domingo, 9 de junio de 2013

POSEIDÓN ► Comunión con el mundo - 07.06.2013 - lanacion.com  

Comunión con el mundo - 07.06.2013 - lanacion.com  



Literatura europea

Comunión con el mundo

En los textos de Cartas de Poseidón, Cees Nooteboom dialoga con la mitología griega pero, sobre todo, despliega un singular arte de la observación, hecho de erudición y asociaciones
Por   | Para LA NACION


Setenta y seis textos componen Cartas a Poseidón . Este libro, explica Cees Nooteboom, tiene como propósito escribir a ese dios cartas que versen "sobre cosas que leo, veo y pienso". La prescindencia de una finalidad rigurosa le otorga a la obra una libertad orientada hacia el encanto de lo fragmentario y evidencia la curiosidad omnívora del escritor holandés por el mundo que lo rodea. Una noticia o una sencilla experiencia de su vida pueden merecer que les dedique una o dos páginas de austera reflexión.

El material es muy heterogéneo: el casamiento de un hombre con una muerta, que requirió el permiso del presidente de Francia; el descubrimiento de una galaxia, la conversación telefónica que mantiene desde Menorca con una colega estadounidense que está en Dublín, un infanticidio, unas plantas acuáticas que forman praderas submarinas, el encuentro con un chico que le despierta la extraña sensación de haberse cruzado consigo mismo.

Detrás de la apariencia de miscelánea surge la visión unificadora de Nooteboom cuya voluntad indagatoria -expresada en continuas preguntas retóricas- se expande para contar, describir, analizar, suponer e imaginar en su intento por captar la esencia de algo. Se trata de un ejercicio exento de soberbia, casi un juego por su espontaneidad y porque se justifica en sí mismo sin la ambición de arribar a grandes revelaciones. Sus inquietudes metafísicas suelen quedar suspendidas en interrogaciones: "¿Cuándo existe una persona?", "¿Está igual de muerto alguien que lleva dos mil años muerto que quien falleció el año pasado?", ¿"Qué es más misterioso, ser mortal o inmortal?".

Uno de sus estímulos es la contemplación de pinturas, dibujos y fotografías. Incluso un muro puede predisponer a su sensibilidad para ver en él un poema en el que han intervenido "el viento del norte, el calor de agosto, las lluvias de febrero". En el caso de Asedio de Aire-sur-la-Lys, de Pieter Snayers, su fascinación por el cuadro lo lleva a identificarse con uno de los soldados españoles que participaron del asedio y que será rescatado de la muerte cada vez que alguien mire la pintura. Sin embargo -concluye Nooteboom-, ni el arte ni la historia podrán decir nada sobre los pensamientos de aquellos hombres.

La naturaleza también le motiva observaciones. Puede conmoverse por un ágave próximo a morir de su jardín español o contrastar irónicamente la imagen de un idílico paisaje primaveral con la implacable necesidad de alimento de los seres vivientes y dictaminar: "La naturaleza es comestible. Todo está listo para comer". Su empatía animista convierte en una suerte de amuleto un pedazo de pared encontrado en la Reserva Ecológica de Buenos Aires, y diseña un bestiario en el que hay lombrices cuya "triste escritura expresa un anhelo de muerte", un pulpo que vive a dos kilómetros y medio de profundidad, una ballena que al morir provee un "gran banquete funerario que puede durar cientos de años". Un pez del río Amazonas llamado pirarucú, que lleva veintitrés millones de años en el planeta, lo hace pensar en la inmortalidad de la especie de manera similar a la de John Keats en su "Oda a un ruiseñor".

Nooteboom demuestra una pasión por la minuciosidad que quizá provenga de la escuela flamenca de pintura, trasmutada en literatura. Una sólida erudición le permite trasladarse sin alarde por diferentes épocas y disciplinas culturales desplegando sin pausa su capacidad asociativa. De una moneda arrojada al Río de la Plata por Borges pasa al hundimiento del anillo del Dux en Venecia y a los infinitos hundimientos de cuerpos ("marineros, piratas, buceadores, víctimas de tiburones, náufragos, suicidas") que, junto con el de un avión, los del Titanic y del Graf Spee, constituyen un "ballet aterrador". Le basta ver a una tortuga, como él mismo reconoce, para comenzar con sus "piruetas mentales" que lo conducen primero a la paradoja de Zenón de Elea sobre la tortuga y Aquiles, y después al rey de España, que acaba de ser operado del talón.

La mitología griega ocupa un lugar fundamental en su libro. Aunque no da una razón precisa para la elección de Poseidón como destinatario de sus cartas, este dios reaparece una y otra vez en los textos en su papel de silencioso interlocutor y como símbolo de la cultura helénica. El escritor holandés parece sentirse mucho más a gusto con la indómita sensualidad del politeísmo pagano que con las distantes abstracciones del monoteísmo cristiano. Los dioses griegos -reflexiona- nos acercaron "a todo cuanto nos inflige dolor y nos brinda la vida, a todo cuanto somos capaces de entender. De lo otro no entendemos nada. Y ante esa nada se nos exige postrarnos, pero ¿quién se postra ante la Nada?".

