ARTE | En un barrio londinense
¡Agárrate como puedas!
'Dalston House' está causando furor en Londres.| C.F.- Una instalación de Leandro Erlich crea sensación en el barrio de Dalston
- Los visitantes siente que trepan por un edificio victoriano en plena calle
- El artista argentino está considerado el 'maestro de la ilusión'
Esta casa conviene treparla a gatas y sin despegar los pies del suelo. También se puede caminar por sus paredes, aunque el efecto no es el mismo. Lo más aparente es sin duda colgarse de una mano o de un dedo desde unas de sus ventanas. O hacer el pino en ellas sin miedo caerse...
Los niños son los que más disfrutan, aunque algún que otro retoño no comprende lo que está pasando y se echa a llorar, o sale corriendo despavorido. Los mayores se lo pasan en grande, emulando a Spiderman en la vieja fachada victoriana, que parece como caída del cielo.
El caso es que la casa tiene 'truco'. El mismo que tenía en Le Centquatre parisiense, sólo que allí saltaba más a la vista. Aquí, en el barrio de Dalston, en el lejano este londinense, la falsa fachada está totalmente integrada en el roto urbano de Ashwin Street, donde se están formando largas colas esta semana para comprobar el prodigioso efecto.
Se trata en realidad de una instalación artística, obra del argentino Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), considerado mundialmente como "el maestro de la ilusión". La fachada, de 10 por siete metros, está en realidad clavada en horizontal en el suelo. Por ella caminan tranquilamente e improvisan sus 'malabarismos' los visitantes, que pueden verse reflejados como si estuvieran en la vertical, gracias al reflejo de un enorme espejo en un ángulo de 45 grados.
"El 'truco' no está pensado para engañar, sino para ser descubierto", confesaba recientemente Erlich a 'El Cultural'. "De hecho, está ahí con un grado de simpleza que permita entender en el acto cómo están elaboradas las cosas".
El 'descubrimiento' no rompe la magia y, si no fuera por el personal del Barbican Center que espolea a los curiosos para que vayan dejando paso, posiblemente nos quedaríamos allí toda la mañana, colgados boca abajo en la ventana para mejorar el riego sanguíneo.
"Lo ilusorio nos ayuda a comprender precisamente que la realidad es una construcción", sostiene Erlich a pie de obra, encaramado a su fachada para el vídeo de la BBC que le ha dado una inusitada dimensión a su obra, titulada tal que así: 'Dalston House'.
La instalación tiene también algo de escenario teatral, o de decorado de cine. Al fin y al cabo Erlich se siente eternamente deudor del séptimo arte, del que toma ocasionalmente prestadas las estrategias de simulación y las ilusiones ópticas.
En 'La torre', instalada en el patio del Reina Sofía, cualquiera podía espiar lo que se cocía en el piso de arriba (y ser espiado al mismo tiempo por el vecino, gracias a un complejo sistema de espejos). Con un pie casi siempre en Europa, la obra de Elrich puede cotemplarse estos días en la galería NoguerasBlancard de Barcelona.
Al este de Londres, entre los grises de Daslton, tenemos de momento todo el verano para asomarnos al espejismo de Ashwin Street y "reflexionar sobre lo frágiles que son las primeras impresiones y las certezas".
el dispensador dice:
juego de lados,
planos inclinados,
triángulos cortados,
rectángulos quebrados,
extrañas verticales,
desplazados los planos,
¿dónde está arriba?,
¿dónde está abajo?,
las sensaciones caen por sus lados,
los sentidos se ven torturados,
asistiendo a las obras de un teatro urbano...
agarrate de tus manos,
tomarse de los brazos,
sin saber si se está parado,
sin reconocer si se está recostado,
bello juego de los planos inclinados,
perpendiculares que han cambiado,
según la pasión por las perspectivas,
según la ilusión de los ángulos...
cabeza arriba,
cabeza abajo,
cuando se deforma la ilusión,
el sentido se torna campana,
golpeando como badajo...
