La Transición y el lenguaje
Nicolás Sartorius publica dos libros en los que alterna
el análisis histórico con su propia memoria política
De izquierda a derecha, Carrillo, Solé Tura y Sartorius, en 1982. CHEMA CONESA
A lo largo de la primera década de la Transición, Nicolás Sartorius supuso la gran esperanza para la construcción en España del comunismo democrático primero y de Izquierda Unida más tarde. Con el doble aval de su actuación como dirigente de Comisiones Obreras —con siete años de cárcel— y su formación intelectual, más una notable capacidad como estratega, parecía destinado a superar las tradicionales limitaciones del liderazgo a la izquierda del PSOE. Alguien dijo de él que su defecto era no atreverse a ganar; tal vez prefería diseñar políticas que gestionarlas. En cualquier caso, el fracaso de esos proyectos ha hecho posible que en los últimos 20 años desarrollara una fructífera labor, tanto de gestión cultural desde la Fundación Alternativas como a título personal de hombre situado en la singular atalaya de quien reflexiona sobre el proceso histórico incorporando al análisis su presencia en puestos privilegiados de la escena política.
Es lo que confiere un singular interés a su libro El final de la dictadura, que adapta y prolonga el publicado hace 11 años en colaboración con el historiador Alberto Sabio. Aquel llegaba hasta las elecciones de junio de 1977 y este alcanza en el título hasta el pacto constitucional. La recuperación del trabajo de fondo resulta en todo caso imprescindible hoy como contrapunto de la monumental crónica política de la misma Transición redactada por Santos Juliá. El atractivo de El final de la dictadura reside así en que su hilo conductor viene dado por la visión del proceso a cargo de uno de los protagonistas, si bien de manera que el mismo resulta transferido de ejercicio de memoria a reconstrucción histórica, avalada por una considerable labor investigadora. Incluso con un cierto grado de ironía, ya que el avance de los movimientos contrarios a la prolongación del franquismo, narrado por un dirigente perseguido, encuentra su respaldo en los informes de las instancias represivas del régimen. También es de gran importancia otra reconstrucción, la del papel desempeñado por las instancias internacionales sobre el final de la dictadura.
Indispensable ya en su primera edición para entender el tránsito a la democracia, su importancia política es tanto mayor hoy cuando desde la izquierda populista se ha convertido en tópico invasivo la descalificación del “régimen del 78”, supuestamente la continuidad del franquismo. El análisis de Sartorius desmonta esta falacia, así como la opuesta de que todo vino dado por la sucesión de Juan Carlos I, “el piloto del cambio”. La Transición no fue indolora: supuso el triunfo de unas costosas luchas sociales de orientación política, donde el PCE y sobre todo CC OO apostaron a fondo por una democracia. “Franco murió en la cama, pero la dictadura murió en la calle”, resume Sartorius. Y no cabe achacar a la Constitución de 1978 los defectos experimentados durante su ejercicio, como la corrupción.
Sartorius publica ahora también un libro, asimismo muy documentado y muy personal, titulado La manipulación del lenguaje, en forma de diccionario que recoge 75 manipulaciones significativas del vocabulario político. Advierte que si esa manipulación fue una seña de identidad del tiempo de Franco, se conserva y amplía bajo otras formas hoy. Las anotaciones contenidas sobre ese temario son casi siempre muy pertinentes y de paso permiten al autor confirmar fragmento a fragmento su ideario democrático. Algo tal vez más valioso que el propio censo de la manipulación.
El final de la dictadura. Nicolás Sartorius y Alberto Sabio. Espasa, 2018. 792 páginas. 22,90 euros.
La manipulación del lenguaje. Nicolás Sartorius. Espasa, 2018. 280 páginas. 17,90 euros.
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