aún a pesar de mis deseos...
frío en los huesos, pieles curtidas,
viendo que se avecinaba la tormenta,
en la soledad de la pampa inmensa,
distancias inconmensurables me rodeaban...
largo era el tranco a cursar,
no tenía un centavo ni para galleta,
hambre callado, mirada cierta...
estaba acompañado por mi poncho,
mi caballo y mis recuerdos... todo en uno,
y así como así, tomé las riendas,
mascullé unas palabras que el caballo entendió,
porque el animal no sabe de idiomas,
pero sí de sentimientos...
compañero de soledades...
y mirando el horizonte ennegreciente...
simplemente cabalgué hacia mi destino, sin más...
recordando que no se porta nombre,
apenas hombría de bien desparramada al viento.
el dispensador: historias raras de pampas lejanas. Junio 11, 2009.-
DEDICADO A: TODOS. Hasta la vuelta...
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