no es lo mismo apreciar el mismo paisaje al despuntar el alba que cayendo la tarde,
pero tampoco es igual observarlo durante las distintas horas de un mismo día...
las sensaciones suelen ser distintas.
cuando te acercas a un lugar olvidado, quizás abandonado,
te abordan las historias de los espíritus que por allí pasaron,
y aún cuando no te des cuenta estas se impregnarán en tu alma,
acometiéndote en los sueños o quizás, llevándote a reflexiones inesperadas.
todo lo vivido por alguien deja su huella,
no sólo en el suelo, sino también en las paredes,
en el aire, en las cosas que le pertenecieron o que fueron compartidas...
las taperas tienen esencias omitidas, historias olvidadas,
palabras expresadas y otras negadas,
lágrimas expandidas que no se secan aún cuando desaparezcan,
frustraciones inducidas o voluntades desplazadas...
por ello, al ingresar a lugares donde el tiempo ha permanecido cobijado,
inmóvil, revolviéndose en sí mismo,
deja que el aire refresque los contenidos,
permite a las ideas vagar hacia el contorno,
deja que los espíritus fluyan hacia el espacio...
entonces, sólo entonces, el pasado dejará lugar a lo que llega.
el dispensador: miradas del recién llegado. Junio 30, 2009.-
DEDICADO A: los pasados vivos...
pintura del maestro Jorge Frasca que me trae el recuerdo de un lugar (recodo) que amo.
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