el orden radicaba en las formas...?
era la vida una espiral...?
después de todo, dónde comenzaba y dónde concluía...?
aunque parecía no tener importancia,
decidí que la vida ameritaba ser nutrida de color, de formas y de notas musicales,
algunas armónicas, otras disonantes...
ello era para sentirse conforme con uno mismo,
no feliz, sino acorde con la intención propia...
en armonía con la gracia, conforme con el don concedido,
con las ideas, con las convicciones, con el mañana buscado...
a sabiendas que los días son únicamente hoy, ya que quizás mañana no llegue como uno pretende, quiere, desearía que fuese...
el árbol de la vida nunca te lleva al fruto prohibido...
el árbol de la vida jamás te conduce a una rama quebradiza...
entonces descubrí que los colores cambiaban con mi ánimo...
cuanto me sentía fluir la espiral se iluminaba,
cuanto me encontraba a mí mismo, la música se creaba a sí misma, nutriendo el momento, acompañando el instante, forjando la circunstancia...
cuanto más me brindaba, las formas se hacían más complejas pero el tránsito más suave...
la brisa me empujaba hacia adelante...
las alas se batían ansiosas... tanto, tanto era el deseo,
que me lancé a la espiral y mi alma cayó por el tobogán hacia la vida...
pero esa misma espiral es la que te lleva de regreso,
en algún momento se invierte y simplemente allí estás...
de vuelta en el comienzo, con la inmensa satisfacción de saber que en algún lado, en alguna parte, allá donde sale el SOL y donde pasa el viento, una huella esfumada nutre un recuerdo, una nostalgia, un sentimiento...
apenas de instantes, sí, de aquellos momentos...
fueron circunstancias, hoy... hoy apenas, son viento.
el dispensador: energías conducentes. Junio 22, 2009.-
DEDICADO A: el árbol de la vida que contiene las gracias y los dones... y aquellos que respetan su esencia...
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