te vi de lejos, palacio antiguo,
reflejabas tiempos, llenos de silencios,
misterios olvidados sobre una piedra
rodeada por sentimientos de lino...
al acercarme el mantial cortó mi senda,
percibí la frescura húmeda de aquella tierra,
ya sin gentes, pero con mucha alma,
parecía un monumento, pero apenas se veían piedras...
al encontrar el camino, creí escuchar la puerta,
pero sólo había tiempo convertido en tierra,
quizás un soplo divino, por qué no algo de tiempo,
creí ver una luz... no, eran mis recuerdos...
al ver tu rostro, escuché a la piedra,
llamaba mi alma, para que fuera tierra,
se decía olvidada, también eterna,
allí no había hombres, miradas raras
que hablaban en silencio, el rugido de las piedras...
pregunté a la imagen cuál era el rostro,
me dijo ser luz, dentro de una piedra,
se hizo color, para que yo lo viera,
me dejó tiezo, tanto calor de Dios con forma de piedra...
inquieto busqué en los recintos,
veía raíces, escuchaba silencios,
notas de un laud, quizás de otro tiempo,
buscando un espectador curioso,
soñando en el viento...
rodeé tu contorno siguiendo las horas,
sólo escuchaba piedras hablándole al silencio,
decían que había soledad, tristeza y viento,
pero también felicidad de los hálitos de aquellos tiempos...
caminé tus calles, visité tus patios,
me enseñaste un mundo perdido de hombres sabios,
silencios agudos, silencios graves,
cadentes notas de piedra amarga,
sabiduría profunda, había en tus labios...
al caer la tarde, me ahogué en el llanto,
perdí el recuerdo, me convertí en nostalgia,
apenas esencia de piedra que al llegar la noche,
se quedó sin sombra...
EL DISPENSADOR: sombras del recuerdo, silencios de la piedra, sabiduría de los tiempos. Marzo 30, 2009.
DEDICADO A: las almas que escuchan a las piedras, saben de su perfume, de su sabiduría eterna, estarán aún aquí, cuando me convierta en tierra.-
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