“En Guadalajara siguen mandando los mismos desde hace 500 años”
El escritor fabula en su última novela, ‘Olinka’, sobre la especulación inmobiliaria, el crimen y las guerras de poder entre la clase alta mexicana
México
Antonio Ortuño en la Feria del Libro de Guadalajara de 2017 FIL
Antonio Ortuño está viviendo desde el verano pasado a casi 10.000 kilómetros de Guadalajara, pero acaba de publicar su novela más cercana a su hogar de siempre, la más tapatía. Olinka (Seix Barral) es una historia entre el thriller, los enredos de la mafia y las ansias de venganza, aunque el verdadero protagonista es el retrato deformante y satirizado de la ciudad de Guadalajara.
El corazón de Jalisco, un símbolo mexicano, donde se promulgó el fin de la esclavitud, una potencia económica y cultural, la sede de multinacionales tecnológicas, la cuna del primer gran cartel del narcotráfico. Una ciudad donde a pesar de todo, “500 años después siguen mandando los mismos de una manera muy retorcida y casi zombi porque se han adaptado a todo: al virreinato, la independencia, la reforma, la revolución, a guerra cristera, el priísmo y el post priísmo. Se saben trepar a todos los árboles” cuenta por teléfono desde Berlín, donde está realizando una residencia artística de un año por la que han pasado gigantes como Susan Sontag o Jim Jarmusch.
No hay comentarios:
Publicar un comentario