Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
EL PARALELO SIMULTÁNEO
Sabes entonces que hay al menos un paralelo de la Tierra… sabes entonces
que hay al menos un simultáneo de la Tierra… mientras algo ocurre en la Tierra
a la que perteneces, algo parecido está teniendo lugar en el paralelo, de
manera simultánea… pero también sabes que hay al menos una decena y más de
paralelos y otro tanto de simultáneos… lo cual hace de la Tierra algo semejante
a un universo en sí mismo… ¿sucede sólo en la Tierra?, no… sucede en todos los
astros del universo visible, incluidas las estrellas… y por consiguiente,
sucede en todos los astros de los universos intangibles… de modo de asegurar
que toda paradoja que tenga lugar en alguno de los ángulos, pueda resolverse de
manera pertinente sin afectar los equilibrios necesarios… ¿entonces hay más de
un cielo?, sí… y no todos ellos son iguales… ¿entonces hay más de un aire?, tal
como el que se respira en la Tierra es único, los paralelos tienen sus
singularidades, y la no necesidad de aire es una de ellas… a medida que
reconoces los paralelos también se van reconociendo sus almas… a medida que
reconoces los simultáneos, también se van reconociendo sus almas… ya que lo que
pasa aquí, puede no suceder allá y viceversa… también puede ocurrir que lo que
tenga lugar en este espacio derive en una alteración en alguno de los próximos…
ello ameritará que sus almas y sus ángeles se dediquen a despejar la ecuación
para crear una nueva… y lo mismo rige para las anomalías… siguiendo un juego
matemático de fórmulas que se despejan unas a otras… siempre con la intervención
de al menos un alma y un ángel de dicha alma… sucede que las alteraciones son
tantas que muchas son las almas dedicadas a resolverlas y sucede que las
anomalías son tantas que muchas son las almas dedicadas a resolverlas… lo cual
indica que nada se pasa por alto… ya que gracias a esto, la eternidad es
sencillamente “eterna”…
Entre los paralelos reinan los impares y entre los simultáneos también…
un paralelo por un simultáneo… así es que aquello de que se trata de una decena
no es exactamente así… cada paralelo representa una dimensión y desde esta
dimensión donde las cosas pueden tocarse, se puede llegar a otra donde todo
exista y nada pueda tocarse… donde hay espíritus que no necesitan de manos, ni
de pies, ni de ojos, ni de oídos, ni de sentidos… espíritus legítimos que
tienen a cuesta un alma que le confiere entidad al karma, y una consciencia que
le confiere entidad al “ser” sin necesidad de tener que disponer de un cuerpo… de
hecho, “ser” es una entidad que supera la disposición de un cuerpo… para “ser”,
necesitas que la esencia anide en un alma… que el espíritu tome consciencia, y
que ésta consciencia agregue valor a la eternidad de la que se proviene…
asegurando que nada en sea vano… y se haga honor al tiempo, que se recibe cada
vez que despiertas, o cuando ya te has convertido en letra muerta…
De hecho la Tierra como planeta tiene once dimensiones paralelas y
simultáneas donde ocurren cosas todo el tiempo… asumiendo que el tiempo corre
únicamente en donde los seres humanos disponen de un cuerpo, pero dicho tiempo
no existe en las otras dimensiones… siendo que las cosas funcionan de diferente
manera entre un lado y los otros, aquí se producen alteraciones y anomalías y
en las otras dimensiones se resuelven o se despejan… de algún modo se corrige
lo que aquí se teje… de algún modo se ata lo que atan los hechos… de algún modo
se desatan los nudos mal hechos…
así es que dentro de los humanos que andan en sus calles y siendo
atravesados por sus respectivas vidas, hay algunos que tienen parte de su karma
aquí, y parte de su karma en alguno de los paralelos simultáneos… teniendo cada
cosa su motivo, ya que no se trata de privilegio ni nada que suene parecido,
por el contrario no es fácil vivir con dos consciencias simultáneas transitando
diferentes realidades… dicho espíritu necesita de singularidades inherentes a