En Cartas a Poseidón se intuye cierta añoranza por una sacralidad perdida y un sereno fatalismo. Sus páginas muestran a un humanista del siglo XXI que invoca a la divinidad oceánica -elemento primordial y antagonista-, para que lo asista en su incesante comunión intelectual con el mundo.

Cartas a Poseidón



 
Cees Nooteboom
Siruela
Trad.: Isabel-Clara Lorda Vidal
221 páginas
$ 175.


Poseidón - Wikipedia, la enciclopedia libre
Poseidón[2] (griego antiguo: Ποσειδῶν[3] , romanización: Poseidỗn, pronunciación: clásica: poseːdɔ́ː̀n , Koiné: po̞siːdˈo̞ːn , bizantina: posiðˈon) es el dios del mar, las tormentas y, como «Agitador de la Tierra», de los terremotos en la mitología griega. El nombre del dios marino etrusco Nethuns fue adoptado en latín para Neptuno (Neptunus) en la mitología romana, siendo ambos dioses del mar análogos a Poseidón. Las tablillas en lineal B muestran que Poseidón fue venerado en Pilos y Tebas en la Grecia micénica de finales de la Edad del Bronce, pero fue integrado en el panteón olímpico posterior como hermano de Zeus y Hades. Poseidón tuvo muchos hijos y fue protector de muchas ciudades helenas, aunque perdió el concurso por Atenas contra Atenea. Le fue dedicado un himno homérico


el dispensador dice: nada es como parece... nada es como lo cuentan... nada es como figura en la historia manipulada... antes que la humanidad fuese transplantada a la Tierra, ésta era un caos geológico, ordenado según los preceptos de la creación, pero caos al fin... la humanidad permanecía a la espera, sin poder nacer, sin poder asistir a los ciclos de los tiempos respirables, sin mundo para ejercer los destinos, atrapada en paraísos, purgatorios e infiernos "pendientes"... para entonces ya había "gastado" varios mundos... sin aprender a recuperarlos... siempre soberbia... siempre limitada por sentidos escasos, menos por entonces... esperaba... ¿quién trajo el aire a la Tierra?... ¿quién trajo el agua a la Tierra?... ¿quién contribuyó a ordenar el caos?... ¿quién hizo que la vida fuese potencialmente posible?... ¿quién?... muchos fueron los actores convergentes en voluntades y esfuerzos... muchas fueron las sapiencias confluyentes, necesarias para el hecho... el universo tal como se ve demanda espíritus para ser transitado, de extremo a extremo... a sabiendas que para las almas nada queda lejos... y que el aura identifica a los cuerpos... así como sus calidades espirituales... Poseidón fue el encargado de traer las aguas, de allí su trascendencia... ya que ello demandaba sabiduría de los equilibrios necesarios, de las químicas prudentes, de las fricciones adecuadas... esas que hacen que "el agua", las aguas sean "fuentes" que abran el desfiladero que conduce hacia el "mañana necesario"... ese tiempo que se ve antecedido por el "ayer", pero que se revela en el "hoy" como energía cinética en plena ejecución... sí, Poseidón lo hizo, y no era un mito griego... ya que la humanidad espiritualizada debería esperar aún mucho tiempo para poder "ser", para verse acondicionada a la posibilidad de "estar"... las mitologías no le proporcionan suficiente honor. Él mismo fue quien ordenó la distribución de los asentamientos humanos en los comienzos de la Tierra "humana"... guiando el llamado "sacrificio fundacional" traducido por atlantes y lemures, en un tiempo que se ha extraviado hasta el próximo transplante. Al conducir los "sentidos" de las aguas, Poseidón hizo la magia necesaria para distribuir los vientos... agitando la Tierra para su debida oxigenación... al desaparecer Atlántida y Lemuria, en una noche de ensueños poseidónicos... los griegos recuperaron del Egipto Nubio la memoria pre-Ptolomeica, por ende pre-Alejandrina... transformando las visiones santuariales de los oráculos, reviviendo en Delfos su "vibra"... para lo cual demandaron el concurso de Apolo... cuando fue negado, Poseidón perturbó la función neuronal de algunos humanos, creando las epilepsias y otras patologías neurológicas que perduran hasta hoy... acrecentándose según los olvidos y las omisiones sin remordimientos. ¿quieres conectarte con Poseidón y su estirpe?... escríbile una carta... colócala en una botella... apropiadamente acorchada, sin aire dentro... lánzala al mar, desde un acantilado... y él, Poseidón te responderá la petición... en hechos, en sueños, en la herencia de tu destino. JUNIO 09, 2013.-

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