seguro allí está el duende esperándome,
quizás tras un árbol, o posiblemente detrás de una roca...
quiere enseñarme el bosque y sus frescuras,
quiere decirme que muchas veces se llegan hasta ahí los hombres,
pero por extraño artilugio y para proteger los bienes de la naturaleza,
no se encuentra allí ni el arroyo de aguas rápidas,
ni el bosque, tampoco la piedra...
simplemente se ven arenas y soledad,
entonces las almas se van tal como han venido,
desiertas de visiones, carentes de colores,
despreciando el momento... no hallando allí los perfumes.
Gracias, duende del bosque, por mostrarme tu mundo,
te siento ahí aún cuando no pueda verte,
por momentos te detecto por micronésimas de segundos...
sé que me guías por tu tierra,
vas muy rápido para mis ojos,
te mueves en una frecuencia que me supera en capacidad,
pero más allá de ello, reverencio tu sabiduría...
porque sé que el bosque se custodia por tu esfuerzo...
cuida entonces al venado,
confiere paz a las aves... allí quiero estar cuando mi alma se dedique a vagar por los espacios, para ayudarte en el afán...
el dispensador: salteando charcos. Junio 08, 2009.
DEDICADO A: los que saben de duendes...
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