la duplicación… y este planeta mal llamado Tierra, no sólo contiene miles de
especies propias, sino que contiene “visitantes” que nacen de madre y parecen
humanos, cuando en verdad distan de serlo, porque se trata de pasajeros de
otros mundos… o simplemente viajeros que adquieren entidad humana al sólo
efecto de no ser descubiertos por la miseria humana y sus mezquindades, que
conducen a sus víctimas a laboratorios, zoológicos o museos…
El universo es más simple y al mismo tiempo más complejo de lo que se
pueda suponer… ya que su mecanismo de relojería, el que lo mueve, lo ordena y lo
corrige a sí mismo, una y otra vez, lo cual demanda concertación de almas y
comunión de espíritus, además de una singular armonía de consciencias… es un
mecanismo que excede la comprensión humana… sus engranajes no son ni visibles
ni tocables, y se estabilizan a sí mismos asegurando que nada deje de ser cómo
es, sea lo que sea lo que desordene… y dado que el todo reboza de vida, sus
formas se expresan de manera imaginable en la sencillez del pensamiento, pero
lo hace de manera inimaginable a medida que el “ser” prescinde del “ego” para
llegar, justamente, a “ser” sin necesidad de “estar”… algo impensado para el
humano denso que asume que los demás son desechables, aunque él no… haciendo
todo lo posible para trampear la vida, o bien, tomar ventaja del desprevenido
para luego despojarlo de su esfuerzo diezmándole la voluntad… la pobreza que se aprecia en la Tierra
pertenece sólo a ella… la miseria que se encuentra en la Tierra es patrimonio
humano, del mismo modo que la mezquindad… en ningún otro rincón del universo se
permitiría semejante barbarie, algo que se traduce en destrucción por la
destrucción misma, impidiendo que el prójimo “sea” y “haga” por los demás todo
lo que esté a su alcance para dar forma a un mundo mejor… de hecho, la
competencia oxida y carcome el espíritu… sólo la cooperación provee de sentido
a un karma que necesita nutrirse del sí mismo para seguir siendo de cara a la
eternidad… pero esta civilización humana es utilitaria per se, y entiende que
todo lo es… lo cual la conduce directamente a su autodestrucción… un comerse a
sí mismo… o bien., un devorarse a sí mismo a partir del momento que se intenta
destruir al prójimo… eso, definitivamente, tiene un costo en la eternidad…
simplemente “no ser”… mal que le pese a quien sea o de quien se trate…
Como sea que cada uno lo entienda, las cosas son como son más allá de la
voluntad humana… de las ganas que esto sea o deje de ser… de querer que esto
tenga entidad como te place o deseas… así es que los paralelos simultáneos aún
siendo de libre acceso, de libre disponibilidad, de portales abiertos, son
inaccesibles al ser humano cuyo espíritu no coincide con la finalidad eterna…
esto es que pretender un lugar en el paralelo simultáneo a partir de un interés
o una conveniencia, es algo que cierra la puerta, la desdibuja e impone un muro
impenetrable… frontera entre el espíritu y el alma… frontera entre ambos y la
consciencia… lo cual obliga al “ser” a permanecer de este lado donde lo único
que vale es lo que tienes… lo que puedes tocar… lo que puedes disponer… sea
propio o ajeno… es decir, que el ser humano se fabrica un muro que lo encierra
en el sí mismo y le impide ver, y además, le impide entender… entonces, el
interés y la conveniencia no son otra cosa que muros… cuanto mayor es el
interés más grueso es el muro… cuanto mayor es la conveniencia más alto es el
muro…
Así es que el ser humano tiene no sólo un pensamiento muro, sino también
una vida amurallada que evita que pueda huir tomando dimensión del sí mismo… y
sin dimensión del sí mismo… la felicidad es una entidad inaccesible, ya que
esos espíritus demandan sufrir para saberse vivos, y cuando no les alcanza con
su propio sufrimiento, producen sufrimiento a los otros, para satisfacer y
minimizar el propio… y dado que nunca le resulta suficiente la dosis, siempre