JUNIO 28, 2013.-
Los niños son los que más disfrutan, aunque algún que otro retoño no comprende lo que está pasando y se echa a llorar, o sale corriendo despavorido. Los mayores se lo pasan en grande, emulando a Spiderman en la vieja fachada victoriana, que parece como caída del cielo.
El caso es que la casa tiene 'truco'. El mismo que tenía en Le Centquatre parisiense, sólo que allí saltaba más a la vista. Aquí, en el barrio de Dalston, en el lejano este londinense, la falsa fachada está totalmente integrada en el roto urbano de Ashwin Street, donde se están formando largas colas esta semana para comprobar el prodigioso efecto.
Se trata en realidad de una instalación artística, obra del argentino Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), considerado mundialmente como "el maestro de la ilusión". La fachada, de 10 por siete metros, está en realidad clavada en horizontal en el suelo. Por ella caminan tranquilamente e improvisan sus 'malabarismos' los visitantes, que pueden verse reflejados como si estuvieran en la vertical, gracias al reflejo de un enorme espejo en un ángulo de 45 grados.
"El 'truco' no está pensado para engañar, sino para ser descubierto", confesaba recientemente Erlich a 'El Cultural'. "De hecho, está ahí con un grado de simpleza que permita entender en el acto cómo están elaboradas las cosas".
El 'descubrimiento' no rompe la magia y, si no fuera por el personal del Barbican Center que espolea a los curiosos para que vayan dejando paso, posiblemente nos quedaríamos allí toda la mañana, colgados boca abajo en la ventana para mejorar el riego sanguíneo.
"Lo ilusorio nos ayuda a comprender precisamente que la realidad es una construcción", sostiene Erlich a pie de obra, encaramado a su fachada para el vídeo de la BBC que le ha dado una inusitada dimensión a su obra, titulada tal que así: 'Dalston House'.
La instalación tiene también algo de escenario teatral, o de decorado de cine. Al fin y al cabo Erlich se siente eternamente deudor del séptimo arte, del que toma ocasionalmente prestadas las estrategias de simulación y las ilusiones ópticas.
Otras instalaciones de Erlich
El artista argentino ya nos obligó a frotarnos más de una vez los ojos en la Bienal de Venecia del 2001 con la instalación Swimming Pool (1999), en la que el espectador se veía de improviso sumergido en una piscina llena de agua. En 'Carrousel', presentada siete años después en la Bienal de Liverpool, la monotonía diaria daba vueltas y más vueltas ante nuestras pupilas en un edificio de apartamentos convertido en un tiovivo (o viceversa).En 'La torre', instalada en el patio del Reina Sofía, cualquiera podía espiar lo que se cocía en el piso de arriba (y ser espiado al mismo tiempo por el vecino, gracias a un complejo sistema de espejos). Con un pie casi siempre en Europa, la obra de Elrich puede cotemplarse estos días en la galería NoguerasBlancard de Barcelona.
Al este de Londres, entre los grises de Daslton, tenemos de momento todo el verano para asomarnos al espejismo de Ashwin Street y "reflexionar sobre lo frágiles que son las primeras impresiones y las certezas".
el dispensador dice:
juego de lados,
planos inclinados,
triángulos cortados,
rectángulos quebrados,
extrañas verticales,
desplazados los planos,
¿dónde está arriba?,
¿dónde está abajo?,
las sensaciones caen por sus lados,
los sentidos se ven torturados,
asistiendo a las obras de un teatro urbano...
agarrate de tus manos,
tomarse de los brazos,
sin saber si se está parado,
sin reconocer si se está recostado,
bello juego de los planos inclinados,
perpendiculares que han cambiado,
según la pasión por las perspectivas,
según la ilusión de los ángulos...
cabeza arriba,
cabeza abajo,
cuando se deforma la ilusión,
el sentido se torna campana,
golpeando como badajo...
JUNIO 28, 2013.-
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