mirar a los ojos... las gentes se han ido acostumbrando a sobrevivir atravesando un río correntoso, saltando de pena en pena, de drama en drama, asumiendo que de eso se trata la vida... correr e intentar tomar ventaja... ejercer el oportunismo para beneficiarse con la opción de tomar lo que se les cruza, suponiendo que eso estaba destinado a ellos... pero inmediatamente de poseerlo, lo abandonan para ir tras el próximo antojo que sintoniza con el berretin de tener, evitando que otro lo tenga antes o después, impulsados por ese extraño sentimiento de ser adelantado al propio ego que jamás se satisface... y así se le van escurriendo los años, gastando la vida que no les produce satisfacciones sino decepciones... y por no mirarse hacia la propia alma... van cargando sus mochilas hasta ahogarse en la inmovilidad que les hace suponer que están viviendo, cuando en verdad están haciendo un sacrificio del propio espíritu, o lo que es lo mismo, están matando la gracia que recibieron como destino... urgiendo el tiempo que aún no existe, para que corra y suceda... sin darse cuenta que mientras van saltando, lo que se gasta es el alma... buscando una suerte que no existe... intentando crear escenarios donde no pueden actuar o lo harán en la insatisfacción... alejándose del motivo que los hizo nacer... renegando del propio don... rebelados contra el propio talento que no les proporciona la comodidad económica que envidian en los otros... y se van frustrados de no haber logrado más que morirse en la soledad inesperada... y todo ello, porque nunca se detuvieron a apreciar a los prójimos que se dejan llevar... que hacen de sus respectivos pocos un montón de afectos... que viven sin desprenderse de la sombra y que no reniegan de sus propias huellas... y todo ello, porque no tuvieron tiempo de comprender que la vida debe ser vivida desde lo simple, lo sencillo, desde la no respuesta y desde la acumulación de preguntas que necesitan de un tiempo no humano para responderse... desde el espíritu...
hay mucho inconformismo... o bien, hay mucha disconformidad... porque nadie se da el tiempo adecuado para comprender... para valorar... para conceder valor a lo poco... ése poco donde residen las esencias...
el inconformismo conduce a la frustración, y ésta (frustración) se alimenta de nuevos apuros que alentarán peores urgencias... a su vez, las urgencias nutren las intolerancias y los desprecios... y esto genera una lucha con el sí mismo, esto es con el ego depredador que carece de perspectiva... porque en verdad nada sacia la voracidad de los "yo" inconclusos... demorados... extraviados... perdidos o ahogados...
lo simple es "simple" cuando el alma lo es (simple)...
lo sencillo es "sencillo" cuando el espíritu lo es (sencillo)...
todo está a la vista de quien lo quiera ver, siempre que lo quiera ver...
y la vida se simplifica cuando el viento levanta al alma y le coloca vela hinchada hacia la proa...
finalmente, te llevas los afectos... y no más que eso... y si careces de ellos, en verdad no te llevas más que el ego, tan denso, tan pesado, que te ha impedido darte cuenta que estabas viviendo. JULIO 05, 2017.-
la vida no es un hueco, es una cuerda...
cuando la vida se torna hueco, el que cae en él, es aquel que porta cinismos que le desvirtúan los sentidos de los horizontes... y sin horizontes, no hay cuerdas...
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