van por más… aumentando la apuesta del dolor ajeno que le disminuya el
sentimiento del propio… a eso se le llama “infierno”… una especie de hoguera
donde el espíritu arde sin cesar… buscando que otros se quemen y penen por su
dolor… un hecho que se repite hacia donde mires… porque este ser humano ha
naturalizado el sufrimiento propio a partir del sufrimiento de todos los demás…
donde encuentra la satisfacción de saberse que no es único… asumiendo un camino
que no lo conduce a ninguna parte, pero que le asegura que al menos no estará
solo en la debacle y que siempre encontrará a alguien más que pueda ser
empujado al abismo… sin darse cuenta que, al empujar a otro al abismo, él mismo
se está arrojando a él… implacablemente así…
La felicidad que no está en la propia alma, no podrá encontrarse en
ninguna otra parte…
La felicidad que no está dentro del propio espíritu, no podrá
descubrirse en ningún santuario…
La felicidad de la que no se tiene consciencia, que no se encuentra en
la esencia del sí mismo, no estará en ningún lado y se confundirá con el placer
de obtener algo, un instante que se esfumará tan rápido como se alcance… un
momento que se desdibujará inmediatamente después de haber sucedido… imponiendo
una nostalgia dolorosa que necesitará del sufrimiento de los prójimos para
saciarse por un rato, hasta repetir la experiencia, una y otra vez…
Pero el paralelo simultáneo encuentra a almas felices y a espíritus
realizados en lo poco, quizás en lo mínimo… porque cada uno de los once
paralelos simultáneos guarda su razón, su idea, y sobre todo su motivo… siempre
inherente a sostener las fuentes, resolver las anomalías, despejar las
paradojas, y restituir los destinos… simplificando la visión de algo que supera
la imaginación humana… por ejemplo, la felicidad de apreciar el mar y sus
ruidos… la felicidad de respirar la montaña… la felicidad de saberse
descubridor de la propia fuente… la felicidad de reconocerse único ante la
eternidad… la felicidad de saberse libre de cargas… la felicidad de sentir que
los pies vuelan… la felicidad de dar sin recibir nada a cambio y sobre todo,
sin esperar nada del prójimo… allí la felicidad se vuelve escala que permite
que el alma ascienda a su propia duna, para sentarse en ella y admirar la imponencia
del desierto concedido… no es algo que te ofrecen, sino algo que te conceden…
hete aquí la diferencia… te conceden entenderte… descubrir tu esencia y saber
que eres mucho más que un cuerpo de ocasión… al regresar al estado gaseoso,
sigues conservando el alma, el espíritu y la consciencia, es decir, sigues
siendo el mismo, con tu sí mismo a cuestas…
O sea… o sea… en uno de los paralelos simultáneos están las fuentes de
las fuentes… un agua que supera la razón humana…
O sea… o sea… en uno de los paralelos simultáneos residen las ideas del
sí mismo… del ser en el uno mismo… una entidad que se ubica más allá del valor
del “yo”…
O sea… o sea… en uno de los paralelos simultáneos se conservan los
motivos de cada sí mismo… ya que cada “ser” guarda un motivo relativo a su
esencia y sólo a ella… entendiendo que “ser” no es sinónimo de cuerpo…
O sea… o sea… en uno de los paralelos simultáneos se encuentra la
biblioteca del mundo de las ideas, aquel que describía Platón, sólo que se
trata de la reserva universal de aquello que respalda a los dones encarnados,
pero también respalda los dones de las almas que no lo están… por ello, la
propiedad intelectual y los derechos de autor no son otra cosa que un recurso
humano, mezquino, de hacerse de monedas que le habiliten a sobrevivir… y apenas
te he mencionado a cuatro de los once paralelos… una acción que busca motivarte
a buscar… algo que sólo se puede encontrar en el sí mismo… ya que esto no se cuenta,
se descubre tras un largo camino construido a partir del sí mismo…
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
todo está bajo registro de propiedad intelectual
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